Fragmento del oficio por el cual el gobierno del Estado enviaba a Autlán los nombramientos a los integrantes de la primera Junta de Caminos. |
La comunicación directa
por tierra entre Autlán y Purificación no es solo un deseo de los habitantes de
estos pueblos para el futuro o un proyecto que a alguien se le ocurrió de la
nada. Esa fue la ruta habitual para todos los que, por motivos comerciales u oficiales,
tenían que pasar de la región de la Costa al valle de Autlán, desde por lo
menos los primeros años de la Colonia.
Existen registros de
que nada menos que el primer virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza,
llegó a Autlán el 8 de febrero de 1541, al parecer procedente directamente de
Purificación, después de supervisar los trabajos que se hacían en Barra de
Navidad para preparar la flota que partiría a la conquista de las Filipinas.
Todavía en la primera
mitad del siglo XX la ruta de Autlán a la Costa pasando por Purificación (es
decir, saliendo hacia el Poniente en lugar de hacia el Sur, como hacemos
actualmente) era la habitual para comerciantes y arrieros que traían de allá
productos agropecuarios y los llevaban a Sayula para que el tren se los llevara
a Guadalajara.
Sin embargo, el camino
era solo de herradura, apto para ser transitado a pie o por bestias. Al
desarrollarse y popularizarse los modernos medios de transporte de vapor o de
combustión interna, a finales del siglo XIX, se hizo necesario adaptar esta vía
para que pudiera ser utilizada también por ellos.
Con el tiempo, la idea
del ferrocarril se abandonó y nació, en cambio, la de construir una carretera
moderna, que permitiera el tránsito de camiones y automóviles. Entre los
objetivos principales que se esgrimían para defender este proyecto estaban el
hecho de que los productores agropecuarios de la Costa tenían un intercambio
comercial más intenso con el Estado de Colima, vía Manzanillo, que con el resto
de Jalisco, en detrimento de la economía jalisciense, así como la idea de la
existencia de riquezas naturales fabulosas en ese poco habitado territorio.
El primer paso para la
construcción de una carretera se dio en Autlán con la conformación de una Junta
de Caminos, conformada por Flavio Fierro como presidente, Daniel Rueda
vicepresidente, Ireneo Barragán tesorero, Jenaro Corona y José Galación Michel
secretarios y Serapio Ortega, Salvador Quintero, Eduardo Dávila, Alfonso A.
Villaseñor y Luis Villaseñor como vocales, constituida por iniciativa de ciudadanos
autlenses. Fue el 26 de febrero de 1930 cuando el gobierno estatal remitió los
nombramientos para estos personajes.
El fruto de sus primeras
gestiones se vio hasta el 9 de abril siguiente, cuando el subsecretario de
Gobierno ordenó al director general de Rentas que ordenara a su vez al receptor
de Rentas de Autlán que prestara al presidente municipal las herramientas que
le enlistaba, con el fin de destinarla a “la reparación” del camino a
Purificación. La lista de herramientas es la siguiente:
· Tres carretillas de fierro
· Once palas de fierro con cabo
· Cinco palas con el cabo quebrado
· Dos palas sin cabo
· Diez zapapicos con cabo
· Un zapapico con el cabo quebrado
Sin embargo, no es sino
hasta el 8 de mayo siguiente cuando Aristeo Hernández, el mencionado
administrador, le entrega la herramienta al presidente municipal y hasta el 21
de mayo quedó por fin a disposición de Flavio Fierro, el presidente de la
junta. Dos meses casi exactos desde que este último la solicitó por primera
vez.
Mientras la Junta de
Caminos autlense hacía estas gestiones, en la ciudad de México un grupo de
autlenses encabezado por el licenciado Daniel Benítez, conformaba el Comité de
Mejoras del Suroeste de Jalisco, que sería el segundo actor que intervendría en
la obra. Según El Informador del 5 de abril de 1930, este Comité estaba
constituido por Daniel Benítez, presidente, Federico Solórzano, secretario,
Elías Hurtado, tesorero, José Mares y Aureliano Villaseñor en la comisión de
ingeniería, Francisco Ramírez y Domingo Rodríguez en la comisión de
información, Federico Solórzano en la comisión de prensa y Vicente Ramírez,
Ramón Blancarte, Juan González, José H. Gómez, Eladio Sauza, Luis Topete Bordes
y José Corona.
El 14 de abril de ese año llegaba a Autlán la circular no. 1
del recién creado Comité, que fue enviada también a los presidentes municipales
de Sayula, San Gabriel, Tonaya, El Limón, El Grullo, Purificación, La Huerta y
Cihuatlán y en la que se explicaba que se había conformado con el objetivo de que
esta región de Jalisco por fin “desarrolle en toda su amplitud su natural
capacidad de ser el granero de Jalisco y la más intensa productora de variadas
riquezas de su suelo”, para lo que había proyectado varias acciones, entre
ellas la construcción de una carretera que uniera a Guadalajara con algún
puerto del Pacífico, “probablemente a Chamela”, pasando por los pueblos
mencionados. Se explicaba cómo se habían puesto ya en contacto con el ingeniero
Carlos A. Blake, subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas, quien
ofreció conseguir del gobierno la dirección técnica de la obra y los
materiales, siempre que los beneficiados se comprometieran a costear la mano de
obra. Solicitaban que se conformaran comités en cada pueblo e informan también
de los acuerdos a que debían comprometerse cada uno de ellos.
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