Fausto Nava. |
La primera ponencia de este
jueves estuvo a cargo de Fausto Nava González, quien presentó su trabajo Juegos
florales: oratoria, acerca de los juegos florales que organizaban los
alumnos de la Escuela Preparatoria Regional de Autlán en las décadas de 1960 y
1970. Fausto comenzó hablando de los antecedentes de estos juegos, que
encuentra en las actividades de oratoria y declamación que se realizaban en las
escuelas primarias y secundarias todavía a mediados del siglo XX, lo que
permitía que las personas tuvieran gusto y experiencias por ellas desde la
juventud. El ponente también describió a detalle cómo eran las convocatorias
para concursar en la disciplina de oratoria en estos juegos florales: a este
documento lo define como “la ley” del concurso, en él se establecía con
precisión todo lo relativo a la inscripción y desarrollo de los juegos,
comenzando por la identificación del convocante, el lugar, fecha y hora en el
que se desarrollaría el concurso, el tema y estructura de los trabajos que participarían,
cuántos alumnos se aceptarían por escuela y los aspectos a calificar, que incluían
un adecuado manejo del lenguaje. Fausto Nava concluyó que la oratoria tiene el
objetivo de convencer y es una herramienta para la comunicación efectiva.
Hirepan Solorio. |
El segundo trabajo de la jornada
se tituló La escena musical en la zona metropolitana del valle de Autlán-El
Grullo: narrativas rockeras desde la contra hegemonía y fue presentado por
el ponente invitado Hirepan Solorio Farfán, catedrático del Centro
Universitario de la Costa Sur, en la licenciatura en Artes. Esta presentación
comenzó justo a las 20:00 horas y se desarrolló ante un auditorio un poco
mayor, integrado por alrededor de 30 personas.
El expositor comenzó explicando
que en la licenciatura en Artes tienen entre sus objetivos explicarse las
manifestaciones artísticas que se producen en esta región, por lo que se
emprenden trabajos de investigación que permitan conocerlas y analizarlas. En este
sentido, junto con alumnos de esa licenciatura, ha emprendido una investigación
sobre el rock en la región, que es un fenómeno extendido y de largo aliento. La
investigación parte de la existencia de una dialéctica entre la tradición local
y la tradición inventada, ejemplificada en las diferencias entre el mariachi
tradicional y el mariachi escénico, el que nace con la época de oro del cine
mexicano. Esta dialéctica se actualiza en fenómenos como la asimilación de
géneros musicales recientes, que se venden como tradicionales, como la banda sinaloense
o el sierreño, en contraposición con la adopción de géneros “modernos”, como el
rock o el jazz.
Para ilustrar esta dialéctica, el
ponente citó a Ernesto Medina Lima, en cuya crónica Música y músicos de
Autlán habla de la “música moderna” que se escuchaba a finales del siglo XX
de manera despectiva, describiéndola como integrada de puro ruido y “asonante”.
En cambio, la misma generación habría aceptado sin objeciones las novedades
impuestas por el oficialismo, como el ya mencionado mariachi escénico.
El doctor Hirepan también habló
del proceso de introducción de nuevas músicas a la región, que fue variando en
las distintas épocas, desde la escucha en la radio hasta la interacción directa
de los músicos locales con los de otros lugares del mundo, a través de las
redes sociales. Entre estos dos extremos estuvieron la costumbre de compartir
música en pequeños grupos de amigos escuchando discos importados, la irrupción
de MTV y canales televisivos similares y el intercambio de cassettes o CDs a
inicios del siglo XXI. Como ejemplo de algunos de estos momentos, habló del
programa de radio Rebeldías Musicales, que emitía la estación XELD en la década
de 1960 y el nacimiento de grupos como Los Fujiyama, de El Grullo, y su
actuación en pequeñas fiestas, lo que va configurando una escena rockera.
En la década de 1980, afirmó el
expositor, los jóvenes de la región se integran al movimiento de Rock en tu
Idioma, que surge después de la aparición de cantautores como Rodrigo González
y Jaime López, ya con una carga ideológica menor y con letras más entendibles. En
este sentido, aparecen grupos como Los Frailes y Los Rivers, que tocaban en
tardeadas, y Nueva Generación, que tuvo un discreto éxito televisivo en Guadalajara.
Sin embargo, como productos culturales reemplazables, fueron desplazados a
inicios de la década de 1990 por la onda grupera, iniciadora de lo que hoy se
conoce como regional mexicano.
El doctor Solorio describió también
movimientos más organizados y disruptivos, como el Collage Cultural, que nació
en 1998 en El Grullo y que remó contra la corriente gubernamental y eclesiástica
durante nueve años, coincidiendo con la salida de jóvenes de la región a estudiar
carreras artísticas en otras ciudades. Enseguida, habló de la escena del metal
y sus diversas generaciones, las bandas surgidas en la primera década del siglo
y el desarrollo de conciertos y festivales en los siguientes años, incluyendo el
Carnaval Alternativo, que se celebra de forma periférica al Carnaval de Autlán,
a manera de oposición o alteridad. Luego de la pandemia, viene una regresión al
nacimiento de bandas que tocan en lugares pequeños y en fiestas.
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