domingo, 31 de enero de 2021

Diligencias de Zacapala: eco de las voces de un pueblo desaparecido


 

“…en nuestras propias tierras y casas que heredamos de nuestros padres y abuelos, las cuales tenemos hoy día y de tiempos innumerables a esta parte poblados y cultivados…”

Fragmento del testimonio de los habitantes de Zacapala.

El pueblo de Zacapala se levantaba a orillas del río Ayuquila, en las inmediaciones de donde ahora se encuentra el ingenio Melchor Ocampo. Es uno de los pueblos que describió la expedición de Francisco Cortés de San Buenaventura en marzo de 1525, cuando llegaron al valle de Autlán los primeros españoles. Para entonces Zacapala tenía una población de aproximadamente 840 personas.

A lo largo de su historia, Zacapala cobró una cierta importancia política y social en el concierto de los pueblos del valle: por ejemplo, en su visita del 30 de enero de 1740 a Autlán el obispo de Guadalajara, Juan Leandro Gómez de Parada, consagró una campana para el templo de este pueblo; además, en 1823 se instaló ahí una de las juntas (las otras tres se instalaron en el centro de Autlán, en el barrio de Las Montañas y en el pueblo de Tepospizaloya) para las elecciones del primer Congreso Constitucional de nuestro país. A pesar de esto, Zacapala se despobló por completo a finales del siglo XIX dando origen o acrecentando la población, según algunas versiones, del pueblo de El Grullo. Para 1885 el Congreso de Jalisco, mediante el decreto 171, suprimía la comisaría municipal de Zacapala dejándola solo con la categoría de comisaría de policía, lo que nos habla de la decadencia que ya sufría esta población. Aunque los documentos oficiales no nos hablan con claridad de esto, no es difícil imaginar el sufrimiento de los habitantes de una población al verse obligados, por cualquier circunstancia, a abandonar su terruño y sus posesiones.

En Diligencias de Zacapala. Defensa de la tierra en el valle de Autlán 1591-1592, don Gabriel Michel Padilla, cronista de El Limón, nos da a conocer un expediente que no por oficial deja de ser transparente a las emociones y sentimientos de sus protagonistas: se trata de la solicitud que hizo el español Bernardino de Sámano al virrey Luis de Velasco, hijo, de la merced de una estancia de ganado mayor y dos caballerías de tierra precisamente en los terrenos donde tenían sus milpas los indios de Zacapala.

A la solicitud de esta merced el virrey activó el procedimiento legal correspondiente: ordenó al alcalde mayor de Autlán, Gonzalo Velázquez de Lara, a cuya jurisdicción estaba sujeto Zacapala, de validar la pertinencia de la misma acudiendo a las tierras solicitadas, pidiendo su opinión a los vecinos de los pueblos indios aledaños para conocer si de concederse la merced tuvieran ellos alguna afectación y escuchando también a los representantes del solicitante (era vecino de la ciudad de México y nombró entre los vecinos españoles de Autlán a cuatro que lo representaran en esta diligencia). El alcalde siguió al pie de la letra cada uno de los pasos del procedimiento, dando al testimonio de los indígenas el mismo valor que al de los españoles: nombró, incluso, un intérprete para explicarles de lo que trataba la diligencia y para escuchar sus alegatos.

En el libro, don Gabriel nos ofrece un tesoro documental para la historiografía regional. Además de la reproducción facsimilar de cada foja del expediente y su transcripción (el penoso trabajo de paleografía estuvo a cargo del finado Enrique Trujillo González, cronista de San Gabriel, quien también hace el prólogo), el autor del libro hace reflexiones alrededor de cada uno de los documentos, en las que llama la atención sobre puntos finos que en ellos se mencionan: desde los productos que se cosechaban en las tierras en disputa hasta la despoblación o migración que ya se observaba en esos años en nuestra región, pasando por la fisonomía del paisaje, el tono de las declaraciones de las partes y hasta el origen racial de los participantes en la diligencia, entre los que hallamos españoles e indígenas pero también mulatos, entre muchos otros asuntos.

Un elemento no menor en el expediente es un mapa de las tierras solicitadas y sus alrededores, realizado como parte de la diligencia y que don Gabriel incluye en el libro, con la transcripción de los nombres de los lugares. Es una bellísima representación de esa parte del valle, partida en dos por el río Ayuquila y en el que el dibujante representó, incluso, los volcanes de Colima en uno de los extremos, como para servir de referencia. Podemos pasar horas contemplando las afinidades entre ese extremo de la Sierra de la Vainilla y cómo fue dibujado por el autor, descubriendo dónde estuvieron cada uno de los pueblos referidos y dónde se encuentran los pueblos que actualmente se asientan en ese rincón del valle.

Diligencias de Zacapala es una aportación de gran importancia para el conocimiento de la historia del valle de Autlán y un acto de justicia al rescatar la voz de sus primeros habitantes

Este libro fue publicado recientemente, apenas en agosto de 2020. Si está usted interesado en conseguir un ejemplar puede comunicarse a este blog o directamente con el autor, en el correo electrónico tonantzin2009@yahoo.com.

jueves, 28 de enero de 2021

Voces sepultadas en los archivos 22: dos proclamas de Antonio Rojas


 Valientes soldados de Jalisco, probad al mundo que sois dignos del suelo que os vio nacer. ¡Guerra sin tregua a franceses y traidores! ¡Protección incesante a nuestros hermanos!

Entre el tesoro documental que guarda el Archivo Histórico Municipal de Autlán se encuentran, en la caja correspondiente a los papeles de 1864, dos proclamas publicadas por el coronel Antonio Rojas, fechadas en Zacoalco de Torres el 2 de enero de 1864. Impresas por J. M. Fuentes, las dos proclamas están pegadas entre sí, formando una especie de folleto de solo dos hojas, con un rótulo a manera de portada que escuetamente dice “Proclamas de Antonio Rojas. Ene. 2, 1864”. Este rótulo es mucho más reciente que las proclamas, a juzgar por la etiqueta con pegamento en que está escrito y a que está formado con letras de máquina de escribir.

Las dos hojas están encabezadas por la frase “El C. Coronel Antonio Rojas” y, a renglón seguido, se indica a quién están dirigidas: “A sus compañeros de armas” la primera y “A sus conciudadanos” la segunda. Ambas están redactadas en un tono muy firme pero conciliador, el coronel Rojas llama a la reconciliación de los mexicanos luego de los desórdenes y las heridas que dejó la reciente Guerra de Reforma (entonces llamada simplemente la Revolución), a perdonar los agravios y unirse para rechazar al invasor francés y a los traidores que fueron a traerlo de Europa. Aunque reconoce que la Revolución causó desmanes entre la población, afirma que éstos han sido disimulados entre hermanos y pide recordar las “gloriosas conquistas” que logró por el pueblo y para el pueblo.

A los soldados, aunque parezca incongruente con lo que ocurrió en la realidad, les exige respetar la integridad y los bienes de los mexicanos, en el siguiente tenor: “De vuestro patriotismo exijo un inviolable respeto a las vidas y propiedades de todo ciudadano, sea del partido que fuere, pues hoy todos somos mexicanos”. Poco antes les advierte que “el menor exceso de vuestra parte será un crimen de lesa nación y como tal será castigado irremisiblemente”.

A los ciudadanos les pide fe y abnegación para la defensa de la Patria y les advierte que es a ellos a quienes toca la expiación por la traición cometida contra la Revolución por algunos de sus jefes. A estos traidores, les dice, hay que castigarlos con el desprecio y la pérdida de la confianza pero no hacer responsable de sus yerros a la causa de la República. A la vez, les ofrece su protección: “Intransigible con los que auxilien al invasor, severo con los que ante él se humillen, seré a la vez que el defensor de la Patria, el que vele por vuestras personas e intereses, castigando severamente cualquier atentado contra unas y otros de que tenga conocimiento”.

Es notoria la importancia que se da en estas proclamas a la nacionalidad y a la Patria, muy acorde con las ideas de la época. Se pone a estos conceptos por encima de la vida y de las propiedades materiales, que pueden y deben ser sacrificadas en la defensa de ellos. Son esos bienes, la Patria y la nacionalidad, lo que los invasores franceses nos quitarán en caso de triunfar, dejando a los mexicanos en calidad de esclavos. “El francés os ofrece la existencia de los esclavos, nosotros las penalidades de los hombres libres”, dice a los ciudadanos el coronel Rojas.

A pesar de este tono conciliador y de las promesas de defensa de los bienes y vidas de los civiles, Antonio Rojas y su gente dejaron un recuerdo de crueldad y violencia contra los ciudadanos pacíficos que perduró por generaciones. Entre la gente de Autlán perduró hasta hace algunos años la expresión “Préstamos de Rojas”, para referirse a los préstamos de dinero o bienes de los que no se tenía esperanza de recuperar, como un recuerdo de los préstamos forzosos que el coronel republicano acostumbraba imponer a los pueblos a los que llegaba.

El coronel Antonio Rojas, sin embargo, siempre fue congruente en sus ideas políticas, a pesar de sus métodos brutales: peleó en el bando republicano durante la Guerra de Reforma y combatió a los franceses durante la Intervención. Su muerte, de hecho, ocurrió en combate contra las fuerzas francesas del capitán Berthelin en las cercanías de Unión de Tula, el 28 de enero de 1865.

domingo, 24 de enero de 2021

Microhistorias de Autlán en los ámbitos minero y azucarero


 

En el año 2016 fue publicado un libro que vino a prestar un doble servicio a la memoria colectiva autlense: Microhistorias de Autlán, Jalisco. Su mineral, su caña de azúcar, de don Juan Rubio Martínez. La publicación fue realizada por la Fundación Javier Galván, A.C.

El doble servicio al que me refiero es que, por un lado, pone en negro sobre blanco los recuerdos de alguien que conoció de primera mano y desde adentro el devenir de dos de los principales motores de la economía regional en el último siglo, la Compañía Minera Autlán y el Ingenio Melchor Ocampo. Aunque todavía viven muchos ex trabajadores de la mina, son pocos quienes han compartido más allá de sus círculos más cercanos lo que recuerdan de la forma de vida autlense bajo la influencia de esa actividad económica.

Y, al hacer esto, el libro presta el segundo de los servicios que les decía: recordar a los autlenses más jóvenes, en especial a quienes tienen menos de 50 años de edad y no cuentan con un pariente que hubiera trabajado en la mina, que Autlán vivió una época de prosperidad económica en los años en que funcionó pero, sobre todo, que nuestra comunidad tuvo alguna vez una vocación minera, con todo lo que esto implica: cambios en la forma de vida, llegada de trabajadores especializados de otros lugares del país, aparición de nuevas formas de trabajo y de nuevos giros comerciales… dentro de este segundo servicio está también el permitirnos conocer don mayor amplitud la historia de la llegada de la industria azucarera de gran escala a nuestro valle, los conflictos y avatares de la vida organizacional del ingenio y, también, la llegada de personal especializado de otros Estados y su integración a la comunidad autlense.

Don Juan Rubio logra esto con los elementos de la microhistoria. Cuenta sus recuerdos y vivencias en primera persona, aportando descripciones del temperamento de sus personajes y narraciones detalladas de los acontecimientos, incluyendo citas textuales de conversaciones o de expresiones, en lugar de kilométricas bibliografías. Pero no se crea que esto está exento de rigor: el autor también hace constantes referencias a documentos o estadísticas publicadas oportunamente para dar pormenores, por ejemplo, de la producción azucarera en distintos años y lugares o de los cambios que se operaron en Autlán con la irrupción de la minería. Todo con una prosa leve y accesible y la autoridad que da el haber vivido el autor los hechos que nos narra.

La organización del libro es bien sencilla: luego de una presentación por el político Fabricio Corona y una introducción a cargo de la académica del Centro Universitario de la Ciénega Liliana I. Castañeda Rentería, vienen los dos únicos capítulos: Autlán minero, sobre la época minera, y Azúcar amargo, sobre la actividad azucarera. En el primero, aderezado con imágenes tomadas de la revista Informina, un órgano de comunicación creado por la Compañía Minera Autlán, comenzamos con una historia sobre el establecimiento de la mina y el inicio de la explotación del manganeso en el cerro de San Francisco para continuar con una relación pormenorizada de los cambios vividos en el pueblo y la región a partir de esto (introducción de servicios como teléfono y energía eléctrica, pavimentación de la carretera a Manzanillo, entre otros) hasta anécdotas, vida y milagros de los mineros y administrativos de la compañía, pasando por la descripción de la forma de trabajo y de vida de estos personajes.

En el segundo capítulo asistimos a una relación de lo que tuvo que pasar para que el Ingenio Melchor Ocampo se instalara en Autlán, desde la gestión ante las autoridades correspondientes hasta la llegada de los primeros trabajadores en 1969. De aquí pasamos a conocer los conflictos obrero-patronales más importantes que ha vivido el ingenio, sus épocas de bonanza y de vacas flacas y la relación de esta actividad con la alta política del Estado y de la República. Esto, claro, sin olvidar las semblanzas de los gerentes que llevaron la administración del ingenio en sus primeras décadas y sus cambiantes relaciones con el sindicato.

Obras como Microhistorias de Autlán. Su mineral, su caña de azúcar nos recuerdan, porque a veces es necesario, la existencia de múltiples realidades e identidades dentro de nuestro terruño.

Ficha técnica:

RUBIO Martínez, Juan

Microhistorias de Autlán, Jalisco. Su mineral, su caña de azúcar.

Guadalajara, 2016

ISBN: 978-607-9490-20-1

111 pp.

martes, 19 de enero de 2021

Un análisis de Viaje de invierno en la sesión del Capítulo Juvenil Costa Sur de la BSGEEJ

El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich. 

 La mañana de este sábado 16 de enero, a través de la aplicación Google Meet, el Capítulo Juvenil Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró su primera sesión ordinaria del año. Comenzó a las 10:00 horas y tuvo una asistencia de alrededor de diez personas. El anfitrión fue Antonio Díaz Landeros, quien presentó el trabajo Viaje de invierno. Wilhelm Müller y Franz P. Schubert, recurriendo a un formato novedoso: él grabó previamente un video con toda su presentación y compartió en la sesión un enlace para que pudiéramos verlo y hacer los comentarios correspondientes al final.

Como su título lo indica, el trabajo de Antonio Díaz estuvo dedicado al análisis del ciclo de canciones, o lieder, Viaje de invierno, compuesto por Franz Schubert sobre poemas de Wilhelm Müller. Para comenzar, nos aclaró que esta obra es un conjunto de canciones interrelacionadas y que guardan una coherencia entre sí, aunque son distintas en su forma. Los poemas que la componen están relacionados al concepto alemán de “wanderer”, el que camina constantemente, solo y sin rumbo… errabundo. Este concepto, que no refiere solo a una situación física sino también mental, inspiró diversas obras musicales y poéticas en la época del romanticismo alemán: nos mencionó, por ejemplo, la Canción nocturna del caminante, de Goethe, entre otras.

El ponente explicó que las 24 lieder de Viaje de invierno fueron compuestas por Wilhelm Müller entre 1823 y 1824. Schubert conoció las primeras 12 en febrero de 1827 y fueron publicadas, ya musicalizadas por él, en enero de 1828. Para el último día de este año fue publicada la colección completa.

Luego de recomendar la lectura del libro Viaje de invierno, del investigador inglés Ian Bostridge y del cual existe una traducción al español hecha por Luis Gago, Antonio Díaz compartió algunos testimonios acerca de la obra de personajes que conocieron a los autores de la serie de canciones. Enseguida vimos algunos videos en los que se interpretan canciones de este ciclo, de los que Antonio nos hacía algunos comentarios y precisiones al terminar: vimos y oímos de esta forma la canción que abre el ciclo, Gute nacht, La señal de camino, El correo, El coraje y El zanfonista. En ellas los temas recurrentes son el desamparo, la soledad y el vagar sin rumbo, acordes a la estética del romanticismo. Para ilustrar esta estética Antonio mostró algunos cuadros del pintor Caspar David Friedrich. Uno de ellos, El caminante sobre el mar de nubes, ilustra esta entrada.

Por último conocimos algunos elementos del contexto social de la época romántica en Europa y de la vida de Schubert en los años en que musicalizó esta obra, que fueron los últimos de su vida. Eran los tiempos del fin del Sacro Imperio Romano Germánico, con el consecuente establecimiento de fronteras artificiales y difusas, el socavamiento de una forma de organización social y la expresión del nacionalismo como virtud, entre otros. El compositor estaba aquejado por la sífilis y vivía con la conciencia de que estaría poco tiempo en la vida que tanto le maravillaba: “Imagina a alguien que nunca volverá a estar sano y en su desesperación solo sabe empeorar las cosas”, escribió a un amigo suyo.

Para despedirse, Antonio invitó a escuchar y leer las canciones de Viaje de invierno.

El video con el trabajo de Antonio Díaz puede verse en este enlace.

martes, 12 de enero de 2021

Héctor Ochoa en Hooligans: una celebración de la guitarra eléctrica


 

Aunque hace tiempo que está rebasada la idea de que el rock solo se puede tocar con la alineación típica de guitarra, bajo, batería y voz, sigue siendo la guitarra eléctrica el símbolo por antonomasia de este género musical, nacido en los Estados Unidos pero que ya podemos considerar universal. Antes de pensar en unas baquetas o un micrófono, es la figura de una guitarra lo que primero se nos viene a la mente al hablar de rock.

La relación entre estos elementos quedó de manifiesto la noche del sábado 9 de enero en el bar Hooligans, donde el músico grullense Héctor Ochoa ofreció un recital de guitarra eléctrica en el que hizo un repaso por varios subgéneros y estilos del rock. A partir de las 21:00 horas y ante unas 15 personas, distribuidas en las mesas del lugar tratando de mantener la sana distancia, Héctor interpretó con la guitarra y apoyado con pistas musicales pregrabadas piezas de bandas tan diversas como Red Hot Chili Peppers (Suck my kiss), Led Zeppelin (Immigrant song), Stone Temple Pilots, Nirvana… todo con una muy buena técnica de ejecución y una notable precisión.

Hooligans nació con la idea de ofrecer un foro para la difusión del trabajo de músicos y bandas de rock en sus diversos géneros. Aunque la pandemia ha sido un formidable obstáculo para esto, no se ha abandonado el objetivo y la presentación de Héctor Ochoa es una muestra.

domingo, 10 de enero de 2021

El doctor Nabor de Niz expuso Historias del tiempo

La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí. Imagen tomada de Historia Arte.

 La mañana del sábado 9 de enero el capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró mediante la aplicación Google Meet su primera sesión del año 2021, con el doctor Nabor de Niz como anfitrión. Con la asistencia de unas 15 personas, la exposición del doctor comenzó a las 11:00 horas.

La exposición del doctor Nabor, de casi una hora de duración, comenzó remontándose a los inicios de la Humanidad, cuando el Homo sapiens alcanza un desarrollo intelectual suficiente para tener conciencia de sí mismo y de su entorno. A partir de entonces descubriría también el tiempo, a partir de la observación de la luz y el movimiento y de los ritmos de los cuerpos celestes. El doctor mostró enseguida algunas definiciones de tiempo, según distintos diccionarios, y la estrofa de un poema de Renato Leduc, famoso por rimar cuatro versos con la palabra tiempo, que no tiene otra en el idioma español con la que pueda rimar.

Según la exposición, el hombre comenzó muy temprano a buscar una forma de medir y registrar el paso del tiempo, en periodos adaptados a las necesidades de la vida civil y religiosa: desde la colocación de monolitos, como los de Stonehenge y Aberdeenshire, de aproximadamente 8 mil años de antigüedad, hasta la creación de calendarios más complejos, como el sumerio o el egipcio. El doctor Nabor dijo que la mayoría de las civilizaciones han organizado el tiempo basándose en los movimientos del sol y la luna (los famosos calendarios lunisolares), para dividirlo en horas, días, meses y años.

Por cierto, el doctor De Niz explicó por qué en los calendarios y relojes actuales no se utiliza el sistema decimal sino el sexagesimal: esto viene desde la civilización sumeria y se debe a que la circunferencia de la esfera, de 360°, es divisible entre seis, lo que facilitaba la medición del paso del sol por el cielo. Explicó enseguida algunos de los calendarios que ha utilizado la Humanidad, como el chino, que es uno de los más complejos, y el maya, uno de los más exactos.

El doctor profundizó más en el calendario romano, origen del que se utiliza actualmente en todo el mundo. Creado por Rómulo, según la tradición, este calendario constaba originalmente de diez meses de 29 días, 12 horas y 44 minutos, a los que se agregaron después dos meses extra, januarius y februarius. Su punto de partida era la fundación de Roma.

Para el siglo III se estableció el calendario cristiano, basado en el romano pero usando el nacimiento de Cristo como punto de partida. Esta fecha se estableció, por Dionisio el Exiguo, el día que siguió al 31 de diciembre de 753 del calendario romano. Enseguida, el expositor narró la historia de este calendario y su evolución: el añadido de un día cada cuatro años a partir de octubre de 1582, convirtiéndose en el actual calendario gregoriano, que fue extendiéndose paulatinamente a través del tiempo hasta que, en la actualidad, es usado en todo el mundo por lo menos en el ámbito comercial, aunque algunas culturas, como la china y la judía, tengan el suyo propio.

En la parte final de su exposición, el doctor Nabor explicó el funcionamiento de algunos artefactos para la medición del tiempo. Comenzó con el sextante que, aunque ya no se usa en la navegación profesional, sí se enseña su uso en las escuelas navales y sirve para determinar la posición en el globo de una embarcación, midiendo la altura del sol. Nos mostró también los relojes de sol, de agua y de arena, con sus características particulares.

En el artefacto que se detuvo más el expositor fue el reloj de pesas y péndulos, una maravilla del ingenio humano que permitió medir el tiempo sin los inconvenientes de los anteriores aparatos. Luego de una explicación detallada del funcionamiento de su mecanismo, su fuente de energía y los cuidados que debe tener, nos mostró imágenes del mecanismo del famoso Big Ben de Londres y del reloj astronómico de Praga, basados en este sistema. Pero, lo que más llamó la atención fueron las imágenes y explicación de la historia del reloj público de Autlán, que el pasado 1 de enero cumplió 120 años de su inauguración y que estuvo colocado originalmente en la añorada torrecilla. Su traslado a su nueva sede requirió, por cierto, seis meses de trabajo para desarmarlo y volverlo a armar en el nuevo lugar.

El mantenimiento del reloj autlense, que fue adquirido a la compañía La Esmeralda, correspondiente en México de la alemana Hauser Zivy y Compañía, está a cargo del señor Luis Ernesto Robles. El reloj obtiene su energía de tres cilindros, de los que penden pesas de 110 kilos cada una.

La exposición cerró con la explicación del paso de la tecnología de estos relojes de pesas y péndulos a los relojes portátiles y algunos datos curiosos: el reloj centesimal desarrollado enel siglo XVII por un relojero francés y que constaba de un día de 20 horas de 100 minutos, cada uno de ellos de 100 segundos; el balazo de Julián Medina al reloj del Palacio de Gobierno de Guadalajara, entre otros.

sábado, 9 de enero de 2021

El Himno a Jalisco: una historia azarosa

La bandera y el escudo de Jalisco.

 
Por Carlos Martín Boyzo Nolasco.
Publicado originalmente en la revista El Cronista Municipal, de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco. Noviembre de 2018.

Al darse a conocer en el año de 1981 la convocatoria para contar con un Himno a Jalisco lanzada por el Fondo para Actividades Sociales y Culturales del Estado de Jalisco (FONAPAS), el compositor oriundo de Tuxpan, maestro Felipe Vázquez Barbosa, y el compositor tapatío Moisés Guerrero López se aprestaron a participar en tan importante evento, enviando su propuesta y contendiendo contra los trabajos de otros 52 participantes.

La propuesta por el binomio Vázquez-Guerrero resultó triunfadora, otorgándoles el 17 de agosto de 1981 un reconocimiento de parte del Instituto FONAPAS como triunfadores del primer lugar tanto en la composición musical al maestro Vázquez como al poeta Guerrero.

El triunfo bien merecido pronto durmió el sueño de los justos, pues lo que se auguraba pronto se oficializara como el Himno a Jalisco no se dio, quedando en el abandono tan importante proyecto, lamentando los autores el poco reconocimiento y la mala difusión por parte de las autoridades.

Es hasta inicios del año 2004 cuando el diputado Enrique Ibarra Pedroza propuso nuevamente que se efectuara un concurso para que Jalisco contara con un himno, toda vez que no existían en los archivos del Congreso documentos que acreditaran a los triunfadores de un concurso celebrado en el año de 1981, es así que la dupla Vázquez-Guerrero aportaron documentación fehaciente que permitió legitimar su triunfo y ser ellos los triunfadores de lo que tendría que ser el Himno de Jalisco.

Se desechó el intento de nuevo concurso y se aprobó en comisiones el 8 de diciembre del año 2005 el Dictamen de Ley sobre Escudo, Bandera e Himno del Estado; por fin sería aprobada la ley, pero no fue sino hasta enero de 2007 cuando fue aprobada y publicada, entrando en vigor en febrero de 2008.

El diputado J. Guadalupe Madera Godoy, en octubre del año 2007, en acuerdo legislativo propuso al gobernador que diera a conocer y difundiera el Himno a Jalisco, aún hoy en día son pocos los eventos en los que se interpreta, es así que la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco se ha dado a la tarea de difundir en todos los eventos en los que participa se interprete y se haga el justo reconocimiento a sus autores.

Es por ello que en el marco del XXIII Encuentro Estatal de Cronistas Municipales, reconocemos el trabajo del maestro Felipe Vázquez y Moisés Guerrero como creadores del Himno a Jalisco.

Enseguida compartimos la letra del Himno a Jalisco:

CORO

Jaliscienses la Patria nos llama

tremolando el pendón tricolor

recordando la casta valiente

que a Jalisco su vida ofrendó.

ESTROFA 1

Como irrumpe la aurora serena

en la noche su triunfo de luz

suave pluma rompió sus cadenas

subyugantes de la esclavitud.

Ya no esgriman las manos fraternas

del acero la furia fatal

conservando las fuerzas eternas

de la paz como escudo inmortal.

CORO

ESTROFA 2

Reafirmando la noble premisa

y el esfuerzo que nos conformó

la victoria de antiguos anhelos

a tus héroes de dicha inundó.

Si el oprobio encendiera la flama

en defensa de nuestro blasón

jaliscienses den un paso al frente

por la gloria de nuestra nación.

CORO

ESTROFA 3

Como insignia llevemos por siempre

una imagen de nuestra verdad

y teniendo en el alma presente

los principios de la libertad.

Y vayamos unidos luchando

por la fuerza de nuestra razón

que en la lucha vamos reafirmando

en la historia nuestra tradición.

CORO

ESTROFA 4

¡Oh!, Jalisco, tu noble hidalguía

prometemos con celo guardar

pues tu gente valiente y bravía

son pilares de tu dignidad.

Y poniendo muy alto tu nombre

al servicio de nuestra nación

llevaremos el signo del hombre

que establece su vida en la unión.