domingo, 31 de agosto de 2025

Una conferencia sobre mujeres y pianismo en el Festival Áurea Corona


 El viernes 29 de agosto por la tarde, dentro de las actividades de la novena edición del Festival Áurea Corona, el doctor Hirepan Solorio Farfán dictó la conferencia Mujeres y pianismo del siglo XIX en México en el salón de usos múltiples del Museo y Centro Regional de las Artes de Autlán. Con la asistencia de apenas seis personas, la conferencia dio inicio a las 18:15 horas.

El doctor Solorio comenzó su exposición explicando que en ella abordaría la ausencia de mujeres en las crónicas y documentos relacionados con el piano en el siglo XIX, donde abundan las menciones de hombres compositores y ejecutantes. En este sentido, contextualizó el papel de las señoritas en la sociedad mexicana de esa época y el control social que se ejercía sobre las mujeres de las élites a través de los elementos que componían el concepto de educación, como las buenas maneras, las costumbres en el vestir y las habilidades que ellas debían adquirir en su formación, como tocar el piano. Las mujeres de esta clase social estaban restringidas al ámbito del hogar, mediante elementos como la máquina de coser, el piano y otros.

El ponente explicó que, en los años del Porfiriato, México fue el segundo país importador de pianos de los Estados Unidos, merced a la extensión de la red ferroviaria y a su conexión con el país del norte, además de a la necesidad de las familias que detentaban el poder económico y político, incluso regional, que tenían la necesidad de acumular capital cultural, simbolizado en buena parte por la existencia de un piano en sus casas y de alguien que supiera tocarlo. En la formación de las mujeres de estas clases sociales se incluía el aprendizaje del piano, que se obtenía en academias o con profesores particulares y en el que se les exigía un nivel similar al de una licenciatura actual: música de Schumann, sonatinas, Campanella, la Rapsodia húngara de Liszt y un concierto de piano, eran algunas de las piezas musicales que debían dominar al décimo año de su formación musical.

A pesar de existir muchas composiciones para piano de mujeres en esa época, no se encuentran clasificadas ni estudiadas por la musicología. Un ejemplo de esto es el caso de Cuquita Ponce, autora de una obra extensa y variada pero recordada solo como la hermana de Manuel M. Ponce. El doctor Hirepan explicó que la autlense Áurea Corona se formó en la Academia Serratos de Guadalajara, aunque no fue atendida por su director, Ramón Serratos, sino por una de sus hijas, Guadalupe. Posteriormente abriría su propia academia, en la que había una alta exigencia, al igual que en la de Serratos, en la tradición decimonónica. La maestra Corona, dijo, ayudó a perfilar el rostro cultural de Guadalajara.

En la actualidad, el piano ya no se concibe como un elemento de distinción social para las élites, que ahora encuentran este servicio en otros elementos, como las redes sociales, la ropa de marca o los gimnasios. El fenómeno musical, además, ya no se encuentra dentro del hogar sino en el exterior, como escuelas o auditorios, y se observa un decaimiento en las prácticas musicales, en parte a causa de la falta en las casas de los mexicanos de una señorita decimonónica que difunda el arte de la música en la familia y cuente con un gran bagaje cultural.

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