martes, 15 de noviembre de 2022

Celebró Autlán su primer Moto Fest


 El campo de beisbol de la unidad deportiva Luis Michel Anaya ha tenido una historia más bien errática: en la década de 1980 era poco más que un simple espacio abierto al que solo la costumbre y unas precarias instalaciones le daban la categoría de cancha. Ahí jugábamos los chiquillos vecinos de la entonces nueva colonia Las Ceibas y algunos equipos de beisbol, de los que esporádicamente han participado en ligas regionales. De entonces, son más recordadas las grandes tolvaneras que aquí se originaban. Con el tiempo esta cancha fue mejorando físicamente, ahora luce empastada, con un derruido montículo para el lanzador, unas gradas y una malla para evitar que la bola se vaya demasiado lejos cuando el bateador no logre conectarla. Pero la práctica del beisbol sigue siendo más bien esporádica y poco organizada.

El diamante fue circulado para protegerlo.


Pero la cancha, a partir de este año 2022, parece haber encontrado una vocación: la de centro de espectáculos. Aquí se realizó uno de los eventos gratuitos del Carnaval, la noche del lunes 21 de febrero, que consistió en un baile con la música de tres bandas de tipo sinaloense: Banda Mach, Llano Grande y La Indicada.

A pesar de su lejanía de las carreteras que conectan a Autlán con otras regiones, la cancha de beisbol de la unidad Luis Michel Anaya (conocida popularmente como unidad Cosío Vidaurri, por su vecindad con la escuela primaria de ese nombre) fue elegida por los Motoclubes Unidos de Autlán para celebrar ahí un Moto Fest, la primera actividad de este tipo en Autlán, consistente en una reunión de clubes de motociclistas organizados, procedentes de diversos lugares del país, aderezado con música, comida, bebida y hasta acrobacias.

Con la intención de mostrar a la gente la cultura biker, el festival comenzó al mediodía del sábado 12 de noviembre, todavía con una baja asistencia, con un sol que caía a plomo sobre las cabezas y algo de nervios entre los organizadores. Poco antes de las 14:00 horas comenzó a sonar música desde el escenario instalado en el extremo poniente de la cancha, gracias al trabajo de un DJ. La música seguiría, con pocas interrupciones, a lo largo de más de ocho horas y con mucha variedad: por ese escenario desfilaron Ska Factory, la banda Cielo Azul, Doc Rock, que incluyó dos piezas de Rammstein cantadas por Gelar Haro; los raperos Zona Cero, Kortlivad, Night Secrets, un espectáculo de baile fusión por Grecia Hernández y, para cerrar, la banda tributo a Carlos Santana Saul Sacrifice. Rock, rap, banda, ska… una amplia variedad de ritmos y géneros, aunque con un dato curioso: hubo piezas, como la infaltable Provócame, que escuchamos al menos con dos grupos.

Ska Factory.


Pero las interrupciones de que hablé arriba no se debieron a falla alguna sino a otras actividades ya contempladas en el programa: la inauguración por el presidente municipal, Gustavo Robles, poco antes de las 17:30; unas singulares carreras de motocicletas en las que el ganador no sería quien llegara primero a la meta sino el que pudiera avanzar más lento sin tocar el suelo con los pies; y lo que más llamó la atención: un espectáculo de acrobacias por el Escuadrón Acrobático de la Secretaría de Movilidad, cuyos alrededor de 20 integrantes realizaron diversas figuras luchando contra las irregularidades del terreno.





Una nota un tanto discordante, para la imagen de rudeza que la generalidad de personas tiene de los motociclistas, fue la recepción, con toda solemnidad, de la virgen de Hostotipaquillo, una imagen religiosa que está declarada patrona de los bikers. La imagen llegó el sábado en la tarde y fue colocada unos minutos en el escenario, mientras los integrantes de Doc Rock preparaban su equipo, y fue la protagonista de la jornada dominical, consistente en una ceremonia de bendición de cascos.

A los costados de la cancha pudimos observar largas series de toldos, ocupados de la siguiente forma: los del lado norte por los motoclubes autlenses, los del rumbo sur por motoclubes visitantes y puestos de venta de bebidas (cerveza artesanal Autlantis y Maltierra, de Autlán, y mezcal Mezontle, de Tuxcacuesco), camisetas, artículos para motociclistas (desde armas defensivas hasta pipas, pasando por paliacates, botones y ropa), artículos de piel de León, Guanajuato, trabajos de talabartería del autlense Primitivo Mendoza, adornos para las motos y sus tripulantes, entre muchas otras mercancías. El lado oriente de la cancha fue destinado a expendios de comida: botanas, pizza, tacos, mariscos, dogos… Los toldos de los clubes de motociclistas eran prácticamente sitios de exhibición de motocicletas, de distintos tipos, marcas y características.




De voz de Óscar Cárdenas, uno de los organizadores, supimos que al Moto Fest habrían asistido entre 2,500 y 3,000 personas y entre 500 y 600 motocicletas, procedentes de Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán. Entre ellos venía una pareja de motociclistas de Ajijic, integrante de la comunidad norteamericana de ese lugar. Óscar nos indicó que tienen la intención, junto con el gobierno municipal, de organizar otro festival para 2023, también a mediados de noviembre, pero con duración de tres días.

La asistencia superó las expectativas de los organizadores. Los visitantes, que venían de lugares como Manzanillo, Puerto Vallarta, Tenamaxtlán, Guadalajara, León, Unión de Tula y Ciudad Guzmán, se fueron con un buen sabor de boca debido al ambiente de fiesta y a la buena organización que aquí encontraron.

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