En atención a la solicitud del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara, hecha a la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), para realizar la valoración técnica de la pintura mural del pintor José Atanasio Monroy ubicada en el edificio conocido como el Parián de San Juan de Dios en la zona centro de la ciudad de Guadalajara; se realizó una reunión entre especialistas de la ECRO y autoridades universitarias en el sitio del mural, para analizar el estado de conservación de la obra.
La pintura es una imagen coral, recurso muy recurrente en el muralismo mexicano del siglo XX, especialmente usado por Diego Rivera de quien Monroy era admirador (Medina García, 2007), pero a diferencia de Rivera, Monroy coloca a la mayoría de los personajes de cuerpo completo, en diferentes niveles en todo lo alto del muro. La mayoría de los personajes representan diferentes facetas del tema que da título a la pintura.
Durante la visita a la obra, se observaron algunos fenómenos que probablemente son efecto de la composición del mural y de su interacción con el medio ambiente y que están alterando la pintura y su apreciación.
El muro que sirve de soporte al mural presenta alteraciones leves, ya que se observa estable estructuralmente. Con todo, se presentan algunas fisuras en el aplanado de la pintura que se pueden deber a movimientos del muro, especialmente por la actividad que hay detrás de éste.
Asimismo, la cubierta del cubo de la escalera donde se ubica la obra presenta deficiencias, ya que se ha podido detectar la presencia de filtraciones de agua sobre el mural, que están provocando escurrimientos y migración de sales en la policromía.
Un problema que se observa en toda la superficie de la pintura es la deposición de polvo, hollín y otras partículas suspendidas en el aire que se adhieren al muro por su carga estática y alteran los valores cromáticos de la capa pictórica, y también favorecen la absorción de humedad ambiental, la implantación de microorganismos y la deposición de más partículas.
Finalmente, como gran afectación para la observación del mural se considera al hecho de que frecuentemente los comerciantes coloquen mercancías sobre los pretiles que dan al cubo de la escalera, por lo que en muchas ocasiones la obra queda cubierta. Esta situación ya había sido observada incluso por el autor que menciona: “Muy a pesar mío y de los constructores, el centro comercial no funcionó y está descuidado, invadidos los pasillos con todo tipo de mercancías que dificultan observar la obra, pero ahí está” (Medina García, 2007).
Por lo anterior, se considera que los deterioros antes descritos no representan ningún peligro inminente para la preservación de la pintura. Un programa de conservación preventiva mínimo, una intervención curativa que elimine las acumulaciones de materiales extraños y la liberación del cubo permitirían apreciar a la pintura de la forma en que su autor la proyectó.
De ello, los especialistas dictaminan que una obra mural es el producto de un diseño pictórico donde el espacio determina la percepción de la imagen, por lo que está ligada indisolublemente al contexto arquitectónico para el que fue proyectada y forma un conjunto con éste. Si el espacio arquitectónico es modificado o si la obra es llevada a otro espacio, se pierde el sentido de conjunto con el que fue concebida. Esto no se puede perder de vista al plantear cualquier proceso de conservación para una obra mural, por lo que al hablar de su tratamiento primero se tiene que pensar en intervenir en el espacio arquitectónico para que éste se mantenga con una protección y un marco para la interpretación y valoración de los usos y significados de la obra.
Se considera viable y pertinente, tanto para la obra como para su contexto, realizar acciones de conservación, revalorización y rescate integral de la pintura mural. Las acciones recomendadas son en primer lugar de carácter preventivo como la reparación de la cubierta, posteriormente la realización de tratamientos básicos de restauración en la superficie pictórica con personal especializado y finalmente la evaluación de las acciones necesarias a largo plazo para la conservación y difusión de la obra.
Karla A. Jáuregui Arreola
Profesora titular del Seminario Taller de Conservación y Restauración de Pintura Mural
Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO)
Analco 285. Barrio de Analco
Guadalajara, Jalisco, MX.
Agradecemos a la ECRO su colaboración al hacernos llegar este documento.
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