martes, 1 de marzo de 2022

Celebró la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco su XXV Congreso Anual


 La Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco fue fundada en Guadalajara el 23 de noviembre de 1995, para agrupar a esos “historiadores de plaza pública” a los que se refería don Luis González y González, fundador de la microhistoria: los cronistas, personajes que, con nombramiento, con recursos y respaldo públicos o sin ellos, llevan un registro del acontecer, investigan y difunden la historia de sus comunidades, contribuyendo a “rescatar, registrar, difundir y defender” la cultura de cada región de Jalisco.

Desde la fundación de la Asociación se acordó celebrar Congresos de forma anual, para que los cronistas intercambiaran experiencias y datos, informaran de sus actividades y presentaran sus libros. Estos Congresos ocurrieron puntualmente en noviembre de cada año, interrumpiéndose únicamente en 2020 y 2021 debido a la pandemia de COVID-19. Sin embargo, en este 2022 la Asociación se ha propuesto ponerse al corriente con la continuidad de sus Congresos, dando un primer paso en este sentido celebrando, en el majestuoso y porfiriano Teatro de Atequiza su Congreso XXV el pasado sábado 26 de febrero.

Este teatro, construido en 1886 por el hacendado de Atequiza, Manuel Cuesta Gallardo, fue un marco inmejorable para esta reunión de cronistas: su belleza arquitectónica es notable, en el estilo europeo en boga en esa época. Los organizadores se esmeraron no solo en hacer sentir como en su casa a los visitantes sino también en hacer lucir al teatro como en su apogeo: dispusieron, con la ayuda de alumnos de la Normal Rural de Atequiza, un tapete de bienvenida al arranque de la escalinata de entrada al teatro, cuyo complicado diseño fue logrado a base de aserrín coloreado, colocaron guirnaldas en las columnas interiores y en la orilla del escenario y montaron una exposición del fotógrafo Octaviano de la Mora, uno de los grandes personajes de Atequiza, en el vestíbulo. Todo estaba listo, desde mucho antes de las 10:00 de la mañana, para que los trabajos se desarrollaran en el mejor de los ambientes.



Con la asistencia de unas 50 personas, entre cronistas y visitantes, las actividades del Congreso comenzaron a las 10:50 horas, entonando el Himno Nacional. Enseguida el regidor del Ayuntamiento de Ixtlahuacán de los Membrillos, Carlos Méndez Gutiérrez, en representación del presidente municipal, dio la bienvenida a los asistentes, comentando que sin el trabajo de los cronistas mucha información se perdería en el camino.

El siguiente mensaje fue del presidente de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco, Pedro Vargas Ávalos, que comenzó con un agradecimiento a las autoridades municipales, a los cronistas y a los constructores del teatro, con un recuerdo para el hacendado Manuel Cuesta Gallardo. Recomendó también a las autoridades imponerle un nombre a este teatro, uno de los más hermosos de Jalisco, a la manera del Degollado de Guadalajara y el José Rosas Moreno de Lagos. Para finalizar hizo una reflexión sobre el valor de publicar un libro, visto como inversión pública: su costo es varias veces menor a, por ejemplo, un tendido de red de drenaje, pero su trascendencia es mucho mayor en el tiempo. “No hay que desdeñar el hacer libros”, dijo, pues este soporte para las ideas sigue prevaleciendo y manteniendo un lugar a pesar de la existencia de nuevas tecnologías de la información. Con un elogio al trabajo del cronista, “misionero de la cultura”, dio la bienvenida al Congreso.

El tercer mensaje de la mañana corrió a cargo de Gabriel Montes, quien compareció con la representación de José Castellanos Higareda, presidente de la Asociación de Cronistas de Michoacán, quien mencionó que se sigue trabajando en la conformación de una asociación que reúna a los cronistas de los Estados del Occidente. A nombre del presidente municipal de Sahuayo, invitó a visitar esa ciudad, que después de muchos años tiene nuevamente un Consejo de la Crónica.

Luego de estos mensajes se procedió a la entrega del reconocimiento como cronista honorario de Atequiza al señor Francisco José Michel Padilla, que fue puesto en sus manos por los integrantes del Consejo de la Crónica de Ixtlahuacán. Esto como un estímulo a su trabajo en la difusión de la historia y la cultura de Atequiza, que ha realizado por años convirtiéndose un referente de esta comunidad.

Enseguida comenzó la presentación de trabajos y publicaciones de los cronistas, de los que hago enseguida un apretado resumen, en orden cronológico:

Rogelio Ochoa, de Chapala, hizo una exposición sobre la filmación de películas en Atequiza, realizadas en 1896 por el cineasta francés Veyre y que fueron estrenadas en el Liceo de Varones de Guadalajara en diciembre de ese año. Fueron las primeras películas filmadas en México, fuera de la capital del país, y muestran escenas cotidianas de la vida en la hacienda: tareas del campo, jugadas de gallos, bailes… en la exposición se exhibieron también, en una pantalla al fondo del escenario, algunas de estas películas.

Performance de la Muerte.


Al término de la presentación del cronista de Chapala presenciamos un par de excelentes números artísticos: una presentación de danza árabe por la maestra Claudia Flores Delgadillo y un performance de Día de Muertos, con elementos de danza flamenca, a cargo de la maestra Verónica Reyes Cervantes, quien bailó las piezas La Llorona y Cucurrucucú paloma, en honor del cronista Dionisio Sandoval, fallecido en octubre de 2020.

Cristina Flores, de Ixtlahuacán de los Membrillos, comentó el libro Ignacia Riesch. Una mujer de honor y bien templado corazón, de Rubén Rodríguez García. Es la historia de la también llamada Barragana, una habitante de Atequiza que luchó contra los invasores franceses con las armas en la mano, imponiéndose al mismo tiempo a la sociedad machista de su época, que al final terminó llevándola al suicidio.

Gabriel Michel Padilla, de El Limón, presentó su libro Diligencias de Zacapala, una historia del conflicto legal desatado en 1591 en el valle de Autlán luego de la solicitud de tierras del pueblo de Zacapala por el español Bernardino de Sámano. En el proceso, que se describe en el libro, los indios se defendieron sin complejos y con el apoyo de la autoridad local, en la persona del alcalde Gonalo Velázquez de Lara, que les proporcionó incluso intérpretes para su defensa. Con “un toque de tragedia y poesía”, este proceso sería una de las primeras obras literarias del Occidente de México.

Juan Frajoza, de Yahualica, presentó su libro El sacramento ya se perdió y lo llevó el aire, también basado en un proceso legal de la colonia, pero este llevado por la Inquisición contra el español Juan de Morales, vecino de San Juan. Este proceso contiene datos del contexto social de los Altos en esos años: cuáles eran las propiedades de un estanciero, su relación con los indígenas, la variedad racial y la transculturación de los pueblos indios, entre otros.

Ignacio Gómez Zepeda, de El Grullo, presentó uno de sus nuevos libros, El Mandamás del mercado, una relación biográfica del comerciante Tarcisio Jiménez, impulsor de la actividad económica en El Grullo y forjador de una fortuna que terminaría diluida entre disputas e intrigas familiares, quedando su próspero negocio, eje del comercio en la región, reducido a la nada.

Manuel Flores Jiménez, de Jocotepec, presentó sus libros Memorias del silencio, Del silencio vienen las memorias y Crónicas de San Francisco Xocotepec. Dijo que estos libros no tienen un orden cronológico debido a las lagunas que existen en los archivos de su municipio, pero incluyen datos sobre personajes, situaciones y lugares relevantes: Marcos Castellanos, José Pablo Márquez, una queja de los indios de Jocotepec a Miguel Hidalgo…

América Arellano, de Tuxpan, presentó Los Cristos de Tuxpan, un catálogo de los cristos que se encuentran en los templos y casas particulares de ese municipio del sur de Jalisco, realizado aun contra los obstáculos que impuso la pandemia.

Carlos Méndez, de Ixtlahuacán, comentó el libro Octaviano de la Mora, inteligente y afamado fotógrafo, de Rubén Rodríguez García, a quien definió como el personaje más relevante de los nacidos en este municipio. Fue fotógrafo durante el porfiriato, participó en la Exposición Universal de París ganando el tercer lugar en su categoría y fue encargado de retratar a la aristocracia, los artistas y celebridades en Guadalajara, México y Nueva York.

Guillermo Tovar, de Autlán.


Guillermo Tovar, de Autlán, presentó su libro Un pueblo que canta. Historia del Orfeón Proa, en el que narra el devenir de este grupo coral conformado y dirigido por el profesor Francisco Espinosa Sánchez y que representó a Autlán en los mejores escenarios de México durante la década de 1950.

Al terminar la serie de presentaciones el vicepresidente de la Asociación de Cronistas, Carlos Martín Boyzo Nolasco, leyó un oficio del presidente municipal de Autlán, Gustavo Salvador Robles Martínez, solicitando se considere a Autlán como sede para una futura celebración del Congreso de Cronistas. También se leyó el reconocimiento como cronista honorario de La Huerta otorgado al periodista Marco Antonio Corral Ramírez, quien no estuvo presente por enfermedad pero le será entregado próximamente.

Antes de pasar a los asuntos administrativos se hizo un recuerdo de los cronistas fallecidos desde el Congreso XXV: María Eva Topete Chávez, de Atenguillo; Dionisio Sandoval Cervantes, quien fuera oficial mayor de la Asociación; Mario Alberto Martínez Lozano, de San Julián; Mario Abel Melchor, de Colotlán, y de los autores del Himno a Jalisco, Felipe Vázquez Barbosa y Moisés Guerrero López.

Ya en la parte estrictamente administrativa se hicieron nombramientos en la directiva de la Asociación: como oficial mayor a Fernando G. Castolo, de Zapotlán; como tesorero a Rogelio Ochoa, de Chapala; y como prosecretario a Octavio Guevara, del Consejo de la Crónica de Tlajomulco.

Pero a los trabajos del Congreso les quedaba todavía un rato de cuerda. Antes de la clausura pudimos presenciar las siguientes exposiciones:

El vicepresidente de la Asociación, Carlos Boyzo, habló sobre la visita de Porfirio Díaz a Jalisco en 1896 para inaugurar un ramal ferroviario de Guadalajara a Ameca, visitando enseguida Atequiza y Chapala. En la travesía por el lago hacia Ocotlán la comitiva sufrió un percance debido a una tormenta, haciendo naufragar la embarcación en que iba el dictador, quien llegó con horas de retraso a Ocotlán, en el vapor Libertad. Una historia narrada con lujo de detalles y que pudo cambiar el rumbo de la historia de México.

Noche feliz.


El cronista de El Limón, Gabriel Michel, mostró su lado artístico tocando el acordeón y cantando acompañado de su hermano José María un par de piezas: Noche feliz, de Guillermo Posadas, grabada por primera vez nada menos que por Enrico Caruso y lamentablemente ya olvidada, y Tequila con limón.

José Chávez García, de Tlajomulco, hizo una exposición sobre Manuel Cuesta Gallardo, su faceta como hacendado y político resiliente y hábil negociador que después de su defenestración siguió en activo en la rama de los negocios, participando en el primer monopolio de la energía eléctrica.

Luego de tres horas de exposiciones y números artísticos, el regidor Carlos Méndez declaró clausurado el XXV Congreso de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco a las 13:55 horas.

Pero los visitantes de los cuatro rumbos de Jalisco todavía estuvimos departiendo un buen rato en los alrededores del teatro: hicimos una visita guiada por don Francisco Michel Padilla para conocer las estatuas traídas de París en tiempos de Cuesta Gallardo para la hacienda, compartimos la comida en la terraza anexa al teatro y visitamos el Museo Etnográfico de Atequiza, que contiene objetos de uso cotidiano desde principios del siglo XX.

A media tarde nos despedimos de nuestros colegas, con la esperanza y el deseo de volver a encontrarnos en el próximo Congreso.

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