Cuando yo muera,
si muero en mi juventud
que me sepulten en la mañana.
Cuando la aurora nace,
las estrellas se alejen,
las brisas jueguen,
las rosas se abran,
los pajarillos desplieguen sus alas,
el labrador eche la semilla en el surco
y las fuentes murmullen,
y los árboles canten.
Que mi tumba sea de color azul,
con el azul de las ilusiones
y de las esperanzas.
Y la corona, una cruz de hierro,
de fuerte como lo es mi fe en Dios.
Si muero viejo,
que me lleven al cementerio,
cuando atardece, cuando muera el sol,
las rosas dejan caer sus pétalos
cansados y marchitos,
las águilas vuelven a sus nidos,
los vientos se pueblan de murmullos,
y los cielos se llenan de obscuridad
y de estrellas,
los amores elevan a los vientos
sus suspiros,
los besos sus rumores,
las ondas sus lamentos,
y las almas sus oraciones a Dios.
Autor: Ernesto Medina Lima. Publicado en Los de Autlán en marzo de 1999.
Se publica aquí como un humilde homenaje a un año de su fallecimiento.
1 comentario:
ESE DON ERNESTO ! FIJATE QUE ME CAIA BIEN EL SEÑOR, SIEMPRE TAN MH, COMO LO DIRE, TAN PROPIO, TAN SERIO (porque solo lo vi en actividades de la Universidad).... Me gusti su poema... insisto, necesito ese libro Los de Autlan, debe haber mas cosas interesantes.
Saludos
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