sábado, 5 de noviembre de 2022

Homenaje a don Gabriel Lima Velásquez en el Palacio del Arte

Esdras López, Armida Maldonado, Gabriel Lima y Silvia Torres.

 El jueves 3 de noviembre el recinto cultural Palacio del Arte celebró su cuarto aniversario de trabajo ininterrumpido y lo hizo rindiendo un homenaje a don Gabriel Lima Velásquez, personaje relevante en la historia reciente de Autlán, desde la promoción cultural, la pintura, la política y otros ámbitos. La ceremonia comenzó a las 19:30 horas, con la asistencia de unas 15 personas.

La profesora Armida Briceida Maldonado Rubio, fundadora del Palacio del Arte, abrió los turnos frente al micrófono para dar una relación de las actividades que ahí se realizaron en el último año, entre las que destacaron la exposición Evocaciones mayas, del artista colombiano Leonel Fonseca, las presentaciones de libros de la editorial Señor Valdez y los homenajes a personajes autlenses.

Enseguida Esdras López Mundo, director de Arte y Cultura del municipio, dio un mensaje en representación del presidente municipal reconociendo a la maestra Armida y su esfuerzo para promover las actividades culturales con sus propios recursos, además de resaltar la importancia de las iniciativas particulares.

El joven José Antonio Díaz Landeros leyó una semblanza de Gabriel Lima Velásquez, nacido el 31 de mayo de 1930 en Autlán, en la que se habló, entre otras cosas, de sus trabajos para buscar dedicarse a la pintura o a algún oficio relacionado, los empleos que desempeñó en Guadalajara y en México y su regreso a Autlán, donde ha sido profesor de secundaria y preparatoria, pintor, agricultor, el primer presidente municipal de oposición, entre otras actividades.

El propio Gabriel Lima, luego de recibir un reconocimiento impreso, tomó el micrófono para hablar de la pintura, su gran pasión. Dijo que es un don con el que se nace, para pasar a reflexionar sobre si el artista nace o se hace, concluyendo que ambas opciones son ciertas: se debe nacer con un talento para el arte pero también se debe ejercitar ese don para desarrollarlo. Dijo que nació con un alto sentido estético y la pintura lo atrajo desde niño, recordó su primer contacto con obras maestras de ese arte que encontró en revistas o suplementos de periódicos como La Prensa, lo que contribuyó a que se decidiera a dedicarse a ser pintor.

Sin embargo, su padre se negó a darle permiso de estudiar pintura en San Carlos, le consiguió una beca en el Instituto Politécnico Nacional y lo mandó a estudiar una carrera “de verdad”: Técnico Mecánico Electricista. De regreso en Guadalajara trabajó en el departamento de Publicidad de la Cervecería Cuauhtémoc, buscando dedicarse a alguna actividad en la que pudiera desarrollar su sentido estético. Un pintor, dijo, es el que vive de la pintura, y se necesita batallar mucho para vivir de eso decorosamente. Por eso, se considera apenas un aficionado a la pintura, a pesar de su amplia y bien calificada obra.

Recordó, al final, su relación con el pintor Atanasio Monroy, a quien conoció en la ciudad de México y de quien buscó aprender algunos elementos de la pintura, pero no fue posible. De haber tenido un buen maestro, concluyó, pudo haber sido un buen pintor.

La velada fue amenizada por los violinistas Leonardo Daniel Barba Cuéllar y David Ruiz Preciado, profesor y alumno, respectivamente, de ese instrumento en el núcleo ECOS Autlán.



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