lunes, 1 de diciembre de 2008

Bitácora de viaje 1:Reporte de un viaje globaliFILico

Este sábado 29 de noviembre fui a la FIL después de varios años de no hacerlo, con el pretexto de la presentación del libro que comenté antes. Como siempre, la FIL es un evento (o una cadena de eventos) monstruosamente grande.
Este año el país invitado es Italia, cuyo pabellón en la sede de la Feria me pareció muy pobre, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que ese país tiene para presumir en el plano cultural: lo único que ví fueron unas exposiciones de fotógrafos italianos, una sección con información acerca de las regiones de Italia, una sala interactiva y poco más. Por lo demás, como siempre: muchos locales de editoriales de varios países, algunos muy interesantes, otros con muy poco qué ver.
Como es la primera vez que voy como papá, ya me tocó conocer la FIL niños. Es un espacio bastante amplio, con áreas de exposiciones, de juegos, de cuentacuentos, de conciertos y, claro, de venta de libros, todo diseñado para los niños. En ese lugar me tocó escuchar el concierto de Luis Delgadillo y los Keliguanes con su propuesta de rock para niños con su respectivo slam infantil.
En la noche también disfrutamos el concierto de L´Orchestra Italiana, que trae una propuesta interesantísima y muy entretenida: la fusión de música tradicional del sur de Italia con rock, jazz, ritmos afroantillanos, reggae y algunos otros con instrumentos típicos de Italia, como las mandolinas o el acordeón complementados con guitarra eléctrica, batería, percusiones africanas y otros. Este concierto arrancó con algunas canciones napolitanas muy tranquilas para continuar en un crescendo y llegar a las tarantelas fusionadas con rock y jazz que le brindaron al público la oportunidad de sacudirse el frío de la noche al ritmo de la música.
Por otro lado, me llamó fuertemente la atención el lema de esta 22 edición de la Feria: "Todos crecemos con la FIL". Al leerlo no pude evitar relacionar el dineral que seguramente se gasta en organizar una FIL con los pobres resultados en cuanto a lectura que se observan cuando se hacen lecturas en voz alta, como la del pasado miércoles en Autlán. Si con la FIL crecemos todos ¿por qué 22 años después la gran mayoría de la gente de todas las edades, niveles académicos y clases sociales sigue leyendo tan mal (o sigue sin leer)? ¿No será que todo ese dinero (si es que en realidad se gasta con el propósito de promover la lectura y no de servir como escaparate para ese cacique de la UdeG que todos conocemos) no se está sabiendo invertir? Quién sabe....
Otra cosa: a quienes más ví interesarse y llevarse libros y discos fue a los freakies: darketos, metaleros, emos, rastas, huarachudos.... la "gente normal", por lo general, o eran empleados de las editoriales o de la UdeG, pero a pocos se les veía interesarse por lo que había en los stands. Esto me hace pensar que el sistema educativo no está formando gente interesada en la cultura y que la gente que sí está interesada (hablando, claro, en términos muy generales) suele tomar ese interés fuera de las aulas. Así, entre libros, música y muchísima gente de todas las razas y culturas transcurre una edición más de la FIL.
PD: Y Guadalajara sigue igual: caótica, sucia, estresante, asfixiante.... la capital de Jalisco sigue la tendencia de las mayores ciudades de México, perdiendo la fama que ganaron a principios y mediados del siglo XX y volviendo sus antiguos motes en algo chistoso o hasta triste. Así, la Perla de Occidente se mancha de grafitti, la región más transparente del aire se enturbia con el smog y la Sultana del Norte pierde jerarquía ante otras ciudades de su región.

1 comentario:

Néstor Daniel dijo...

Desafortunadamente la FIL se convierte en una pasarela de poses para snobs y pseudointelectuales. Como dices, si de veras hubiera tantos lectores y aficionados a la literatura, las lecturas y presentaciones de libros que no se hacen en la FIL durante el resto del año no estarían solas. Pero afortunadamente tambien va mucha gente que deveras disfruta y aprovecha este evento que no deja de ser importante. Y claro, hay que invertir en la promoción de la lectura, que a pesar de todo, no es una causa perdida. Saludos