Ricardo Zorrero es pintor de caballete, trabajo que realiza a la par del de técnico de sonido de autos. Su interés por la pintura nació gracias al famoso programa televisivo de Bob Ross, en el que pintaba en vivo cuadros con diferentes temas. Así Ricardo comenzó a practicar y a aficionarse por la pintura.
Especializado en la técnica de óleo sobre tela, en sus trabajos utiliza los materiales propios de ésta, como pinceles, lienzos, bastidores y, por supuesto, pinturas al óleo. Hace aproximadamente quince años hizo sus primeros cuadros todavía sin intención de venderlos, pero comenzó a llevárselos a su taller de sonido de autos para darles los últimos detalles y su clientela comenzó a interesarse por ellos, con lo que logró las primeras ventas. Poco después comenzó a trabajar por encargo y llegó a tener algunos cuadros a consignación en una mueblería.
Ante la dificultad para conseguir en Autlán los materiales para pintar de manera profesional, dejó esta actividad durante unos ocho años. Ya en 2008 descubrió que acababa de abrir una tienda especializada en artículos para pintores (Gon Mart), lo que lo animó a retomar la pintura. Precisamente en esta tienda surgió la idea, con Ricardo y otros pintores, de realizar las exposiciones en los portales del centro los domingos en la mañana, con la idea de acercar el arte de la pintura al público. Estas exposiciones le dieron un impulso a su renaciente carrera porque más gente pudo conocer su obra y su manera de trabajar.
La media pila. |
Actualmente Ricardo Zorrero trabaja por encargo (principalmente paisajes del pueblo, bodegones con pitayas y temas similares, para los que ya tiene clientes constantes) pero también realiza obras de inspiración propia, siendo su género favorito el surrealismo, porque le permite expresar libremente sus ideas y sentimientos. Se declara admirador de la obra de pintores autlenses como Luis Javier Rubio y Gabriel Lima.
Sobre la situación del mercado del arte de la pintura en Autlán, Ricardo opina que es todavía muy poca la gente que la conoce y está dispuesta a pagar lo que vale. Aunque no existe competencia entre los pintores del pueblo porque cada uno tiene a su clientela y su estilo propio, sí tienen una fuerte competencia con la pintura comercial, como los trípticos que se consiguen en tiendas de artesanías, por lo barato que son.
La falta de público es una de las principales desventajas de los pintores autlenses, junto con la carencia de espacios de exposición dignos. Esta carencia es una de las formas en que se manifiesta el poco interés de las autoridades culturales (municipales y universitarias) por impulsar el arte de la pintura en el pueblo.
Colgando del infinito. |
Una de las formas en que se puede motivar a los pintores a mejorar y aumentar el interés de los niños y jóvenes por esta arte, según Ricardo, sería la organización de concursos de pintura a nivel regional, como el desaparecido premio Tradición Taurina, que se celebraba en Carnaval. Otra forma sería revivir los concursos de dibujo que había en las escuelas primarias. Según su opinión la falta de espacios de exposición y el desconocimiento de la gente forman un círculo vicioso que difícilmente se romperá sin la intervención decidida de las autoridades.
No cree que el oficio de pintor mejore en cuanto a demanda y difusión en el futuro a corto plazo a menos que mejoren antes las condiciones de promoción que mencionamos antes. Por lo pronto seguirá trabajando con los trazos y los colores tratando siempre de mejorar y, cada que tenga tiempo, saldrá a exponer los domingos por la mañana a los portales del centro.
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