martes, 8 de julio de 2014

El barrio 8 de Julio



El barrio 8 de Julio está ubicado al noreste del centro de Autlán, precisamente en la T que forman las calles de Leandro Valle, entre Mariano Abasolo y Clemente Amaya, y Antonio Rosales. Su historia es relativamente reciente (hoy cumple 80 años de que se le impuso el nombre) y es, probablemente, el último barrio que se formó en Autlán, antes de la fundación de las primeras colonias.
Aunque el barrio es reconocido en todo el pueblo, pocos conocemos su historia. Para conocerla, tuve una larga e interesante plática con don Carlos Quintero, habitante de este barrio desde hace más de medio siglo, quien me compartió toda la información que me sirvió  para redactar este artículo.
Según don Carlos, el barrio 8 de Julio ocupa el territorio de lo que fueron dos barrios más antiguos, el Cantón de las Barranquitas y Las Tres Piedras, ambos con una tienda de abarrotes, de la que tomaron el nombre, sirviéndoles como punto de referencia. El resto del barrio 8 de Julio se formó con parte de una huerta propiedad de don Margarito Valdivia Horta, pionero en la experimentación con injertos en Autlán. Él y su medio hermano, don Abraham Horta, son recordados por don Carlos como educados, trabajadores y generosos con el producto de sus huertas para con la gente pobre.
Entre los primeros habitantes del barrio estuvo la familia Quintero, llegada del municipio de El Limón para trabajar en la huerta de don Margarito en los años 1930, cuando en lo que ahora es la calle de Antonio Rosales únicamente había dos familias, una de ellas indígena. Ellos se asentaron también sobre esa calle.

La esquina de la antigua tienda 8 de Julio.


El nombre
El origen del nombre del barrio es muy similar a los de otros barrios de Autlán. No está relacionado, como pudiera pensarse, con alguna fecha histórica, como la toma de Guadalajara por el ejército Constitucionalista el 8 de julio de 1914... es el nombre de una tienda de abarrotes, fundada por don Margarito Valdivia y su esposa Ana en la esquina de las calles Leandro Valle y Antonio Rosales. La historia es la siguiente: en el año de 1934 el temporal de lluvias, que se esperaba como cada año para el día de san Juan, llegó tarde. Ya eran los primeros días de julio y aún no caía ninguna tormenta. Para el día 8 don Margarito y su esposa invitaron a los vecinos a una fiesta con motivo de la inauguración de su tienda, que aún no tenía nombre. En eso estaban cuando se desató una fuerte tormenta que, lejos de entristecer a los asistentes, los alegró por considerarse la apertura del temporal de ese año; al grado de sugerir a don Margarito que bautizara a su tienda como 8 de Julio, en recuerdo de su inauguración y del inicio del temporal. El nombre se le quedó a la tienda y trascendió a todo el barrio, como solía ocurrir con la mayoría de los barrios autlenses en la primera mitad del siglo XX.

Calle Leandro Valle.

Vida cotidiana
Don Carlos recuerda un barrio en el que sus habitantes formaban como una familia extensa, en la que se festejaban cumpleaños, bodas o cualquier otra cosa en conjunto. Era impensable una celebración de este tipo que involucrara a los habitantes de una sola casa.
Había dos fiestas mayores en el año: la del 12 de diciembre, en la que se acostumbraba que todo mundo estrenaba ropa o zapatos por ser una celebración solemne, y la del primer domingo de octubre, día de la fiesta patronal de Autlán. Los del barrio 8 de Julio participaban en las respectivas romerías con la devoción y seriedad que eran acordes a la ocasión.
Uno de los puntos de reunión naturales era la pila que estaba afuera de la tienda 8 de Julio y que era uno de los puntos de distribución del agua que se traía desde Ayutita en el antiguo acueducto. Ahí acudían a surtirse y a hacerse plática los vecinos, utilizando el agua de la pila para dar de beber a las bestias y la de una llave independiente para el uso doméstico.
Como todos los barrios de Autlán, el 8 de Julio tenía rivalidad con otros barrios, señaladamente con el de Las Playas, ubicado al otro extremo del pueblo. Estas rivalidades podían llegar a manifestarse de forma violenta, sobre todo cuando algún habitante de un barrio osaba profanar la dignidad del otro pretendiendo a alguna de "sus muchachas". Ahí podía el atrevido llevarse una tunda por parte de los ofendidos, ser correteado a pedradas o provocarse un pleito campal entre ambos barrios.
A mediados del siglo XX al 8 de Julio acudían personas de todos los rumbos de Autlán a comprar fruta de la huerta de don Margarito, formándose largas colas debido a la fama que tenían por su calidad.
Son varios los cambios que observa don Carlos de medio siglo para acá en el barrio, siendo el más notorio es el de la infraestructura: en el año 1959 hubo por primera vez alumbrado eléctrico, con unas bombillas de las que se decía que daba más luz un refresco Orange colgado del poste y que funcionaban con la energía que se producía en un generador instalado en el puerto del Obispo. En ese entonces solamente había luz de las 7 de la tarde a la medianoche. Por esas fechas también se arregló el problema del desnivel de la calle Antonio Rosales, que ocasionaba encharcamientos y lodazales en tiempo de lluvias. Ahora hay luz todo el día, el alumbrado eléctrico es con lámparas LED y todo el barrio está pavimentado.
Los pleitos con otros barrios ya no existen, pero tampoco aquella solidaridad de la que hablé antes, que hacía parecer al barrio como una familia grande.

Calle Antonio Rosales


Personajes
Margarito Valdivia, fundador del barrio.
José Horta, vendía materiales para construcción en un carretón y fue quien llevó los materiales para corregir el desnivel de la calle Antonio Rosales.
Truman, quien andaba por todo Autlán y era contratado en el barrio para cantar y tocar en las fiestas y serenatas. Su música la hacía rasgando un balde de lámina como si fuera una guitarra.
Jacobo Casillas, el rico del barrio, tenía una tienda en la finca antigua que está en la esquina de las calles de Ignacio Aldama e Ignacio Zaragoza, prestigiada por lo bien surtida. Daba crédito a todos los habitantes del barrio.
Chema Zavalza, fue quien tuvo el primer radio en el barrio, que sonaba desde su ventana a un volumen que permitía que se escucharan en todo el barrio las radionovelas de la XEW. La gente se acercaba a don Chema para informarse de las últimas noticias de México y el mundo.



Anécdotas
Un señor a quien apodaban Man le refirió a don Margarito Valdivia que, estando dormido junto a la entrada del mítico volcán de aire del cerro de la Capilla conoció en sueños el cielo, el infierno y el purgatorio, describiéndolos de forma similar a como lo hace Dante en La Divina Comedia. Solo que Man era analfabeta y difícilmente hubiera tenido acceso a semejante obra maestra.

El barrio 8 de Julio, a diferencia de otros barrios, ha sobrevivido al crecimiento de Autlán conservando sus habitantes el sentido de identidad y pertenencia.

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