El
crecimiento del pueblo de Autlán en las últimas décadas se ha dado con mayor
notoriedad hacia el norte, lo que ha hecho que el barrio de Los Arquitos, antes
separado de la ciudad, ya forme parte integral de la misma. Hacia el sur, por
mucho tiempo el límite fueron las colonias de la ribera derecha del Coajinque,
con poco crecimiento más allá de sus últimas calles.
Sin
embargo, de manera silenciosa y lenta, pero constante, la ladera sur del cerro
Colorado, en las inmediaciones del sitio conocido como Las Bateas, ha ido
urbanizándose. Este proceso ha llegado incluso a la formación de modestas y cansonas
callejuelas que serpentean entre el tepetate del cerro. Una de ellas lleva el
nombre del caudillo morelense Emiliano Zapata y, con el pretexto del centenario
luctuoso de este personaje señero del panteón cívico mexicano, fuimos a
recorrerla.
Arranque de la calle de Zapata hacia el sur. |
La
calle de Emiliano Zapata inicia en el entronque con la de Mariano Otero,
subiendo por esta última desde la de Tabachines, que es paralela a la carretera
a la Costa. La de Zapata arranca hacia el sur rodeando la ladera del cerro, de
manera que al lado izquierdo no encontramos ninguna casa pero sí alcanzamos a
ver el tejado del famoso restaurante campestre La Cabaña y la majestuosa copa
de una parota que está plantada en su estacionamiento. Del lado derecho los
constructores han tenido que emparejar el terreno para fincar, puesto que el
terreno tiene una inclinación importante. No hallamos aquí florituras
arquitectónicas ni algo que se le parezca: las casas han sido construidas
pensando más en solucionar los problemas que plantean lo empinado y duro del
terreno que en crear belleza.
La parota de La Cabaña. |
Una rampa para entrar a casa. |
Pero
la prueba de que la falta de adornos en la construcción de las casas no se debe
a la falta de gusto o a la dejadez la aportan los jardines que algunos vecinos
han improvisado al pie de las escaleras de sus casas (las entradas están
elevadas con respecto al nivel de la calle) o en sus patios traseros, algunos visibles
desde la calle. Y tampoco es que haga mucha falta agregarle algo a la belleza
implícita en la vista que se goza desde esta calle hacia la sierra de Manantlán
y hacia las lejanas alturas que limitan, viendo desde aquí hacia el oriente, el
llano rulfiano.
Vista hacia la sierra de Manantlán. |
Al
terminar la curva que esta vía describe alrededor del cerro llegamos a un punto
en que pierde, de hecho, la categoría de calle y se convierte en poco más que
una brecha cerril, con peñascos que impiden la circulación de cualquier
vehículo de más de dos ruedas. En este punto cruza una escalinata que lleva
desde el nivel del suelo hasta la parte alta del cerro, amplia y con escalones
muy cómodos y pintados de distintos colores. La calle de Emiliano Zapata, en
cambio, comienza aquí a bajar hacia las Bateas y, poco más delante del cruce
con la escalinata vuelve otra vez a parecer calle, con casas ya a ambos lados. Por
fin, termina en su cruce con la calle de Flores Magón.
Asperezas de la calle de Zapata. |
Escalinata hacia la parte alta del cerro. |
Emiliano
Zapata es una calle eminentemente habitacional, solamente encontramos un par de
modestas tiendas de abarrotes. Su arbolado es muy variado, yendo desde los
frutales como nances, almendros y órganos pitayeros, éstos últimos remontados
unos metros hacia arriba del cerro, hasta algunos árboles de ornato. También hallamos,
cultivados por los vecinos, desde rosales hasta calabazas, junto con huizaches
y mezquites.
Una
virtud de esta calle, además de la imponente vista, es el ambiente: la temprana
hora a que se oculta el sol detrás del cerro y el viento vespertino que baja de
la parte alta del cerro Colorado generan un frescor envidiable por los
habitantes del centro de Autlán en las épocas calientes del año, junto con la
tranquilidad que permiten el casi nulo tránsito de automóviles y la poca
población.
Una terraza para disfrutar la fresca. |
Emiliano Zapata fue
uno de los principales caudillos de la etapa histórica conocida como Revolución
Mexicana. Su movimiento, de base campesina, fue el principal impulso del
agrarismo en México, que alcanzó su mayor desarrollo con los gobiernos
revolucionarios de mediados del siglo XX. Fue asesinado el 10 de abril de 1919
en la hacienda de Chinameca, Morelos.
Extremo sur de la calle de Emiliano Zapata. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario