martes, 14 de abril de 2020

Voces sepultadas en los archivos 20: una epidemia de gripa hace estragos en Autlán

Recorte de la nota de El Informador publicada el 29 de enero de 1929.

Si usted está leyendo este texto en una fecha próxima a la de su publicación, seguramente está padeciendo, en mayor o menor grado y en una forma u otra, las incomodidades de la temporal nueva forma de vida a que nos ha reducido la pandemia provocada por la nueva cepa de coronavirus. Quizás esté cansado de estar recluido en casa, obligado a tener cerrado su negocio por no ser de un giro esencial, sufriendo la falta de algunos servicios o sintiendo un poco de ansiedad por la inminencia de la peor etapa de la enfermedad a nuestra región.
Sin embargo, los autlenses de hace menos de un siglo, apenas de 1929, lo pasaban mucho peor que nosotros. Según información del corresponsal en Autlán del diario El Informador, al iniciar ese año los habitantes de la región tuvieron que lamentar una gran cantidad de víctimas de gripa, entre ellas muchos muertos. Las autoridades civiles y militares tuvieron que tomar “medidas enérgicas” para tratar de detener el avance de la enfermedad. Aunque la nota no lo detalla, hablar de medidas enérgicas en plena Guerra Cristera seguramente se refería a mucho más que colocar un cerco a los jardines del centro del pueblo.
Enseguida transcribimos el párrafo de la nota que habla exclusivamente de Autlán, fechada el 23 de enero de 1929:
“Es verdaderamente alarmante la epidemia de gripa que se ha desarrollado en esta ciudad. Los médicos han redoblado sus esfuerzos para combatirla y a pesar de ello, es notable el número de griposos que se encuentra en cada hogar, dándose casos, con frecuencia, de fiebres, de origen palúdico, neumonías y algunos de viruela, teniendo las autoridades, tanto civiles como militares, que dictar medidas enérgicas, para ver si es posible contrarrestar el desarrollo de dichas enfermedades”.
La nota también refiere que estuvo en Autlán, procedente de Sayula, el señor Eduardo Munzenberger, quien tuvo que pasar varios días recluido en su habitación del hotel Valencia mientras se recuperaba de una fuerte gripa que lo atacó. Pero quienes, al parecer, lo pasaron peor, fueron los grullenses: el corresponsal en Autlán de El Informador dice que, por personas que llegaron recientemente del vecino pueblo, pudo enterarse de que allá estaban atacando fuertemente la gripa y las enfermedades palúdicas, provocando ¡de ocho a diez muertos al día! Para colmo, El Grullo no contaba entonces con servicios médicos más que dos veces por semana.
De manera que podemos concluir que la situación que vivimos actualmente en Autlán no es por completo inédita ni es, hasta ahora, la peor que los autlenses hemos tenido que sortear.

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