sábado, 7 de enero de 2023

Una ponencia sobre Simón Gutiérrez, un bandolero y patriota

Foto de Martha Corona.

 La mañana de este sábado 7 de enero el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró su primera sesión ordinaria de 2023, en el salón de usos múltiples del Museo y Centro Regional de las Artes. La parte pública de la sesión comenzó a las 11:10 horas, con la asistencia de catorce personas.

En la sesión fungió como anfitrión el cronista Carlos Martín Boyzo Nolasco, quien presentó el trabajo Simón Gutiérrez, la Simona, bandolero y patriota terror de los pueblos. Fue este uno de esos personajes que defendieron a México luchando contra los invasores franceses pero con usando de violencia y abusos contra la población civil, según explicó Boyzo en la introducción.

Ya desde el inicio de su ponencia, el también vicepresidente de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco dio un dato contundente: Simón Gutiérrez no nació en Tuxcueca ni en Teocuitatlán, como se afirma en algunas publicaciones, sino en San Miguel el Alto, según se asentó en el acta de nacimiento de su hija Nieves y que encontró en colaboración con Raúl Rivera Bernal. El origen de Simón Gutiérrez se refuerza con su fe de bautizo, fechada el 30 de septiembre de 1833 en San Miguel, que además podría explicar el origen de su apodo: el infante bautizado está registrado como Simona Gutiérrez, aunque el nombre correcto es Simón.

La Simona casó en Cuisillos, en la jurisdicción de Tala, en 1857, para entonces ya tenía años viviendo ahí y anteriormente había residido en la hacienda de La Venta, en Zapopan. En palabras del ponente, el nombre de Simón Gutiérrez causaba “terror total” en los pueblos, debido a las vejaciones a que sometía a sus habitantes. Como parte de las guerrillas del también terrible Antonio Rojas, Gutiérrez participó en batallas contra los franceses en Cuisillos, el 21 de marzo de 1864 y en la firma del plan de Zacate Grullo el 13 de diciembre de 1864. El 27 de enero de 1865, un día antes de la muerte de Antonio Rojas, la Simona atacó Ejutla y cometió secuestros de señoritas y de vecinos pudientes; ante eso, los vecinos de Autlán firmaron un acta de adhesión al imperio, por miedo a la cercanía de Gutiérrez. Según Carlos Boyzo, esta acta fue firmada por más de 300 vecinos, entre ellos José Antonio Cuéllar; el futuro director de la Banda Autlán, Feliciano García; Víctor Hurtado, Jesús Romo de Vivar y otros.

Simón Gutiérrez atacó Autlán el 23 de mayo de 1866, siendo rechazado por los vecinos, que lo persiguieron por espacio de seis leguas. De aquí pasó a Santa Rosalía, Ahualulco, Zacatecas, y en Mazatlán participó en una batalla contra los franceses. Tiempo después estaría en Michoacán, luchando bajo las órdenes del general Vicente Riva Palacio. En esa época se acuñaría la famosa y chocante frase de “Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata”: en una batalla contra los franceses, la gente de la Simona, en lugar de atacar al enemigo, se lanzó sobre los caudales que conducía la tropa invasora. Al término de la batalla, Riva Palacio echó en cara a Gutiérrez esta actitud, a lo que el bandido le respondió “Jalisco nunca pierde”. “Y, cuando pierde, arrebata”, le habría revirado el futuro embajador en España.

Simón Gutiérrez también estuvo en el sitio de Querétaro, donde no permitió que Tomás Mejía rompiera el cerco en una ocasión. Según una leyenda que nos refirió Carlos Boyzo, habría sido la Simona quien condujo a Maximiliano a la presencia del general Ramón Corona para que se rindiera; por esta acción habría exigido, en calidad de botín de guerra, el famoso caballo del emperador, mismo que estuvo un tiempo en Sayula, hasta que vinieron a reclamarlo de Europa.

A la caída del imperio, a Simón Gutiérrez se le dio la jefatura de una región militar, entre Acatlán y las cercanías de Colima. Bajo su cuidado, aumentaron los asaltos y secuestros en el Camino Real de Colima, al parecer por asaltantes que usaban monturas militares y llevaban el rostro cubierto. La ponencia terminó con la narración de la muerte de la Simona, abatido por la policía en la casa en que se encontraba oculto en Guadalajara en una acción que precisó que se sitiara toda la manzana de ese domicilio y que los agentes entraran a la fuerza en su habitación, el 22 de mayo de 1869.

A manera de despedida, Carlos Boyzo habló de la responsabilidad de difundir los hechos históricos que sucedieron en Autlán.

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