lunes, 9 de febrero de 2015

Autlenses por el mundo 3: Andrea Murillo, estudiante en Colombia



Cuando escuché caer la lluvia en Medellín me acordé de Autlán, el sonido es igual al que siento en casa de mi abuelita, pero el olor a tierra mojada es diferente. En Autlán, la melodía de las chicharras nos avisan del agua, acá como allá el cielo se vuelve loco y llueve con sol, sin él y por las noches de mucho calor. Mis nombres son: Andrea y Guadalupe (nunca valoras lo Guadalupe hasta que sales de tu país) y mis apellidos: Murillo y Gutiérrez. No nací en Autlán, pero desde chica allí crecí.  Estudio Periodismo en el Centro Universitario del Sur (CUSur) de la Universidad de Guadalajara y hace seis meses elegí Colombia, Medellín y la Universidad Pontificia Bolivariana para hacer mi estancia académica.

Realicé muchos trámites antes de llegar a Medellín, pero, saben, nada es imposible. Duré seis meses gestionando mi movilidad, y una anécdota que recuerdo con singular alegría y sonrojo fueron los cinco minutos de retraso más importantes en lo que llevo de vida y que por ellos y mi lentitud no me otorgan la visa colombiana. Debo confesarles que soy una exagerada muy exagerada, pero así pasó. Otro trámite que hice fue la solicitud de una beca a la Secretaría de Educación Pública (SEP), de la que hace días recibí un mensaje en el que decía lo siguiente: Eres seleccionada para recibir la beca SEP en su modalidad Movilidad Internacional, el júbilo fue enorme y de inmediato visualicé el término de mi semestre y el gran recorrido que debía hacer, desde la parte del Amazonas hasta la Aracataca de García Márquez, pasando por el rio Magdalena; Montería, Cali, Santa Martha,  Armenia y sus cafetales; Barranquilla y su carnaval, Cartagena y sus playas pa’ volverse uno loco; La Guajira con su Riohacha y el relato que envuelve a esta ciudad: Crónica de una muerte anunciada, también de García Márquez de quien sus letras y entre otras cosas que describo en el siguiente párrafo me hicieron viajar a “La Gran Colombia”, como un día lo mencionó Simón Bolívar. 

-Pero…¿Por qué Colombia?- Es una pregunta que a diario me hacen mis compañeros y a la que respondo con esta respuesta:  La percepción que en México se tiene sobre el periodismo colombiano es muy buena, tanto que, la mayoría de la bibliografía utilizada por mis profesores es de universidades colombianas. También menciono datos como: Tras la ola de violencia a raíz del narcotráfico, Colombia y especialmente Medellín, donde radicaba el narcotraficante más poderoso, temido y al mismo tiempo más querido de los años 80’s, Pablo Escobar Gaviria, se han visto en la necesidad de proyectar al mundo una nueva imagen de este país tan pluricultural; proyección de innovación. Una situación de inseguridad, violencia y muerte por la que ya pasó,  y que en México, estamos viviendo. Deseaba contrastar estos dos contextos que como actor principal, lamentablemente es el narcotráfico.

En el parque Botero.

¡Ya les cuento!, visité el volumen sensual en la obra de Fernando Botero con sus regordetas y regordos de bronce posando en el parque que lleva por nombre su apellido, el ‘Parque Botero’.  Entré a las profundidades del Hueco; este sitio es como San Juan Dios, sólo que en lugar de que los vendedores te griten:  ‘Pásale, güerita’, ¿Qué va a llevar?, ¿Qué anda buscando?, en el Hueco dicen frases como: ‘A la orden’‘bien pueda’. Allí puedes encontrar pares de tenis Nike hasta $40,000.00 mil pesos, es decir, $240.00 pesos mexicanos.  $1,000.00 pesos colombianos equivalen a $6.00 mexicanos. Al principio fue complicado adaptarme a la moneda colombiana pero con el uso y la práctica puedo decirles que ya la domino.  

De Chespirito para Bety la Fea con televisión mexicana a colombiana y viceversa. Los programas de Don Roberto Gómez Bolaños fueron muy exitosos en toda América latina, y en Colombia, ni hablar. Cuando ellos me platican de las peripecias del Chavo y su vecindad, yo les cuento de lo mucho que me gustaba ver Bety la fea, y es que todos los sábados a las ¿12:00?, ¿1:00?, ¿2:00? de la tarde, la verdad no recuerdo a qué hora transmitían la telenovela pero yo no podía perderme ningún episodio. Vaya que, en ocasiones, los colombianos hacen o dicen algo que a mí me parece genial, y yo les digo: ¡Ahh qué padre! Se quedan perplejos y expresan lo siguiente: -Es verda que los mexicanos hablan como La Rosa de Guadalupe-. Morí de risa cuando escuche esto, ya que no sólo me lo dijo una persona sino ocho colombianos que han visto este programa tan popular en México como en Colombia.

En mi país fascina ver las series colombianas de narcotraficantes, en Colombia gusta ver los melodramas mexicanos, todo ello gracias a las alianzas televisivas que mantiene Televisa con Caracol TV y RCN Televisión, ambas originarias del país sudamericano. En clase, debatía con mis compañeros la calidad de programas que son exportados de nuestros países y cuál es el imaginario que se forma a partir de estos contenidos alrededor del mundo. Por ejemplo, a continuación cito algunas de las expresiones que he captado referentes a México y Colombia, con base a la programación de sus televisoras:

-Uhh mija, te vas para la mera mata del narcotráfico, Colombia-

-¡Hombre!, y es que el mexicana pa’ todo utiliza el ‘guey’ o qué-

-Y yo me preguntaba: ¿En México todas la mujeres serán actrices y los hombres actores?, o, ¿por qué hay tantas novelas?-

-¿Irás a Colombia? ¡Tsss! Qué miedo-

-¿Por qué los hombres son tan infieles en México?, y, ¿por qué a las personas les gusta ir a un programa para hablar de sus problemas personales?


Panorámica de Medellín.

“Las lenguas cuando son habladas en una vasta extensión territorial tienden a diferenciarse”, según Raúl Ávila en su libro La lengua y los hablantes. Tal es el caso del español que cambia al depender de la ubicación geográfica, histórica y social en que se encuentre. El uso de palabras en distintas regiones o países varía y en cada territorio que se hable español debe existir una lista interminable de diferencias hispanohablantes. Enseguida, comparto con ustedes un poquitico de jerga colombiana para sazonar el texto, cabe señalar que vivo con dos chicas de la costa colombiana, allá por Córdova, de donde es originario el sombrero ‘volteao’. La mayoría de palabras son costeñas pero eso no omite que también haya palabras parseras. Parse o paisa es el gentilicio de los oriundos de Medellín. Aquí les dejo este listado de palabras y frases consaboras para que lo disfruten:  


Colombia
México

Achantó
Pena
-Le dijeron que estaba gorda, y se achantó.
Ahuacatao
Aburrido
-Pa’ que viniste a la fiesta si vas a estar ahuacatao.
Arrecho
Caliente
-Le dio un beso en el odio y se arrechó.
Ají
Chile o picante
-El mexicano pa’ todo le pone ají a su comida.
Barro
Mal hecho
-Barro que tengas clases por los sábados.
Cacorro
Marica
-Te dan miedo las ratas, tú si eres cacorro.
Crispetas
Palomitas
-Mami, ¿me compras unas crispetas de caramelo?
Corroncho
Extravagante
-Con ese saco pareces una corroncha.
Confite
Dulce
-Esto no me alcanza ni para un confite.
Cuco
Calzón
-Qué bonitos cucos traes.
Chimba
Chido
-Ayer fui a un asado bien chimba.
Chucha
Vagina
-Con esas licras se te pinta la chucha.
Chulo
Tacaño
-Me invitó a salir y me salió bien chulo, tanto que no me compró ni un helado.
Embalar
Encantar o de prisa
-Este pelao va embalao.
Guayabo
Cruda
-Ayer me fui para la fiesta y amanecí enguayabao.
Guindar
Colgar
-Debo de guindar mis cucos.
Maluco
Malo
-Ese chico que a ti te gusta está maluco.
Mandas cáscara
Descarado
-Te lavé la ropa y ahora quieres que te la planche, tú si mandas cáscara.
Morisquetero
Quejumbroso
-No te gusta la verdura, no te gusta la fruta, tú si eres morisquetero.
Matar la liga
Conquistar a alguien
-¡Vamos a matar la liga hoy por la noche!
Nimalejo
Animal
-Está llorando por el nimalejo ese.
No pega
No combina
-Pantalón de flores con blusa de rayas, eso no te pega.
Nodriza
Alfiler
-Ponle una nodriza a tu blusa que se te ve el escote.
Pelao
Joven
-Acompáñame pelao, vamos.
Perratiao
Muy común
-No lo compres que está perratiao.
Locaria
Loca
-Ayer pasó todo el día riéndose, parecía que estaba locaria.
Se soyó
Anda loca
-Tomó muchos tragos y se soyó.


Además, en mi andar como extranjera en este país, me he encontrado con situaciones como: contestar con un ‘mande’ y que me respondan -“No, no te quiero mandar”, o también:

-“Ayy pero qué bacano se escucha ‘mande’- risas. 

-¡Hey!, ¿vos ses mexicano? Órale, guey ¡Qué chido!

-¿Pero qué vaina es esa de comer dulces con chile? Ustedes son de lo más corroncho-

-¿Son mexicanas?, ¡Chinga tu madre!
-Eso es una mala palabra en México y no es bueno decirla cuando apenas las personas empiezan a conocerse.

-Pero ¿por qué a todo le ponen ají?, no me explico.


Y para terminar hablemos de comida, porque tengo un gran pesar, una pena enorme que quiero compartirles y no la puedo saciar ni con arepas ni con frijoles (en Colombia la silaba tónica la pronuncian en la vocal “i”, sin acentuarla) y es que extraño las tortillas, las salsas, los frijoles mexicanos, el bolillo del mercado y todos los extractos de la leche que produce la vaca de Don Chuy. ¡Ay!, pero qué pesar.  No es sencillo adaptar el paladar a otras comidas, ya voy a cumplir un mes en Colombia y apenas comienzo a tomarle sabor a los alimentos. Es un choque cultural que no imaginé, y del que estoy segura, aprenderé bastante. Que disque somos muy de todo dicen los colombianos, que somos muy salados, muy picantes, y muy dulces, y yo creo que sí, así es nuestra gastronomía, muy fortuita, muy ‘dame más aunque esté llorando de lo enchilado que estoy’, muy de ‘pásame el salero que esto no tiene sal’, y muy a ‘quiero comerme todos los dulces de leche en una sentada’. Mis compañeras mexicanos y yo recibimos una maleta de 30 kilos aproximadamente, la mamá de una de ellas con todo su amor y todos los chiles y dulces que pudo encontrar la envió para que no olvidemos ese sabor.  Cuando la abrimos no lo podíamos creer, eran demasiados tipos de chiles, algunos ni siquiera conocía. De ahora en adelante empezaremos a combinar las cocinas, ¿a qué sabrá una arepa de chócolo con salsa de tomate?, el sancocho (similar al caldo de pollo, sólo que también lleva yuca y carne de puerco)  con totopos y salsa verde, la bandeja paisa (plato con frijoles, arroz, plátano, carne molida, chicharrón, huevo frito, chorizo, arepa y aguacate) acompañada de jalapeños, y el patacón (plátano aplastado con un sabor delicioso) acompañado de salsa mexicana. Después les cuento qué resultó de la mezcla entre cocinas latinas, no dudamos en que sea  algo verdaderamente exquisito.

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