 |
Los ojos de Juan Rulfo, en Hamburguesería y Arte El Tamarindo. |
Como última actividad del taller
de lectura de la novela Pedro Páramo que se realizó entre mayo y junio pasados
en Autlán, este sábado 12 de julio un grupo de catorce personas viajamos al municipio
de San Gabriel, para conocer algunos de los lugares que fueron significativos
en la vida de Juan Rulfo y los ambientes y sitios que se describen en su obra. Partiendo
desde el estacionamiento de la plaza Galerías, el viaje comenzó a las 8:10
horas.
Luego de una parada para
desayunar de las famosas carnitas a la leña que se preparan en Apulco, hacia
las 10:20 horas llegamos a la población de Telcampana, donde fuimos recibidos
por el señor José Asunción Rodríguez Estrada, quien tiene el título de cronista
rural del municipio de San Gabriel. Él nos guio por algunos de los lugares de
San Gabriel que tienen relación con Juan Rulfo y su obra, en cada uno de los
cuales nos dio una explicación sobre la historia del municipio, de la familia del
escritor gabrielense y sobre las conexiones de cada lugar con la obra rulfiana.
En todos estos sitios estuvimos acompañados por el director de Cultura de San
Gabriel, Raúl Lugo Galindo.
 |
El cronista rural (extrema izquierda) y el grupo de visitantes de Autlán, con las ruinas de la hacienda de Telcampana al fondo. |
El primer punto que visitamos
fueron las ruinas de lo que fue la hacienda de Telcampana, que fuera propiedad
del señor Jacinto Cortina Rivera, de Sayula. El cronista rural nos contó parte
de la historia de esta hacienda, cuyo casco fue construido a finales del siglo
XVIII y que colapsó en 1934, a partir del reparto agrario; los visitantes pudimos
recorrer libremente las ruinas para tomar fotografías y sorprendernos con la
belleza que aún guardan. En la actualidad, previo permiso de la persona
encargada, las ruinas se pueden visitar y el gobierno municipal las ha
utilizado para realizar actividades artísticas de diversos tipos, como el
reciente concierto de la Banda Sinfónica de Colima y la representación de la
obra de teatro Las mujeres de Pedro Páramo, por la compañía Teatro Danza
Huitzil, ambos en mayo pasado. En este sitio es donde fue recibido el cadáver
de don Cheno, el padre de Juan Rulfo, traído por un grupo de personas que se
alumbraban con antorchas, en una cantidad tal que hacía parecer, en palabras
del hermano de Juan, que el llano estaba en llamas. De ahí vendría el título de
uno de los libros de Juan Rulfo.
 |
Detalle del monumento del mirador Vine a Comala. |
De Telcampana pasamos al mirador
Vine a Comala, ubicado en el camino hacia Sayula, a unos 15 minutos de San
Gabriel. Aquí pudimos contemplar el llano casi completo, con los volcanes a la
izquierda, el cerro del Petacal al centro y, al fondo, el Cerro Grande. Un llano
que ya no luce como “una llanura rajada de grietas y de arroyos secos” sino,
como pudimos observar, parece más como un mosaico de lagunas de plástico
conformadas por las instalaciones de las empresas agrícolas tecnificadas que
ahora lo pueblan, enmarcadas en la verdura de los cerros circundantes, que
proclaman las bondades del temporal de lluvias. El cronista nos explicó en este
sitio cuáles eran los caminos para salir de San Gabriel en tiempos de Juan Rulfo,
hacia Ciudad Guzmán, a Colima o a Sayula. El camino de Sayula, que pasaba un
poco más al poniente de la carretera actual, sería el sitio en el que ocurrió
el encuentro entre Juan Preciado y Abundio Martínez en Pedro Páramo, representada
en el conjunto escultórico que preside este mirador. La Comala a la que se
refieren estos personajes sería San Gabriel, según una interpretación de la
descripción del paisaje que hacen estos personajes en la novela.
 |
Monumento de la Alcantarilla. |
De aquí pasamos al pueblo de San
Gabriel, a donde entramos por la calle de Francisco I. Madero para visitar el
barrio de La Alcantarilla. En el cruce de esta calle con la de Primer
Centenario se encuentra un monumento que recuerda al cuento Macario, de
Juan Rulfo, donde el protagonista inicia su relato sentado junto a la alcantarilla,
donde espera a que salgan las ranas. El cronista nos explicó que con el nombre
de alcantarilla se conoce a las pilas que se encontraban en lugares estratégicos
del pueblo para el almacenamiento y distribución de agua, al no existir tomas
domiciliarias como en la actualidad. Esta esquina fue objeto de una remodelación
para conservar la última de estas alcantarillas y construir el monumento, en un
sitio que correspondería al que conoció el autor de El Llano en llamas y
habría retratado en su cuento.
 |
Rostros de Rulfo bajo el tamarindo. |
Al terminar esta etapa del recorrido,
caminamos hasta la esquina de Primer Centenario con la calle de 5 de Junio, que
corre paralela al río Salsipuedes. En esta calle pasamos a conocer, fuera de
programa, las instalaciones de la tenería Chávez, el último taller de curtiduría
que se conserva en San Gabriel. En la siguiente cuadra, esquina con la calle de
Cristóbal Colón, llegamos al domicilio de la señora Marisol Ramírez Vizcaíno,
bisnieta de don Carlos Vizcaíno, el hacendado de Apulco y abuelo de Juan Rulfo.
La señora Marisol nos recibió amablemente en su casa y nos mostró algunos
rincones de ella, así como retratos de familia y parte de la obra de su esposo Pablo,
jardinero y artista plástico. Pero también nos contó historias familiares de
los Vizcaíno, que adquirieron esta casa para que los integrantes de la
generación de la madre de Juan Rulfo pudieran vivir en el pueblo y asistir a la
escuela, servicio con el que no se contaba en Apulco. Del corredor de la casa
pasamos al patio, donde la familia tiene instalado un restaurante de hamburguesas
en el que se pueden ver algunas obras de don Pablo sobre Juan Rulfo: algunas
máscaras con su rostro, un dibujo mural de sus ojos, logrado con trozos de carbón
y un espacio en el que han dejado su firma y mensajes personas como Juan Carlos
Rulfo, el fotógrafo Sergio Tapiro y el investigador Axel Flores. Bajo la sombra
del tamarindo que rige el patio, leímos en voz alta un fragmento del cuento Es
que somos muy pobres, en recuerdo del desbordamiento del río Salsipuedes en
junio de 2019, que causó daños a este patio y a todo el barrio.
 |
La casa de la infancia de Rulfo. |
 |
Don Jorge Sedano bajo los peculiares arcos de su casa. |
La siguiente etapa fue la casa en
la que Juan Rulfo vivió su infancia, ubicada en Hidalgo número 8, en el centro
de San Gabriel. Esta casa solo la vimos por fuera, al estar cerrada
permanentemente por no habitar en ella sus propietarios, radicados en los
Estados Unidos. La que sí pudimos visitar es su vecina número 10, de la familia
Sedano, donde nos recibió el señor Jorge Sedano, propietario de ella y ex
presidente municipal de San Gabriel en el periodo 1998-2000. Él nos habló de la
historia de su padre, Lucio Sedano, quien fuera administrador de la hacienda de
Telcampana y que, además, se dedicaba a elaborar contratos y otros documentos
legales; estos oficios y su mismo nombre hacen creer que en él se habría inspirado
Rulfo para crear el personaje de Fulgor Sedano (Fulgor vendría de las primeras
letras del nombre de don Luciano, entendidas como Luz). Esta interpretación
ocasionó que aquí leyéramos un fragmento de Pedro Páramo, en el que
Toribio Aldrete comienza su fatal conversación con Fulgor Sedano, el
administrador de Comala. Don Jorge nos habló también de la historia de su casa,
construida por su abuelo hace más de 150 años y que tiene características
arquitectónicas únicas, como los arcos de los corredores.
 |
En el portal Ocampo. |
El portal Ocampo, frontero a la
parroquia de San Gabriel, fue el siguiente punto del recorrido, donde el
cronista nos habló de la historia de la economía en su municipio, que conoció
una época de esplendor antes del reparto agrario, cuando fue el centro
comercial de la región; en esta época la plaza frente a este portal cumplía las
funciones de un mercado, a donde acudían personas de la región a comprar y
vender. El portal Ocampo era parte de esta dinámica, que Rulfo habría retratado
en Pedro Páramo, en el pasaje en el que menciona a los indios de Apango
que venían a vender sus productos al portal.
 |
El antiguo Colegio Josefino. |
Al terminar la visita al portal
tuvimos un par de horas para comer, para lo cual todos los visitantes pasamos
al restaurante Casa Grande, frente al kiosco de San Gabriel. Al terminar este
necesario descanso, el cronista nos mostró la finca que albergó, en tiempos de
la infancia de Rulfo, al Colegio Josefino, donde el futuro escritor estudió los
primeros años de la educación básica. El edificio es ahora propiedad de la
Iglesia, que hasta hace unos años lo utilizaba como preseminario, aunque
actualmente no parece tener un uso regular: los pasillos lucen sucios y los
prados descuidados, la mayoría de los salones están vacíos y no se perciben
indicios de alguna actividad constante. El lugar es significativo, sin embargo,
por haber visto una parte de la infancia de Juan Rulfo y, claro, por su
indudable valor arquitectónico.
En este punto, la mayor parte de los visitantes
de Autlán se despidieron para regresar a su municipio, con cansancio en las
piernas pero también con un mejor conocimiento del contexto vital de Juan Rulfo
y de cómo se pudieron haber construido algunos personajes y pasajes de su obra.