domingo, 6 de julio de 2025

“No se puede escribir sobre lo que no se ha vivido”. Una conversación a distancia con Juan Pablo Rulfo



El viernes 30 de mayo comenzó un taller de lectura de la novela Pedro Páramo, organizado por el Festival de Poesía Antonio Alatorre y CulturAutlán, en el que un grupo de personas nos reunimos a leer y comentar, sin mayores pretensiones académicas o intelectuales, la obra maestra de Juan Rulfo, en cinco sesiones presenciales realizadas en igual número de viernes consecutivos. A manera de conclusión y cierre del taller, la tarde del viernes 4 de julio los participantes tuvimos una reunión a distancia con Juan Pablo Rulfo, quien nos compartió sus opiniones y recuerdos sobre la obra general de su padre y sobre su icónica novela. La reunión, que se realizó a través de la aplicación Meet, tuvo lugar en la sala de cómputo de la biblioteca municipal Paulino Navarro y comenzó a las 17:00 horas, con la asistencia de ocho personas.

Durante esta reunión, Juan Pablo Rulfo habló de Pedro Páramo, de algunos rasgos de la personalidad y la vida cotidiana de Juan Rulfo y de los lugares que recomienda visitar en San Gabriel, Jalisco, por su importancia en la vida de su padre, a partir de preguntas que los talleristas le plantearon o por su propia iniciativa. Sobre la novela, Juan Pablo Rulfo dijo que es una obra cargada de simbolismos, que son especialmente evidentes en los nombres de los lugares y de los personajes, cada uno con un significado y una sonoridad que expresan la personalidad y las características de quien lo lleva: Comala, que viene de comal, nos hace percibir el calor del pueblo donde se desarrolla la novela; Pedro Páramo nos habla de vacío y dureza, Dolores Preciado refiere al sufrimiento… sobre Juan Preciado, Juan Pablo mencionó que es una afirmación del nombre de su padre. Estos significados y conexiones de los nombres son elementos que invitan a la búsqueda y a la reflexión.


Para Juan Pablo Rulfo, Pedro Páramo es una obra que, aunque no está compuesta por factores precisamente históricos, sí hace una crítica al desarrollo histórico del mundo y del país. Comala es un limbo, un lugar cuya historia se repite eternamente, bajo un cacique que ejerce un poder absoluto. Como texto, la novela presenta muchos retos, no solo para el lector sino también para el traductor; del lector exige que sea multisensible y que haga su propia versión de la historia, convirtiéndose en un actor más de la novela. En el fondo, Pedro Páramo refleja una paradoja o absurdo que lleva a la violencia, al no poderse reunir su protagonista con Susana San Juan. A Juan Pablo le parece que Pedro Páramo está escrita como una especie de guion cinematográfico.

Juan Pablo Rulfo describió a su padre como una persona sensible, capaz de percibir y procesar el lugar y el ambiente en el que vivió su infancia, cuya violencia sin sentido queda denunciada en su novela, en la que hay dolor y amor a la tierra. En este sentido, compartió que Juan Rulfo decía que no se puede escribir sobre lo que no se ha vivido. La sencillez de la personalidad del autor de Pedro Páramo lo alejó, en palabras de Juan Pablo, de los intereses económicos y de clan, además de que prefería dedicarse a tareas creativas que a la autopromoción. En su vida privada, el escritor fue discreto, callado, aficionado a la lectura y a escuchar música, de casi cualquier género. Le gustaba platicar con sus allegados, aunque nunca recibía visitas en su casa. Tomaba café, Coca Cola y no tenía un gusto particular por algún platillo, lo que Juan Pablo Rulfo atribuye a la frugalidad de la comida que se ofrecía en el instituto Luis Silva, donde concluyó sus estudios básicos. En este poco interés por los lujos en la comida podría encontrarse, además, un reflejo de su temprana orfandad.

Sobre San Gabriel, el también artista plástico recomendó especialmente visitar el antiguo Colegio Josefino y el puente sobre el río Salsipuedes, lugares en los que pervive la esencia de Juan Rulfo y su época. En el primero de estos lugares, el futuro escritor inició su educación básica y convivió con otros niños de San Gabriel, comenzando a formar su personalidad; en el puente, cercano a la casa paterna, su hermana María, de carácter melancólico, solía pasar las tardes viendo pasar el agua del río. En Apulco, dijo, hay que pararse y mirar al cielo y sentir el ambiente del lugar. Juan Pablo también comentó sobre la idea de reconstruir simbólicamente la biblioteca del padre Ireneo Monroy, que resguardó en la vecina casa de los Rulfo y en la que el niño Juan comenzó a leer. Esto y la conversión de la casa, que existe aún pero en abandono, en un centro cultural, son hasta ahora solo una idea, que podría ser un buen aporte para el desarrollo cultural de San Gabriel y la región.

La plática, de una hora de duración, concluyó con el compromiso de volver a reunirnos, ahora para compartir las impresiones de los talleristas sobre Pedro Páramo.

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