La velada comenzó muy puntual, lo
cual se agradece siempre. Luego de un largo preámbulo que comenzó justo a las
19:00 horas y en el que se leyeron particularidades sobre el nuevo montaje
dancístico, entró al auditorio desde el ingreso principal, a espaldas del
público, un cortejo nupcial. Era el inicio de la representación de una boda
charra, mediante los elementos de la danza folclórica. Bajo las notas de la
marcha nupcial interpretada por mariachi, abría la procesión una fila de niñas
que precedía la entrada de las dos parejas contrayentes, todos de estricta
etiqueta charra.
El grupo subió enseguida al
escenario para dar inicio a la serie de estampas jaliscienses que se ejecutaron
durante la noche por los grupos infantil y mayor del ballet y en el que hubo desde
sones tradicionales como las Abajeñas o el Caporal hasta piezas más modernas,
como la versión de Selena de Toro relajo.
Las estampas eran ejecutadas lo mismo en parejas que en grupo y entre ellas se
escenificaron también los diversos momentos de la celebración de una boda, como
el juego de la culebra o el lanzamiento del ramo y, en general, se reprodujo el
ambiente de festejo de este acontecimiento social. La presentación concluyó con
la despedida de las dos parejas de novios, que bajaron del escenario y salieron
por la puerta principal de la sala.
En este espectáculo el ballet
toma, además del escenario, el pasillo central de la sala, que forma parte
importante de la representación y ayuda a interactuar de forma más cercana con
el público.
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