Publicado originalmente en Letra Fría.
En el sitio web oficial del Ayuntamiento de Autlán (www.autlan.gob.mx) existe una sección de Reglamentos, de la que se pueden descargar de forma gratuita y en formato .pdf un total de 44 reglamentos, promulgados por el Cabildo autlense en diferentes momentos y que sirven para regular algunos aspectos de nuestra vida cotidiana. Entre ellos está el Reglamento para el Centro Histórico de Autlán de Navarro, Jalisco.
Este último fue promulgado el 1 de septiembre de 2007 por la administración encabezada por el panista Fernando Guerrero Moreno y, a grandes rasgos, establece lo siguiente: una delimitación del centro histórico de Autlán, en un perímetro semejante al área que abarcaba el pueblo aproximadamente en los años 1930 (con límites en las calles Nicolás Bravo-20 de Noviembre, Ignacio López Rayón-Encarnación Rosas, Mariano Abasolo-Mariano de la Bárcena y Constitución-Reforma); la existencia de una Comisión Técnica y de un Coordinador General del Centro Histórico (con sus respectivas atribuciones y obligaciones) y la definición más o menos precisa de los edificios, monumentos y espacios abiertos ubicados dentro del mencionado perímetro y que se consideran con valor arquitectónico, histórico o ambiental. Todo esto con el objeto, según el Artículo 26, de “buscar la protección, conservación y apariencia de los inmuebles de la zona”. Sin duda, un documento de gran relevancia para Autlán, que ha ido perdiendo de forma acelerada su identidad urbana en las últimas décadas.
Desafortunadamente, el dicho reglamento no es más que letra muerta y serviría para poco más que limpiar vidrios si tan solo existiera impreso: la Comisión Técnica no existe, aunque el reglamento señala que debe existir. El coordinador general del Centro Histórico, en quien recae la facultad de aplicar este reglamento, fue designado oportunamente (por lo menos en la actual administración), pero su opinión ha sido desestimada por la autoridad, en el caso de administraciones pasadas, o simplemente no se ha dejado escuchar, en el caso de la actual. Esto ha permitido que, a pesar de enérgicos cuanto inútiles esfuerzos individuales como el del arquitecto Felipe Mardueño, se hayan otorgado permisos para la modificación de inmuebles como el hotel Valencia y la actual plaza Vista del Sol para que en ellos se hicieran los adefesios que ya todos conocemos, sin el más mínimo sentido de armonía con el entorno.
Y algo parecido está ocurriendo en estos días, frente a nuestras impasibles narices: para el montaje de una ambientación navideña, podemos ver cómo al kiosco del jardín Constitución (construcción sujeta a conservación, según el Artículo 12, fracción I del reglamento) se le hacen trabajos de soldadura en su estructura superior, mismos que le causarán un daño irreversible. A esto hay que agregar, desde luego, los trabajos de albañilería que se ejecutan ahí mismo y en el tramo de la calle Ernesto Medina Lima frente al portal Juárez, donde se colocará la famosa pista de hielo. Trabajos que, más allá de si implican o no un costo para las arcas municipales o del buen o mal gusto de sus diseñadores, constituyen una fuerte afectación a la conservación y protección de esos inmuebles, precisamente lo contrario al objetivo del Reglamento para el Centro Histórico de Autlán de Navarro.
De manera que no solo el texto del reglamento es letra muerta: tan muertos están el espíritu de ese documento y la conciencia de conservación de lo poco que queda de nuestra identidad, sujeta al capricho y a las ocurrencias de la autoridad en turno.
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