domingo, 24 de marzo de 2019

Nomenclatura urbana 12: calle de Ignacio Zaragoza




Ignacio Zaragoza y Benito Juárez, personajes emblemáticos del combate al invasor francés, prestan sus nombres a uno de los ejes de calles más largos de Autlán: comienza en las inmediaciones del barrio de Las Montañas, con mayor precisión en el barrio de Las Tres Piedras (cuyo nombre se sebe al de una tienda de abarrotes que hace mucho funcionó aquí), sitio antiguo y tradicional donde con el nombre de Zaragoza hace bocacalle con la calle de Ignacio Aldama, y termina 19 cuadras al sur, en el cruce con la calle de Carlos Arruza en el fraccionamiento Villas Taurinas, que está cumpliendo apenas seis años de estar habitado. Un tramo largo en distancia y en tiempo. Y, al parecer, esta concordancia en los nombres no es algo nuevo: según un plano de 1885 al que tuve acceso, anteriormente llevaban los nombres de Mezcala y de Encarnación Rosas, respectivamente, recordando a la lucha por la Independencia que se libró en el lago de Chapala.

Inicio de Ignacio Zaragoza hacia el sur.

Pero solo las primeras tres cuadras, entre Ignacio Aldama y Miguel Hidalgo, llevan el nombre de Ignacio Zaragoza. Tres cuadras en la parte vieja de Autlán, habitada desde los inicios de la historia del pueblo, lo que se nota en la arquitectura de algunas de las fincas que encontramos al recorrerla y de las que encontramos ejemplos notables casi en cada uno de los cruces de esta calle: justo al arranque, en la esquina oriente, encontramos una construcción utilizada como comercio y que cuenta con el mostrador de madera típico de las tiendas de abarrotes de principios del siglo XX. Su fachada, aunque ya modificada parcialmente en la puerta de la esquina, presenta unos remates de barro ya incompletos, entre los arcos invertidos que conforman su parte superior.


Una larga cuadra adelante, en la esquina noreste de su cruce con Nezahualcoyotl, está una de las fincas más antiguas y famosas de Autlán aún en uso: la famosa Casa Vieja donde funciona actualmente una talabartería y que en otros tiempos fue también una tienda de abarrotes. De esta actividad da cuenta el notablemente bien conservado mostrador de madera que muestra la leyenda “Febrero de 1908” en su parte superior.

La Casa Vieja.

Y, por último, en la esquina noreste del cruce con Miguel Hidalgo, está el Instituto Autlense, construcción debida a la generosidad de don José Corona Araiza, de la segunda mitad del siglo XIX. Además de los detalles de su construcción que podemos encontrar en cornisas, ventanas y desagües, es obligado detenernos un rato a escudriñar entre los medianamente conservados bloques de cantera de la fachada y en las losas de su banqueta, algunos de los cuales presentan inscripciones ya casi eliminadas por el paso del tiempo y de los peatones.


Detalle de la esquina del Instituto Autlense.

Pero no solo estos ejemplos notables son dignos de apreciarse al recorrer la calle de Zaragoza. Sus tres cuadras conservan casas de arquitectura típica de la región, algunas de ellas remodeladas recientemente respetando su esencia. Conforme nos acercamos al centro vamos encontrando también ejemplos de arquitectura modernista, en la que abundan las líneas rectas y los cubos y, sin falta, encontramos espacio para los automóviles, ausente en las casas antiguas.


Además del Instituto Autlense hay otros sitios en la calle de Zaragoza con valor histórico: contraesquina de la ya mencionada Casa Vieja se encuentran las antiguas instalaciones de la clínica San Francisco, construida por la Compañía Minera Autlán en la década de 1950 para el servicio médico de su personal y que ahora sirven como guardería. Un poco más hacia el sur, por la acera oriente, está la antigua casa de don Jaime Llamas García, uno de los líderes sociales autlenses de mediados del siglo XX, en cuya sala pueden verse, a través de las rejas de sus ventanas, un par de cuadros de la mejor época de José Atanasio Monroy. Además, en el número 23 de esta calle nació el 2 de febrero de 1931 el eminente músico y compositor Hermilio Hernández, según consta en su acta de nacimiento.

Antigua clínica San Francisco.

El arbolado de la calle es muy escaso, hallamos apenas algunos cítricos afuera de la Casa Vieja y unos ejemplares de ficus en la esquina del frente, más algunos almendros en la última cuadra. Sin embargo, la altura de la mayoría de las fincas, mucho mayor al uso actual, suple de alguna manera la sombra que podría dar un arbolado abundante y sano. La calle es mayormente habitacional en su primera cuadra, en la que encontramos algunos negocios de comida (un restaurante de mariscos, una pizzería, una hamburguesería, una cenaduría) y se va volviendo comercial conforme avanzamos al sur: en la segunda cuadra encontramos algunos talleres, de torno y automovilísticos, y en la última hallamos gran variedad de giros, que van desde una lavandería hasta un despacho de arquitectos, pasando por las oficinas de una compañía de cable y dos negocios de bastante fama en Autlán y la región: el restaurante-bar Arena, que conoció su época de auge en la década de 1990 aunque aún se mantiene vigente, y la tradicional panadería Franco.
El trazo de la calle de Ignacio Zaragoza es irregular, como todos los de este lado del pueblo, por lo que para recorrerla hay que zigzaguear constantemente. Y, si vamos a hacerlo, es recomendable que sea caminando, para poder estar en condiciones de percibir los resabios del ambiente provinciano que permite el entorno de esta calle, breve aunque llena de cosas qué ver.








Ignacio Zaragoza fue un militar mexicano del bando liberal, nacido en el territorio del actual Estado de Texas el 24 de marzo de 1829. Aunque estuvo presente en hechos de armas tan importantes como la batalla de Calpulalpan, es recordado sobre todo por haber obtenido el triunfo en la batalla del 5 de mayo de 1862 en la ciudad de Puebla, donde rechazó a las tropas francesas y mexicanas imperialistas comandadas por el general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez. La frase que inicia el mensaje con que informó de este triunfo al general Miguel Blanco, ministro de Guerra y Marina, ha pasado a la historia de México como uno de sus momentos más notables, aunque ligeramente modificada. En el documento original dice: “Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria”.


Extremo de la calle de Zaragoza, hacia el norte.

No hay comentarios: