viernes, 19 de abril de 2019

Bitácora de viaje 5: Yahualica, en el redondel



Remanso de sosiego cordial, intacto el recio estilo antiguo de los pueblos apartados, dueña de comodidades modernas, la villa de Yahualica brinda su añejo sabor al forastero que busque lugares de descanso no trillados por el turismo vulgar, turismo afecto a las perspectivas teatrales: nada más distinto a este género de atractivo... compararíase su sabor con el de un vino seco, espirituoso, esencial.
Agustín Yáñez

Los Altos y la Costa de Jalisco son las dos regiones jaliscienses más distantes y distintas entre sí: las apartan accidentes geográficos como la distancia y la altitud sobre el nivel del mar, que a su vez provocan diferencias grandes en el clima y el medio, cálido y húmedo en la Costa y frío y reseco en los Altos. En la historia reciente, estas dos regiones estuvieron diferenciadas también por los cacicazgos antagónicos del licenciado J. Jesús González Gallo y del general Marcelino García Barragán, ambos gobernadores de Jalisco en periodos sucesivos y que tuvieron una influencia decisiva en sus regiones, desde Yahualica y Autlán, respectivamente.
El fin de semana entre el 13 y el 14 de abril de 2019 un grupo de veinte autlenses visitamos Yahualica para culminar un taller de lectura de la novela Al filo del agua, de Agustín Yáñez, en la que, según algunos críticos, se retratan elementos de la vida de este pueblo alteño que fueron conocidos por este escritor tapatío durante su infancia y juventud. El taller de lectura se desarrolló entre septiembre y noviembre de 2018 en el Museo y Centro Regional de las Artes, en Autlán. Veinte visitantes de la tierra de Marcelino García Barragán a la de Jesús González Gallo, protagonistas de una rivalidad política que llegó a costar vidas a mediados del siglo XX.
El grupo de autlenses que viajó a Yahualica era bastante heterogéneo: desde niños de menos de nueve años hasta adultos de más de 65, estudiantes, amas de casa, empresarios, funcionarios públicos, comunicadores… todos fuimos recibidos amablemente por Sandra Pérez, secretaria de la dirección de Turismo de Yahualica, y por el profesor Jorge Torres, quienes nos dieron un recorrido guiado por algunos de los lugares más sobresalientes del pueblo, en el que además pudimos darnos cuenta de algunos elementos que aparecen en la novela de Yáñez.
El recorrido hubo de esperar a que nos instaláramos todos en el hotel Toledo, una finca de cantera, como la mayoría de las del centro de Yahualica, cuya fachada tiene alguna similitud con la llamada Casa de los Perros en Guadalajara y en la que pudimos ver, nada más poner un pie en su vestíbulo, uno de los afamados incendios que se instalan al inicio de la festividad de la Semana Santa. Al punto recordamos los incendios descritos por Agustín Yáñez en su novela.
Ya sobre la una de la tarde nos reunimos de nuevo en la Presidencia Municipal, donde comenzó el recorrido por Yahualica. En el cubo de la escalera de este señorial edificio nos detuvimos para contemplar el mural Alma de cantera, pintado en acrílico sobre madera por Anastacio Mercado Martínez y cuyos 60 m2 cubren las cuatro paredes. El artista retrató en este mural un panorama urbano del pueblo, a través de algunos de los edificios del centro; algunas de sus actividades principales, como la cantería, y a sus personajes más distinguidos, dedicando un espacio mayor a los más destacados: en un lugar aparte retrató a Jesús González Gallo, en otro a Agustín Yáñez y al músico Higinio Ruvalcaba y, en la pared principal, pintó una procesión del Señor del Encino entrando por la “calle derecha”, encabezada por el cardenal Juan Sandoval Íñiguez y otros personajes yahualicenses. Aquí el profesor Jorge Torres nos dio una explicación del mural y de la vida y obra de algunos de estos personajes, incluyendo una versión del nacimiento de Agustín Yáñez según la cual no habría nacido en Guadalajara sino en un lugar conocido como El Refugio, en el camino de Yahualica a la capital de Jalisco, a donde huía su familia. Oímos también la historia de Francisco Tenamaxtle, líder indígena que combatió a los españoles en los primeros años de la Colonia.

Detalle del mural Alma de cantera.

De este punto nos trasladamos al salón de Cabildo, en el que nos fue mostrada una galería de retratos de todos los presidentes municipales de Yahualica, presidida por un retrato en gran formato de Jesús González Gallo. De este personaje nos fueron narradas algunas anécdotas sobre su influencia en el desarrollo urbano y económico del pueblo, para enseguida, aprovechando la espléndida vista que se tiene del centro de Yahualica desde la ventana de este salón, el profesor Torres nos dio una explicación de algunos de sus principales elementos urbanísticos: la omnipresente cantera, extraída de los cerros cercanos y trabajada aquí mismo por maestros que conservan el conocimiento del oficio desde generaciones, la construcción de la parroquia, las particularidades de la plaza principal, cuyo kiosco original se perdió hace décadas (como pasó con el de Autlán hace más o menos el mismo tiempo), la estatua de González Gallo que mira de frente a la Presidencia, la tienda La Flor de Mayo, que es mencionada en Al filo del agua, el sitio donde fue preso el ahora santo Román Adame, atado a uno de los pilares del portal… en fin, una plática sustanciosa y amplia, perfecta como introducción para conocer el pueblo.

Afuera del mercado.

Luego de recorrer la Presidencia salimos de ella por la puerta que da a la calle de Manuel Ávila Camacho, para de ahí caminar unos metros y conocer el mercado municipal “viejo”, que guarda una cierta semejanza con el mercado Benito Juárez de Autlán destruido en 1953. Es notable el orden y limpieza de este mercado, cuyos comercios se encuentran organizados en islas, donde se pueden encontrar artículos típicos de Yahualica, como los infaltables chiles y salsas picantes, artículos de talabartería, comidas como la birria de borrego o de res, mariscos, loncherías, tacos, entre otros. También se pueden adquirir dulces y panes tradicionales de aquí, como las famosas chorreadas. En la parte exterior del mercado se encuentran las carnicerías y otros comercios. El orden de que hablé antes se nota en la uniformidad de la imagen de los puestos: en los del exterior incluso los letreros son todos iguales y en los internos, aunque cada puesto tiene su propia imagen, evitan en ella las estridencias y el mal gusto.

Dentro del mercado.

Y la limpieza es notoria en todo el centro del pueblo: es sorprendente (por lo menos para un autlense) la mínima cantidad de comerciantes ambulantes, lo que permite admirar el bien cuidado jardín, los detalles de las construcciones y el paisaje urbano en general. Esto lo notamos en el recorrido que por este lugar hicimos luego de salir del mercado, siempre bajo la guía del profesor Torres, quien nos mostró el sitio donde estuvo preso Román Adame, donde a manera de recuerdo permanecen unos aros de hierro sujetos al pilar; la parroquia de San Miguel Arcángel, que presentaba las imágenes cubiertas con paños morados a manera de luto (el día anterior había sido Viernes de Dolores) y donde pudimos ver el lugar donde se encuentran los restos de los padres de Agustín Yáñez y los del señor Luis Fabián, constructor de la parroquia. Este templo contiene algunos monumentos dedicados a personajes de Yahualica: el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, al canónigo Ignacio Íñiguez Delgadillo y al evangelizador fray Miguel de Bolonia, junto con uno, en cantera, al Señor del Encino.

Parroquia de San Miguel Arcángel en Domingo de Ramos.

Luego salimos del centro para conocer el campo deportivo de La Calavera, que hasta el año 1965 fue el panteón municipal y que conserva su pórtico del siglo XIX, coronado por una calavera, cómo no, de cantera (de ahí su nombre, que trascendió a todo el barrio). Dentro del campo deportivo, que es una cancha de futbol de pasto sintético, se encuentra un monumento a san Román Adame, levantado en el sitio exacto donde fue fusilado. Un par de frases de este personaje, dichas en sus últimos momentos de vida, están inscritas a los lados de la entrada.
Acelerando un poco el paso, conocimos el templo del barrio de La Cantera y la plaza de toros Jalisco, con capacidad para alrededor de 5 mil personas, para pasar enseguida a la glorieta de las Mujeres Enlutadas, un monumento a la novela Al filo del agua hecho en su aniversario 50 y ubicado en la entrada a Yahualica desde Mexticacán. Labrado en cantera, el monumento es una reproducción del grabado que aparece en la portada de la novela de Agustín Yáñez. El profesor Torres nos explicó cómo este monumento había estado antes en otros sitios, entre ellos la explanada afuera de la plaza de toros, pero que a la gente no le gustaba. Por eso se decidió colocarla en este lugar, sin tener siquiera la glorieta o algún elemento de protección, que le fueron colocados posteriormente. En este monumento los integrantes del grupo nos tomamos una buena cantidad de fotografías, fue como el momento culminante del taller de lectura.

Preparando los ramos.

El resto de la tarde del sábado y la mañana del domingo fueron para conocer, cada quien por su cuenta, lo que quisiera del pueblo. Hubo quien salió a hacer compras, quien salió a tomar un café o algo más fuerte a alguno de los negocios especializados que se encuentran alrededor de la plaza y que ofrecen mesas al aire libre, quien fue a misa, quien compró ramos de palma, de laurel o de manzanilla de los que estaban a la venta afuera del templo parroquial… todos, a nuestro modo y entender, encontramos algo del sentido de la vida de Yahualica y de cómo se convirtió en inspiración para una de las obras mayores de las letras jaliscienses.

Vista de la plaza principal de Yahualica.

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