martes, 15 de abril de 2008

Sensibilidad

La jerarquía católica es poco sensible,
poco le importa la pobreza de la población,
es una posición éticamente insostenible,
acepta del gobierno millonaria colaboración.

Socialmente otra debiera ser su posición,
a favor de los sectores más desprotegidos,
ayudando a superar tan inhumana marginación,
siendo el tejido social los más desfavorecidos...

Con humildad y sencillez cristianas,
debiera cambiar su impopular postura,
atemperando las condiciones infrahumanas,
de aquellos que desconocen un gesto de dulzura.

Lo indispensable debe tener prioridad,
tanto en el campo como en la ciudad,
empleos, casa, vestido, sustento, seguridad,
con un impacto benéfico para la sociedad.

A los grupos más vulnerables se debiera ayudar,
al campesino que no tiene con que sembrar,
a los viejos que ya no pueden trabajar
o a quienes por pobres no pueden estudiar.

A aquellos que han sido desempleados,
a quienes viven en lugares incomunicados,
a los ancianos y niños abandonados,
o a los jóvenes que se van de mojados.

Lo que es vital para la población,
tiene que recibir mayor atención,
caminos o vías de comunicación
o mayor calidad en la educación.

Las calles sucias, pestilentes y polvorientas,
los campos de cultivo erosionados,
los millones de gentes hambrientas
o los ríos que con aguas negras son contaminados.

Quienes nos gobiernan o están mayormente preparados
a servir mejor están obligados,
del mundo y sus carencias han de estar informados,
y de los perversos afanes apartados.




Autor: Prof. J. Jesús Huerta Aréchiga.
El Corcovado, Mpio. de Autlán de Navarro, Jalisco, 28 de marzo de 2008.

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