Recorte de la nota de El Informador publicada el 29 de enero de 1929. |
Si usted está leyendo
este texto en una fecha próxima a la de su publicación, seguramente está
padeciendo, en mayor o menor grado y en una forma u otra, las incomodidades de
la temporal nueva forma de vida a que nos ha reducido la pandemia provocada por
la nueva cepa de coronavirus. Quizás esté cansado de estar recluido en casa,
obligado a tener cerrado su negocio por no ser de un giro esencial, sufriendo
la falta de algunos servicios o sintiendo un poco de ansiedad por la inminencia
de la peor etapa de la enfermedad a nuestra región.
Sin embargo, los
autlenses de hace menos de un siglo, apenas de 1929, lo pasaban mucho peor que
nosotros. Según información del corresponsal en Autlán del diario El
Informador, al iniciar ese año los habitantes de la región tuvieron que
lamentar una gran cantidad de víctimas de gripa, entre ellas muchos muertos. Las
autoridades civiles y militares tuvieron que tomar “medidas enérgicas” para tratar
de detener el avance de la enfermedad. Aunque la nota no lo detalla, hablar de
medidas enérgicas en plena Guerra Cristera seguramente se refería a mucho más que
colocar un cerco a los jardines del centro del pueblo.
Enseguida transcribimos
el párrafo de la nota que habla exclusivamente de Autlán, fechada el 23 de
enero de 1929:
“Es verdaderamente
alarmante la epidemia de gripa que se ha desarrollado en esta ciudad. Los médicos
han redoblado sus esfuerzos para combatirla y a pesar de ello, es notable el
número de griposos que se encuentra en cada hogar, dándose casos, con
frecuencia, de fiebres, de origen palúdico, neumonías y algunos de viruela,
teniendo las autoridades, tanto civiles como militares, que dictar medidas
enérgicas, para ver si es posible contrarrestar el desarrollo de dichas
enfermedades”.
La nota también refiere
que estuvo en Autlán, procedente de Sayula, el señor Eduardo Munzenberger,
quien tuvo que pasar varios días recluido en su habitación del hotel Valencia
mientras se recuperaba de una fuerte gripa que lo atacó. Pero quienes, al
parecer, lo pasaron peor, fueron los grullenses: el corresponsal en Autlán de
El Informador dice que, por personas que llegaron recientemente del vecino
pueblo, pudo enterarse de que allá estaban atacando fuertemente la gripa y las
enfermedades palúdicas, provocando ¡de ocho a diez muertos al día! Para colmo,
El Grullo no contaba entonces con servicios médicos más que dos veces por
semana.
De manera que podemos
concluir que la situación que vivimos actualmente en Autlán no es por completo
inédita ni es, hasta ahora, la peor que los autlenses hemos tenido que sortear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario