Hoy hace 80 años, el 22 de marzo
de 1939, en Autlán se conformaba un Comité Pro Monumento al General Paulino
Navarro, con el objetivo, como su nombre lo indicaba, de erigir un monumento a
la memoria de este personaje autlense, de notable carrera militar. La directiva
de este comité estuvo conformada por,
entre otros, tres personajes autlenses con nombre de calle: el general
Marcelino García Barragán como presidente efectivo, el señor Jaime Llamas
García como secretario y la profesora María Mares como tesorera. Nueve meses
después, el 26 de diciembre de 1939, se develaba en la Alameda la estatua del
general Navarro que todavía permanece en pie.
La estatua está colocada sobre un
pedestal de un poco más de dos metros de altura, de dos cuerpos, que a su vez
está montado sobre una placa de concreto. El conjunto está rodeado por una
cadena que pretende ser de protección, que corre a lo largo del cuadrado que
forman cuatro postes metálicos ubicados en sus esquinas.
A ochenta años de la conformación
del comité que gestionó su construcción, este monumento luce en un estado
lamentable, debido a años de abandono por parte de las autoridades responsables
de su mantenimiento y a la falta de cultura y respeto por los bienes públicos
de los autlenses. El total de los elementos que lo conforman está urgido de
rehabilitación: los postes y la cadena sufren el deterioro debido al tiempo y a
la exposición a los elementos. Hace algunas semanas uno de estos postes fue
derribado, no sabemos cómo, y fue recolocado a los pocos días.
El pedestal luce vandalizado en sus cuatro costados mediante pintas con aerosol, aún sobre un fondo blanco que se hizo para tapar
unas pintas anteriores. Además, en el cuerpo superior aparece desprendida parte
de la cornisa, al parecer porque alguien intentó subirse a ella.
La estatua, que desde hace muchos años tiene roto el sable que sostiene con su mano derecha, muestra los daños propios de la intemperie junto con los propios de la estupidez: las manchas de óxido aparecen acompañadas por pintas con aerosol negro en el rostro y en el pecho. Es sorprendente que los vándalos tengan la calma y el tiempo de realizar estas pintas, cuando la estatua está a pocos metros de una de las pocas casetas de la policía municipal que funcionan fuera de la comandancia.
La rehabilitación de este
monumento y la eficiente vigilancia de su entorno debe estar dentro de las
prioridades de la actual administración municipal, a juzgar por el interés que
ha mostrado por la imagen urbana del pueblo, manifestada en la colocación de
nuevos monumentos en las glorietas de ingreso a Autlán y en las modificaciones
que se han llevado a cabo en el centro, cualquiera que sea la calificación que
le demos al resultado de estas intervenciones. La estatua de Paulino Navarro,
el personaje cuyo nombre lleva nuestro municipio desde 1939, no es actualmente
digna de ser mostrada al turismo y ni siquiera de estar a la vista de los autlenses.
De continuar esta situación, el monumento dejará de serlo a la memoria del
general Paulino Navarro y pasará a ser un bien ganado monumento a la incuria de
los autlenses.
¿Qué opinión tendrían el general García
Barragán, don Jaime Llamas y la maestra María Mares del estado en que
conservamos la estatua de Paulino Navarro?
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