Una de las fuentes principales que tenemos en la actualidad para conocer la historia y la forma de vida de quienes vivieron aquí durante la Colonia es la obra de los frailes cronistas; personajes que, a la par de su labor de evangelización de los naturales, se dieron el tiempo, ya sea por gusto o por obligación, de describir la organización social y la vida cotidiana de la Nueva Galicia. Tan importante es esta fuente que una de las principales preseas que otorga la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco lleva el nombre de fray Antonio Tello, el más reconocido y prolífico de estos frailes cronistas.
Para los autlenses debe ser muy significativa la Crónica de la Provincia de Santiago de Xalisco, de fray Nicolás Antonio de Ornelas Mendoza y Valdivia, mejor conocida simplemente como la Crónica de Ornelas.
Compuesta entre los años de 1719 y 1722, esta crónica estuvo perdida durante casi dos siglos, hasta que el sacerdote Gorgonio Alatorre la compró junto con otros papeles viejos y la puso en manos del fraile Luis del Refugio de Palacio, quien lo paleografió en 1915. El manuscrito original estaba ya muy mutilado, por lo que no conocemos su contenido completo.
Y digo que debe ser muy significativa para los autlenses porque varios de los pasajes que conocemos de esta crónica están dedicados a nuestro pueblo: se describe el trabajo del convento franciscano y el templo de Autlán, el territorio de su jurisdicción, donde se mencionan poblaciones ahora desaparecidas y, lo más interesante: se cuenta la historia del establecimiento de los primeros franciscanos en Autlán. Fray Ornelas proporciona, incluso, una fecha de fundación del convento de Autlán: el año de 1546. La crónica incluye, además, una versión de la historia de la, en su tiempo, famosa Cruz del Astillero.
La Crónica de Ornelas fue publicada en el año 2001 por el Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, dentro de su serie de Historia.
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