viernes, 17 de agosto de 2012

Gala de música iberoamericana en la Plaza Cívica



La tarde de hoy la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Secretaría de la Defensa Nacional ofrecieron en la Plaza Cívica Marcelino García Barragán de Autlán un concierto de música iberoamericana. Presenciado por unas 3,000 entusiastas personas, el concierto comenzó muy puntual, dándose la primera llamada justo a las 19:00 hrs. en que estaba anunciado.
Desde una hora antes de que comenzara el recital, la tarde ya prometía ser bastante buena: el fuerte sol comenzaba a ocultarse detrás de las nubes del poniente y en la Plaza, donde ya todo el mobiliario estaba listo desde entonces, ya había unos 60 espectadores aplaudiendo cada una de las piezas que ejecutaban los músicos durante la prueba de sonido. Al inicio del concierto, las 1,500 sillas disponibles ya no eran suficientes.
El programa para este concierto fue bastante bien escogido, excepto, para mi gusto, el Blue tango de Leroy Anderson. El resto de las piezas son muy representativas de la cultura y de la personalidad musical de su país de origen. Antes de comenzar con su programa, la Orquesta y el Coro, dirigidos por el capitán primero músico Rubén Darío Estrada Corona y el teniente músico Héctor Francisco Silva Rivas, respectivamente, hicieron una magistral interpretación de Viva Autlán, con letra, lo que encendió el ánimo de los presentes desde el inicio.



Después de Viva Autlán y ya con el público en la bolsa, los músicos militares ejecutaron las siguientes piezas:

  • Pasodoble El relicario, de España
  • Jarabe tapatío, de México
  • El grito, de Guatemala
  • Alma llanera, de Venezuela
  • Ritual-Bambuco-La pollera colorá, de Colombia
  • Carnavalito, de Bolivia
  • Pájaro campana-Pájaro chogüí, de Paraguay
  • Agua de beber y Tico tico, de Brasil
  • Blue tango
  • Por una cabeza, de Argentina
  • Yo vendo unos ojos negros, de Chile
  • El manicero y Mambo cumbanchero, de Cuba
  • Popurrí de Santana, que incluyó fragmentos de Smooth, Guajira y Oye cómo va

Al terminar, a petición del público que aplaudía de pie, interpretaron otra vez Viva Autlán que, con arreglos orquestales y con un coro completo, adquiere una dimensión completamente distinta a la que estamos acostumbrados a escuchar. En general el concierto fue excelente, con todos los detalles técnicos y de organización bastante bien cuidados. La única molestia la ocasionó el fuerte viento que sopló hacia el final del evento, que produjo algunos ruidos raros en el equipo de sonido.
Contrario a lo que pueda pensarse, la Orquesta y el Coro de la SEDENA no son grupos musicales acartonados: hay constante comunicación con el público, tanto al presentar cada pieza como durante su ejecución, aparte de que se vio bailar a los coristas durante el desarrollo de las canciones más movidas. También mostraron flexibilidad en la formación al conformarse un grupo de seis integrantes (tambor, dos guitarras, flauta y dos vihuelas) de entre los integrantes de la Orquesta, para tocar las piezas de Bolivia y Paraguay.

Tocando Carnavalito

Dentro de la gran cantidad de espectadores, se puede decir que estaban representados todos los grupos sociales de Autlán: había familias completas, estudiantes, ancianos, niños, integrantes de la Orquesta Típica, rockeros, todos conviviendo en armonía bajo el influjo de la música bien ejecutada.

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