Desde el pasado domingo 10 de diciembre y hasta el próximo 6 de enero el centro histórico de Autlán, especialmente el jardín Constitución y sus alrededores, luce la acostumbrada decoración navideña que desde el año 2003 se monta en ese lugar, los primeros años a cargo de la empresa Nago Promotions y desde 2015 a cargo completamente del Ayuntamiento. Como cada año, esta vez la decoración se diseñó alrededor de una idea, que ahora es un sincretismo entre los "belenes" españoles y las piñatas mexicanas. Sin embargo, las figuras fueron colocadas más o menos en el mismo sitio que en los años pasados, según su carácter y significado.
El nacimiento. |
El pesebre está representado dentro del kiosco, como normalmente ha ocurrido, aunque ahora este sitio fue cubierto con una estructura que termina en unos enormes picos, figurando una piñata de estrella. El kiosco-nacimiento-piñata está profusamente iluminado con series de foquitos de colores, lo mismo que los árboles y los faroles de todo el jardín.
Si recorremos el jardín en el sentido de las manecillas del reloj, partiendo del frente del nacimiento, lugar fácilmente reconocible por la cantidad de personas que se encuentran ahí tomando fotos, encontramos en el primer prado una mezcla de personajes mexicanos y palestinos, a juzgar por su vestimenta: por ejemplo, hay un vendedor de loza de barro que lleva un sarape y sombreros netamente mexicanos frente a otro con una túnica azul. El conjunto, que muestra también a algunas mujeres en distintas actitudes (una de ellas echando tortillas), a un vendedor de huevos y a varios animales de corral, parece representar una escena campirana típica. Estas figuras, junto con la mayoría de las que componen la instalación, son de papel maché y hechas durante las semanas previas por artesanos autlenses.
En el pasillo entre este prado y el que le sigue hacia el poniente hay una escena que parece representar las apariciones guadalupanas, aunque con personajes de apariencia palestina en actitud de adorar a la virgen.
En el siguiente prado está otra vez la representación del infierno, con algunas figuras de diablos en actitud chocarrera, alrededor de un pozo de agua y entre unos pinos también elaborados a mano.
Junto con una escena campestre más, formada por una piara de cinco puercos y un pastor que lleva un tambor, hay otra que representa a José y María guiados por un ángel mientras buscan posada, según el conocido pasaje de la historia bíblica.
En el último de los prados, según la ruta que seguimos, hay otra escena de campo, ahora con unos pastores asando lo que podría ser un cabrito y realizando otras labores. Todos los prados fueron cubiertos con viruta pintada de colores verde y blanco, para figurar el inexistente pasto y algunas manchas de nieve.
En el pasillo alrededor del kiosco están representados los reyes magos y otros pastores realizando diversas tareas, junto con otras figuras de animales. Por cierto, en todas las escenas, incluyendo el infierno, están presentes los borregos blancos, aunque éstos no son de papel maché.
Pero una de las principales atracciones es el árbol de Navidad, colocado en el extremo norte de la calle Ernesto Medina Lima. Esta vez se utilizó para armarlo una estructura distinta a la que se usó en otros años, que da una altura de 35 metros desde el suelo, más la altura de la estrella, lo que permite verlo desde distintos puntos de la ciudad. El árbol está iluminado también con luces de colores, desde la base hasta la punta.
Avenida Hidalgo. |
También fueron decorados con luces los portales Hidalgo y Juárez, a los que además se les colocó, colgando del techo, algunas piñatas en forma de estrella. También quedaron iluminados con series de luces los árboles y faroles del jardín Hidalgo y los que se encuentran sobre el camellón de la avenida Hidalgo, así como la fachada de la Presidencia, que luce los adornos que se usaron ahí en pasadas temporadas navideñas.
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