miércoles, 19 de febrero de 2014

Segunda conferencia de la VII Semana Cultural Taurina



Hoy a las 20:20 hrs. comenzó la actividad de la VII Semana Cultural Taurina con la conferencia titulada Lo que la gente y el aficionado no ve detrás de una corrida de toros, por el juez de plaza Javier Medina, de Autlán. La conferencia fue escuchada por unas 60 personas en la sala Rubén Villaseñor Bordes del CUCSur.
Javier Medina habló durante unos minutos sobre algunos de los trabajos que se hacen antes, durante y después de una corrida de toros y que forman parte de ella, aunque no siempre estén al alcance del público. Describió así la recepción de los toros en los corrales de la plaza, el sorteo, la devolución de los animales que no reúnen los requisitos para ser lidiados y los exámenes post mortem que se practican ante la duda sobre la integridad y edad de los toros.
Pero la plática de Javier Medina fue en realidad un preámbulo a la sesión de preguntas y respuestas, en la que se vivió la parte más álgida de la velada. Los aficionados que estuvieron presentes se dieron gusto cuestionando al juez sobre sus opiniones y su actuación en la plaza Alberto Balderas en asuntos delicados como la práctica de los mencionados exámenes post mortem y el hecho de que no se publiquen sus resultados, la lidia de animales sin la edad reglamentaria ni integridad en sus cuernos y, en general, la falta de rigurosidad en la aplicación del Reglamento de Espectáculos Taurinos del municipio de Autlán, del que los organizadores regalaron copias a los asistentes.
Como varios de los conferencistas que se han presentado en las distintas ediciones de esta semana cultural, Javier Medina afirmó que la mayoría de los toros que se lidian en México no tienen la edad reglamentaria o han sido manipulados de sus cuernos, aunque culpó de esta práctica a los toreros españoles, que exigen torear en esas condiciones. Sobre asuntos como la imposición de sanciones y la publicación de los exámenes post mortem refirió que es responsabilidad de la autoridad municipal.
La aceptación, expresa o tácita, de la existencia de prácticas dolosas y fraudulentas en las corridas de toros, hecha por un juez de plaza, es más que significativa.

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