Al comenzar su presentación, Silvestre
Díaz mostró algunas consideraciones sobre la poesía de González Martínez, entre
las que se encuentra su musicalidad, que se ha comparado con la de un cuarteto
de cuerdas. Mostró, incluso, una serie de palabras claves que servirían para
una descripción de su obra: cuarteto, sordina, modernismo, naturaleza, soledad,
espinas… Enseguida, como para definir la vocación del también llamado hombre del
búho, compartió esta cita: “Me propuse trabajar sin tregua, buscarme
ahincadamente, aprovechar mi soledad provinciana, libre de influencias y de
cenáculos, para realizar una obra que fuese mía”. También se refirió a los
recuerdos de Enrique González Rojo Arthur, nieto del poeta, quien habla de él
como un gran conversador, que paladeaba la charla, quien fue además un voraz
lector.
Luego de esto, Silvestre expuso datos
biográficos de Enrique González Martínez: nació en 1871 en Guadalajara, ahí
hizo sus estudios primarios, los preparatorios en el Seminario Conciliar y
luego los de medicina. También nos habló de sus primeros premios (el primero
del periódico The Sun por la traducción de un poema, a los 14 años) y sus
primeras publicaciones en revistas literarias. De su época de inicios en la
medicina extrajo la cita donde el médico poeta describe su visión de los
espacios hospitalarios: “Aquel recinto del dolor humano me llenaba de alegría…”,
que para Silvestre muestra su temple ante las adversidades de la vida.
El ponente nos habló también de
su carrera política, como prefecto político y secretario general de gobierno en
Sinaloa, donde se casó con Luisa Rojo. Además, fue miembro correspondiente de la
Academia Mexicana de la Lengua, diplomático, fundador del Colegio Nacional,
entre otras actividades. A la par de todas ellas, González Martínez estuvo
dedicado a las letras constantemente; la literatura sería al final su trabajo
único. Para ilustrar esto, Silvestre nos mostró una cronología de sus
publicaciones, desde 1903 hasta 1952, relacionando un total de 21.
Luego de mostrar y comentar algunos
pasajes de la poesía de González Martínez, mencionó los dos momentos que
marcaron la vida y la obra de este poeta: el fallecimiento de su esposa y de su
hijo Enrique González Rojo, también poeta, que provocaron un viraje a temas más
oscuros y lúgubres en su poesía, como en Diluvio
de fuego o Bajo el signo mortal. Enrique
González Martínez fue contemporáneo de otros personajes cumbre de las letras
mexicanas, como Amado Nervo y Manuel Gutiérrez Nájera, y fue postulado al
premio Nobel que terminaría obteniendo el estadounidense William Faulkner.
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