Poetas de la grana: de izq. a der. David Herros, Irma Herros, José Feliciano, Raúl Lizaola y Efrén Rangel. |
El caso es que aquí nos reunimos,
la tarde del sábado 13 de julio, para asistir a una serie de presentaciones de
libros de poesía que sirvieron de preámbulo para un homenaje póstumo al
autlense Salvador Cortés Sandoval, escritor de valía que está injustamente
olvidado.
A las 17:10 horas inició la
presentación del libro Jirones del deseo, del poeta capitalino Rubén Fischer
y que está en vías de ser impreso por la UNAM. La presentación se desarrolló en
una especie de entrevista entre el autor y el comunicador autlense Adrián
Jiménez Amaya, quien abrió leyendo el prólogo del libro y el poema Un adiós,
acerca de la pérdida de la madre. A lo largo de la plática se abordaron temas
como la diversidad de temas que se abordan en la poesía, lo que se aleja del
prejuicio de que solo se puede escribir poesía sobre relaciones amorosas (el
autor lo llama “amor edulcorado”); la experiencia de Rubén Fischer en la
publicación de poesía, que comenzó ya tarde en su vida al no confiar en que su
obra fuera de calidad, y la necesidad de alejarse de las etiquetas, tanto en la
literatura como en la vida cotidiana. Sobre esto, afirmó que todos somos personas,
con problemas, alegrías, gustos y buenos y malos momentos, sin importar nuestra
orientación sexual o cualquier otro elemento “diferenciador”, por lo que no
debería ser esto un motivo para segregarnos.
Rubén Fischer contó que, desde
las primeras presentaciones de su poemario Pequeños delirios, grandes
ausencias, que publicó por sus propios medios ya cerca de los 50 años de su
edad, fue clasificado como poeta LGBT, por ser el primero que escribió sobre
las personas que murieron de VIH, poniendo nombre y apellido. Sin embargo, afirmó
que él no buscó esa clasificación ni la utiliza porque “la literatura no
debería tener etiquetas porque es universal”. Fischer comparó las historias de
sus dos poemarios a partir del proceso de su publicación: mientras el primero
fue financiado por él mismo al no tener suerte en las convocatorias para
publicar, el segundo será publicado por la UNAM, a invitación de la dirección
del CCH Vallejo en el que trabaja. Dijo, sin embargo, que no es difícil
participar en convocatorias de este tipo, lo trabajoso es hacerse notar, tener
un nombre conocido que permita competir exitosamente.
El poeta también habló de su paso
por el CONAFE, donde trabajó en la publicación de libros infantiles que se
escribían a partir de la tradición oral de diversas regiones de México. Uno de
estos libros, La Rumorosa y los aparecidos, tuvo su intervención en la
puesta en texto de los relatos que fueron recogidos en Baja California y ha sido
uno de los más exitosos de los que publicó esta institución. Afirmó también que
tiene poemas que han sido censurados por tratar temas delicados, como el abuso
sexual infantil y la homofobia, con los que piensa publicar un poemario de
estos “poemas malditos”. La presentación terminó con la lectura del poema Explorador,
en voz de Rubén Fischer.
Enseguida, vendría la presentación
del poemario Violetas y claveles, resultado del Concurso de Poesía Pride
convocado por el Festival de Poesía Antonio Alatorre. Fue presentado por Rubén
Fischer y el escritor autlense José Feliciano. El primero leyó un texto preparado
para la ocasión, en el que afirmó que entre los ganadores hay escritores que
cuentan ya con un lugar en las letras mexicanas, la mayoría de ellos muy jóvenes
y que escriben desde diversas perspectivas. Comentó brevemente algunos de los
poemas incluidos en el libro y mencionó a poetas como el zapotlense Bladimir
Ramírez, la tepatitlense Beth Guzmán y la queretana María José Vázquez, para
concluir agradeciendo a Autlán por la creación de espacios para la poesía.
José Feliciano, en su
oportunidad, explicó que participó en la convocatoria sin importar sus
preferencias sexuales, porque en ella no se excluía a nadie. Leyó, para cerrar,
su poema Triste despertar, que se incluye en la antología.
Al filo de las 19:15 horas inició
la presentación de la segunda edición del libro Poetas de la grana, con
una sesión de lectura de poesía de la que formaron parte David Herros Bribiesca,
Irma Herros Sánchez, José Feliciano Medina Ruiz, Raúl Lizaola Corona y Efrén
Rangel Uribe. La sesión se organizó en tres rondas, en cada una de las cuales
los poetas participantes leyeron uno de sus textos y, algunos de ellos,
entraron al escabroso terreno de la definición de la poesía. A lo largo de la
sesión escuchamos versos sobre amor romántico y su contraparte, la ruptura, pero
también uno dedicado a la actual guerra en Ucrania y el conflicto internacional
que implica, sobre el manejo de emociones y hasta sobre los dramas domésticos
que se pueden desencadenar a partir de la afición al futbol.
El momento culminante de la
jornada y del festival todo fue el homenaje a don Salvador Cortés Sandoval, que
comenzó a las 20:27 horas. Fue un homenaje sencillo pero emotivo, que comenzó
con la lectura, por parte de Andrea Reynoso, de una semblanza biográfica de don
Salvador escrita por ella misma, a partir de fuentes documentales y orales. Luego,
la profesora Griselda Álvarez Navarro, quien fuera amiga de don Salvador, se
dijo emocionada por que se recuerde a este personaje y mostró algunos mecanuscritos
de poemas que él escribió y le regaló y que puso a disposición para ser
publicador. Contó, por último, algunas anécdotas sobre la sencillez y el desprendimiento
de don Salvador, para pedir enseguida a David Herros que leyera el poema El
maestro, que le fue dedicado por el homenajeado.
Dicho esto, Andrea Reynoso le
entregó a la señora Magdalena Cortés, hija de don Salvador, un reconocimiento póstumo
para su padre, con las firmas del presidente municipal, la regidora de Cultura
y la misma Andrea. Doña Magdalena leyó en el acto un mensaje de agradecimiento
de parte de su familia, en el que también hizo un recuerdo del carácter
generoso de su padre, de su talento y de haber sido un padre ejemplar.
Entre los asistentes, la familia
repartió unos claveles que llevaban prendida una tarjeta conmemorativa del
homenaje, a manera de recuerdo. Estuvieron disponibles también los libros que
se presentaron, a excepción de Jirones del deseo, más la semblanza
biográfica de Salvador Cortés. En las dos jornadas estuvo presente la librería
itinerante Fantasma, ofreciendo a la venta libros usados y nuevos y, con esto,
complementando el ambiente literario del festival, que no solo se produjo en
las presentaciones ante el público sino también en las relaciones que se
establecen entre personas interesadas en los libros en general y de las que
pueden surgir amistades, colaboraciones o, por lo menos, una buena plática.
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