Esta semana comenzó la sexta
edición del taller de lectura de novela de autor jalisciense, cuya primera
versión se celebró en 2016 en el Museo Regional y que cada verano reúne a
lectores autlenses para compartir su experiencia en torno a una obra distinta. En
2022 este taller está dedicado a la novela La Migraña, de Antonio
Alatorre, como una forma de conmemorar el centenario del sabio de Autlán.
La primera sesión dedicada a La
Migraña comenzó el martes 5 de julio a las 17:10 horas, en la sala de cómputo
de la biblioteca municipal Paulino Navarro, en la Casa de la Cultura de Autlán.
Asistimos unos 20 lectores que, por esta ocasión, no comentamos todavía los
detalles que encontramos en la novela sino que nos concretamos a escuchar al
maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, escritor y académico del Centro
Universitario de la Costa Sur, a quien invitamos a darnos una plática sobre
Antonio Alatorre y el papel de La Migraña en su obra general. El maestro
Ortega conoció bien a Alatorre en los últimos 15 años de su vida y su trabajo
de gestión fue fundamental para que el filólogo accediera a regresar a Autlán a
finales de la década de 1990 a participar en algunas actividades culturales y
para que escribiera el prólogo a las Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco,
de don Ernesto Medina Lima.
El maestro Alfredo Ortega expresó,
para abrir boca, el gusto de que exista en Autlán un grupo organizado alrededor
de los libros; también hizo algunas consideraciones sobre el cuento y la novela
como formas literarias. También nos hizo una semblanza de Alatorre, enfatizada
en su periplo desde su salida de Autlán, a los 12 años de su edad: el seminario
de Tlalpan, la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Guadalajara, su
contacto con Juan José Arreola y Juan Rulfo y la revista Pan, el Fondo de
Cultura Económica, el Colegio de México, el Grupo Alatorre, la Nueva Revista de
Filología Hispánica… pero también nos habló de asuntos personales de este
personaje, como su declarada identidad autlense, expresada en aquella famosa
ceremonia de entrega del Premio Jalisco 1993 en la que dijo no sentirse
jalisciense sino autlense; su firme y difícil carácter y su reconciliación con
Autlán, luego de que se había prometido no volver a un pueblo que ya no se parecía
al que había dejado en 1934.
Esta reconciliación tendría como
punto de partida la redacción del prólogo a las Crónicas de Autlán…, un
texto que podría considerarse un ensayo sobre el Autlán de la primera mitad del
siglo XX, en el que incluso se permite corregir al autor de las crónicas en un
par de datos. Se habló también sobre su obra en general, que incluye décadas de
trabajo de edición y de echarse a cuestas el funcionamiento de la Nueva Revista
de Filología Hispánica, la traducción, la docencia, la investigación y el
estudio de la obra de sor Juana, de la que Alatorre es el principal conocedor. Imposible
dejar de mencionar aquí la polémica que sostuvo con Octavio Paz, sobre su obra Sor
Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, de la que don Antonio señaló
algunos errores, derivados de una mala lectura de la obra de la Décima Musa por
el Nobel, en palabras del mismo Alatorre.
Sobre La Migraña, el
maestro Ortega explicó que viene de la migraña que el autor padeció desde la adolescencia
y que fue su compañera de vida. Tiene el valor de revelar una parte de la vida
de Alatorre, la de seminarista, que había permanecido siempre velada: no aparecen
muchas referencias a esta etapa en entrevistas ni en el resto de su obra, sino
que las fue “guardando” en esta novela. Es una novela autobiográfica, aunque con
algo de ficción, comenzando por el nombre del protagonista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario