En este día del maestro (profesión cuya imagen entre el pueblo se parece cada vez menos a la de médico o bombero y cada vez más a la de abogado o político) quiero felicitar a los verdaderos maestros de vocación. Menciono especialmente, solo por poner algunos ejemplos de buenos profesores, a mis maestros Rosario Monroy de primaria, Raúl Lizaola de secundaria, Damián Sandoval de la prepa, Paty Michel en la licenciatura y Carlos Sainz en la maestría, todos ellos profesionales que no se limitan a cumplir cierto número de horas frente a un grupo, sino que buscan hacer de sus alumnos mejores personas.
Y a los malos maestros (los mediocres, los sacachambas, los grillos, los faltistas, los que no quieren retrasar el inicio de las vacaciones de verano después del asueto obligado por el asunto de la influenza) les mando un saludo desde la llantera que se encuentra a una cuadra de la Unidad Deportiva Revolución, en la avenida del mismo nombre en Autlán, donde está el letrero que aparece en la imagen de arriba.
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