Plano del terreno en cuestión. |
El 24 de diciembre de 1956, mediante el decreto 7105, el Congreso del
Estado facultó al Ayuntamiento de Autlán de Navarro para enajenar un predio ubicado en la
calle Valentín Gómez Farías, entre Ángel Martínez y José Corona Araiza,
destinando el producto al mejoramiento y reconstrucción de la escuela de niños
de Los Arquitos, hoy escuela Reforma. El decreto fue publicado el 3 de enero de
1957.
Este predio, que
corresponde a la acera completa del domicilio actual de la escuela de idiomas Proulex,
quedó baldío luego de la demolición que se ejecutó en esa manzana para conectar
la calle de Gómez Farías con José María Mercado, hacia el norte, y era
propiedad municipal.
El Ayuntamiento de
Autlán, presidido por el señor Leopoldo Godoy Cisneros, había solicitado
permiso de venderlo porque el lote se había convertido en "letrina
pública" y, por consiguiente, en un foco de infección y de atentados a la moral
pública. También se le consideraba una carga para la administración municipal
por tener que mantenerlo vigilado constantemente con policías; además de ser "completamente
inútil", por su extensión.
El presidente
Leopoldo Godoy presentó su iniciativa de vender este lote en sesión ordinaria
de Ayuntamiento del 24 de marzo de 1956, en la que fue aprobada por unanimidad.
En la misma sesión se nombró como peritos valuadores para determinar el precio
de este terreno al industrial Jesús Villaseñor Uribe, al comerciante Juan Hanón
Cárdenas y al reconocido albañil José Gómez Llamas, constructor de la plaza de
toros Alberto Balderas. Ellos fijaron el precio del metro cuadrado de este lote
en 40 pesos, dando un precio total de $7,245.60.
Estos hechos
ocurrieron apenas unos meses después de la mudanza de la familia Santana
Barragán, incluido el niño Carlos, a Tijuana, quienes vivieron a pocos metros
de este infausto lote, por la calle de Ángel Martínez. Otros vecinos notables
fueron los Gómez Acosta, matrimonio conformado por el profesor Jaime Gómez
Vázquez y la señora Julia Acosta, padres del también profesor Jaime Gabino
Gómez y continuadores de una dinastía musical que ya rebasa los cien años.
Es el famoso barrio de La Sirena, en el que nació Carlos Santana y en el que, según testimonios de quienes vivieron ahí en esos años 50, se escuchaba música constantemente a lo largo del día, en los ensayos de don José Santana, del también violinista Ramón Corona y de sus compañeros músicos.
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