Foto tomada de La Voz del Norte. |
El 15 de mayo de 1986 el periódico local Noticias Regionales, dirigido por Guillermo Roldán Llamas y que se publicaba quincenalmente, reprodujo esta nota de José Luis Carabes, que apareció originalmente en el diario tapatío El Occidental y que trata sobre la producción literaria de Ramón Rubín, notable escritor y, en esa época, gran animador de la vida cultural autlense. Enseguida transcribimos la nota:
"El Seno de la Esperanza, relato de Ramón Rubín -novelista avecindado en Autlán- fue adquirido en doscientos cincuenta mil pesos por Alberto Isaac, con el propósito de filmar una coproducción mexico-rusa.
Rubín no es primerizo en estas lides. Ya le han filmado dos de sus relatos: En Carne Propia y Los Cuervos Están de Luto.
(Por indicaciones de Emilio Carballido, el dramaturgo Hugo Argüelles realizó -sin consultar a Rubín- una adaptación de El Duelo, cuento que Ramón había publicado en El Nacional. De este trabajo de Rubín-Argüelles se rodó la cinta Los Cuervos Están de Luto.
-Me han comprado los derechos de diez de mis obras y sólo se han filmado dos-, revela Rubín. El Seno de la Esperanza es una obra muy difícil de llevar a la pantalla, ya que se desarrolla en un barco camaronero. Las películas realizadas en exteriores son demasiado costosas.
A Rubín, económicamente hablando, no le va demasiado mal con sus productos literarios, tan solo porque se desdobla o se triplica.
Víctima en otros tiempos del ninguneo de Alfonso Reyes y de Agustín Yáñez, ahora en Guadalajara está a punto de agotarse el libro que escribió Rubín sobre Pedro Zamora.
La megalomanía ranunculácea y la explotación de las ranas
Las nuevas generaciones de lectores o de analfabetas saben que Zamora es el protagonista de El Llano en Llamas, primer y penúltimo libro del póstumamente endiosado señor don Juan Rulfo.
Según su editor Juan Francisco González (aunque para efectos hacendarios insiste en que sólo es impresor), el libro Pedro Zamora se ha vendido sorprendentemente casi en su totalidad, en un establecimiento farmacéutico que se encuentra en la confluencia de la avenida de las Américas y de la calle Morelos.
Rubín también es autor de libros de texto de índole técnica. Se divierte escribiendo sobre piscifactorías, sobre el debatido tema de la explotación de las ranas (y no hablo de la fábula de la rana que deseaba ser toro en una inflación de su megalomanía ranunculácea). Las regalías que semestralmente no exceden la centena de miles, a Ramón se le olvida cobrarlas.
Ahora se dispone Rubín a volver a su género predilecto, la monografía lírica. Cuando era crédulo, escribió sobre Chapala y sobre Cajititlán. Ahora que sabe que ambos vasos ya no tienen remedio, debido a la codicia de los explotadores, se ha refugiado en una casa con huerta, a redactar un libro cariñoso "que no poético" sobre Autlán: tierra de metedólares, de trabajadores migratorios y de jitomateros, en donde otra vez Ramón se tropieza con el problema del agua, ya que más de 100 bombas de alta succión (diez pulgadas) bajan el nivel de los mantos freáticos hasta tres metros por año."
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