jueves, 27 de febrero de 2020

Miel y hiel en el serial del Carnaval



Por Carlos Efrén Rangel

El recién concluido serial taurino del Carnaval Autlán 2020, dejó sabores de miel y de hiel. Se cumplirá el viejo adagio de que cada quien habla de la feria como en ella le fue y según la mirada optimista o pesimista, se destacará una cosa sobre la otra.
La empresa AMFE del matador Fernando Ochoa fue mayoritariamente aplaudida cuando anunció los carteles, pero luego apareció entre el público la inquietud por el incremento de costos en la taquilla, sensación incómoda que se prolongó con la ausencia de Enrique Ponce el martes de carnaval. Más cuando las razones esgrimidas resultaron contradictorias, mientras que un parte médico diagnosticó un esguince en el tobillo derecho, el diestro valenciano se disculpó mediante un video en el que afirma haberse lesionado en la pierna izquierda.
En el paladar se acumularon sensaciones de hiel en la inauguración del carnaval, pues los toros de Villa Carmela no caminaron y sólo el novillero Tarik Othón, pudo tener una actuación medianamente decorosa al lidiar a dos novillos de San Constantino. Castella y Saldívar se toparon de frente con la mansedumbre y aunque dejaron destellos, difícilmente se podría decir que se cumplieron las expectativas.
Un nuevo amanecer trajo la esperanza dominguera de la mano de la estadística. Caparica lidió un encierro pesado, particularmente en dos toros que pese a los kilos fueron bravos. “Estudiante” pasó a la historia al pesar 654 kilos y ser el de más romana en la historia autlense, pero se acalambró y el público reclamó su sustitución, misma que no se dio, pues fue reglamentariamente lidiado y mejoró sus condiciones de embestida.
Diego Silveti no pudo refrendar el triunfo del año anterior y se fue con la espuerta vacía, mientras que Sergio Flores le cortó una a su segundo. Fue otra historia la del caballista Andy Cartagena, quien afrontó desconfiado, aunque con profesionalismo, la continuación en Autlán de una campaña mexicana que le ha resultado triunfalmente trágica, abriendo puertas grandes y saliendo a hombros, pero también, perdiendo en lo que va de este ciclo de corridas en México a tres de sus caballos estrella, entre ellos Picasso. La de Autlán fue la primera sin el penco herido en La Petatera. Oreja y dos orejas fue la cosecha y se puso al frente aritmético de los trofeos conseguidos.
La sensación del domingo en la noche, es que el serial seguía sin romper.
La fiesta de los toros es un espectáculo complejo, lo que interpela a unos les puede resultar desagradable a otros, el caso es que, en las últimas dos corridas, los optimistas tuvieron agua para comenzar a llenar su vaso.
El festejo del lunes se anunció como de banderilleros. Los tres alternantes cumplieron al cubrir el segundo tercio con espectacularidad. Los toros de San Miguel de Mimihuapam pidieron el carnet a los profesionales del toreo, al estar bien presentados y ser difíciles de lidiar, a decir de las voces calificadas, había que hacerles las cosas muy despacio, lo que en ese negocio es lo más difícil. La desazón apareció cuando al toro que parecía embestir mejor, se lastimó en un burladero y tuvo que ser sustituido. El Zapata se quedó con las ganas.
Quien mejor se acomodó a estas condiciones fue el joven Leo Valadez, quien sobre todo con su primero, dio muestras de prematura madurez, pase a pase fraguó una faena que terminó teniendo el brillo del sitio y el temple. Ejecutó impecable la suerte de matar. Al final de la tarde, emparejó a Andy Cartagena en cuanto a trofeos conseguidos. El Zapata cosechó oreja y ovación, mismo premio que Gerardo Rivera quien sin embargo puede agregar, que fue premiado con el trofeo al mejor par de banderillas de la tarde.
El martes, además de la mencionada sustitución de Ponce a manos de Joselito Adame, se le sumaron dos debuts en el coso de la calle Bárcena. Curiosamente los dos que pisaron por vez primera Autlán, cayeron con el pie derecho. No abundan las referencias de la ganadería de José Barba, pero el martes lidió el encierro que mejor funcionó en este serial, salvo el cierra plaza que fue un toro manso y peligroso, el resto caminó con calidad.
Arturo Macías cargaba en el pecho un caudal de emociones contenidas desde septiembre que fue corneado en Madrid. En Autlán se rompió el dique. En los primeros compases de su faena, se le pudo ver destellos de toreo ortodoxo, lento y reunido, para luego dar paso a su expresión auténtica: detalles de tremendismo y luces de juegos pirotécnicos. Con todo, desorejó a sus dos astados y resultó matemáticamente, el triunfador del carnaval.
Mención aparte merece José Mauricio, el torero mexicano del momento, quien demostró el valor sereno, la naturalidad y clase de su trasteo, quien además las corridas toreadas en los últimos dos meses, le han dado un sitio que nunca antes había tenido. Caló en el tendido esta tarde que se desmonteró para hacer el paseíllo y que desandó el camino llevando tres orejas en la espuerta.
A Joselito Adame nadie le reclamó. Las fallas con el acero en el primero desdibujaron un trasteo que sobre todo por naturales, dieron cuenta que los días de dudas del año anterior terminaron. Y al final, se topó con el lunar del encierro que no dio oportunidad a gran cosa.
Tres tardes con matadores en hombros, son argumento para que quien quiera ver el vaso lleno, lo pueda afirmar con seguridad. La falta de claridad en la sustitución de Ponce, y que ninguna corrida agotara las localidades y en todas saliera a relucir espacios vacíos en los tendidos, puede ser el argumento para quienes gusten ver el vaso sin agua.
Lo dicho, hiel y miel.

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