martes, 22 de julio de 2025

Segunda jornada del cuarto Festival de Poesía Antonio Alatorre

El tendedero poético.

 La jornada de clausura de la cuarta edición del Festival de Poesía Antonio Alatorre fue intensa y variada, con actividades durante todo el sábado 19 de julio. A las 10 de la mañana comenzó un recorrido por el barrio de Antonio Alatorre, bajo la guía del cronista municipal, Guillermo Tovar Vázquez, que comenzó en el jardín de Las Montañas, junto a la pila de piedra que se encuentra afuera del templo. El recorrido incluyó ese jardín, que es el centro neurálgico del barrio de Las Montañas y uno de los sitios con más historia en Autlán, la casa que fue de la familia Alatorre Chávez, el sitio donde estuvo la casa de la profesora María Mares (que ahora ocupa el edificio conocido como Casa de la Iglesia), la finca ruinosa donde estuvo la Escuela Superior para Niños en la que Antonio Alatorre estudió la primaria, la Casa Universitaria, la sucursal de BBVA, que se asienta en el lugar donde estuvo la tienda El Gran Número 8 de don Gumersindo Alatorre, y el atrio de la parroquia del Divino Salvador, donde está sepultado Marcos de Monroy, el brujo de Autlán. En cada uno de estos sitios, el cronista explicaba la importancia que tuvieron en la vida de Alatorre, respaldados con la lectura en voz alta de pasajes de la novela autobiográfica La Migraña y de la entrevista que el filólogo le concedió al investigador Jean Meyer para la serie Egohistorias, en las que aparecen constantes referencias a Autlán.

Presentando Rompecabezas. De izq. a der.: Flor Martínez y Yadeli Arroyo.


Las actividades matutinas continuaron después del recorrido, con el kiosco del jardín Constitución como sede. Ahí fueron presentados dos libros y se instaló un tendedero poético. Utilizando una mesa y sillas instalados sobre el kiosco, que ya muestra un grado avanzado de deterioro, sobre todo en las láminas del techo y en el barandal, hacia las 11:20 horas comenzó la presentación del poemario Rompecabezas, de la autora Flor Estrella Martínez, quien estuvo acompañada por su editora, Yadeli Arroyo, ambas procedentes de Ciudad Guzmán. Yadeli hizo los primeros comentarios, explicando el origen de su editorial Libro de Arena, cuyos trabajos iniciaron en 2020 y cuya primera publicación fue una antología del grupo Náufragos de la Palabra, titulada Naufragios. A la fecha, han publicado a seis autores, siguiendo su objetivo de difundir la poesía; en cuanto a Rompecabezas, dijo que ha conectado bien con los lectores, contiene una poesía muy libre que no viene de la academia, sino que la autora se apropió de las palabras para transmitir sentimientos.

En su oportunidad, Flor Estrella se dijo coautora del libro, creado entre varias personas tomando en cuenta el diseño y las ilustraciones, lo que habla de la importancia de con quién se relaciona uno. Flor leyó enseguida la dedicatoria del libro y algunos poemas, entablando luego una lectura colectiva y un diálogo con los asistentes, quienes le hicieron preguntas y comentarios sobre su libro.

Satriani Durán.


Enseguida, Satriani Durán presentó su libro Guadalajara (ciudad de mierda), una recopilación de textos en prosa y verso que retratan la decadencia y las malas condiciones generales en que se encuentra la capital de Jalisco y la mala calidad de vida en que buena parte de su población se ve obligada a permanecer. “Violencia, aumentos de precios, políticos y policías imbéciles y gente despreciable en general” son el ambiente y el contexto del libro, según explicó su autor, quien dijo que su forma cruda de expresara su obra es definida por el entorno violento del lugar en el que vive. Este es ya su sexto libro, publicado en junio pasado. Satriani leyó los textos Es mi culpa por nacer, Oxxo, Mal mostrenco, Día de lavandería, Miércoles 6 de diciembre de 2023, Cuando la guerra nuclear inicie y La vida es hoy, cuya abundancia de groserías y la crítica descarnada contra la forma en que se vive en Guadalajara causaron la molestia de alguno de los asistentes.

Cuando terminaron las presentaciones fue instalado el tendedero poético, aprovechando un alambre que ya estaba colocado en la parte superior del kiosco, que a lo mejor fue puesto ahí como parte de los adornos que cada cierto tiempo se le ponen para solemnizar fechas importantes. Ahí se colgaron telas con fragmentos de poemas bordados en ellas, así como cartulinas con poemas completos. Entre los autores representados en el tendedero estuvieron el autlense Raúl Lizaola Corona y Elías Nandino.

Las actividades se retomaron, después de una pausa, a las 17:17 horas en el Museo y Centro Regional de las Artes. A esa hora, la coordinadora del festival, Andrea Reynoso Gutiérrez, entregó las constancias a las tres personas que concluyeron el taller de poesía Tinta y Abismo: María Fernanda Sánchez García, de El Grullo, Esther Guadalupe Huezo Zúñiga, de Autlán y Natalia Brondo Peña, de la Ciudad de México. En la ceremonia se exhibieron videos de cada una de ellas leyendo un poema que crearon en este taller.

Enseguida vino la presentación del libro Mosaico literario del sur de Jalisco, en la que participaron Andrea Reynoso, Pedro Valderrama Villanueva y Guillermo Tovar Vázquez, tres de sus coautores, y Víctor Villalobos como moderador. Pedro comentó algunas generalidades del libro, explicando quiénes son sus autores y que cada uno de ellos aporta un ensayo en el que explora la relación de un escritor de la región con su terruño: Antonio Alatorre y Ramón Rubín de Autlán, Guillermo Jiménez y Juan José Arreola de Ciudad Guzmán, Juan Rulfo de San Gabriel y José Luis Martínez de Atoyac. Dijo que es un proyecto que continuará, para seguir con el trabajo de rescate y difusión de autores jaliscienses.

Víctor Villalobos leyó un texto en el que recuerda a los mosaicos romanos, con los que se contaban historias de la mitología grecolatina en los edificios públicos; a diferencia de aquellos mosaicos, en este libro no hay un santoral sino una reflexión profunda de la obra de estos autores jaliscienses, que afianzará el conocimiento de sus obras en su propia tierra y propiciará el interés por leerlos. Como moderador, hizo un par de preguntas a los presentadores, en el siguiente tenor:

Motivo de elegir a este autor en particular:

Pedro explicó que ya tenía tiempo interesado en la obra de José Luis Martínez y en este trabajo aborda la relación de él con el pueblo de Atoyac, a través de la biblioteca municipal de ese lugar.

Andrea respondió que eligió a Antonio Alatorre por admiración y porque vivió en el mismo barrio en que vive su familia, lo que le permite imaginar su vida cotidiana, el camino a la escuela y a la casa de la maestra María Mares.

Guillermo dijo que eligió a Ramón Rubín por el valor y escaso reconocimiento de su obra y por el olvido en que se encuentra este escritor en Autlán, a pesar de ser el autor que más ha escrito sobre este lugar y con mayor profundidad.

Cuál será la trascendencia de este libro:

Andrea dijo que el trabajo emprendido no se quedará en este libro, sino que habrá un rescate de más autores locales y regionales.

Pedro afirmo desconocer la trascendencia que tendrá el libro, pero que el impacto que pueda tener fuera de Jalisco es ideal y que los investigadores pueden encontrar en él datos interesantes. Dijo que ya está en marcha un mosaico literario de los Altos, también con investigadores independientes.

Guillermo se dijo optimista en cuanto a la trascendencia de este trabajo, puesto que ha llegado a lectores clave que han hecho comentarios que denotan una lectura cuidadosa.

Presentando Et Caetera. De izq. a der.: Víctor Villalobos y Pedro Valderrama.


La presentación de Mosaico… concluyó y dio paso a la de Et Caetera. Autores, contenidos y referencias, de Pedro Valderrama, con comentarios de Víctor Villalobos. Este libro es el producto de una investigación de años sobre los autores que escribieron para la revista Et Caetera, lo que propició un diálogo entre el autor y el presentador sobre la importancia que tuvieron las revistas literarias como medio de expresión de grupos con ideologías o estilos que rompían con el oficialismo. Aunque en la actualidad pareciera que imprimir revistas es algo anacrónico, es común el regreso de antiguas tecnologías en otros ámbitos, como la música, y el surgimiento de editoriales artesanales y de revistas en papel, de las cuales en el sur de Jalisco hay ejemplos interesantes. Pedro Valderrama habló de “los otros libros”, publicaciones hechas de forma contracultural, a los que se dio poco valor en su tiempo y que se encuentran mal resguardados, lo cual es grave porque encierran obra valiosa.

Pedro y Víctor no abandonaron la mesa de presentaciones, porque ellos mismos presentaron enseguida el poemario Lanza turbia, de Víctor. Pedro recordó las primeras publicaciones del autor de este libro, allá por el 2001, junto con otros autores de lo que se conoce como contrapoética, como Ángel Ortuño, cobijados por la revista Espejo Humeante. Dijo que Guadalajara tiene una tradición importante de contrapoética, de la que hay herederos en la actualidad, como Satriani Durán. Sobre Villalobos, dijo que su obra ha evolucionado, aunque permanece la raíz de su poesía original; a este autor Pedro lo calificó como un “verdadero poeta”. Víctor, a su vez, leyó algunos de los poemas del libro, explicando en algunos de ellos el origen y la época en que fueron escritos: El cuerpo monstruoso, El arco y la potencia, Zarza humeante, liturgia y batalla, El cuerpo y el territorio y Celebración de Xochipilli.

Rubén Fischer.


La última presentación de esta edición del festival fue del volumen Poetas de la grana, resultado del taller de poesía de ese mismo nombre que dirige Andrea Reynoso. El presentador o padrino fue Rubén Fischer, poeta capitalino, quien leyó un texto con algunas consideraciones sobre la creación poética, las formas rígidas de la poesía y el verso libre, que también tiene sus reglas. Dijo que en el libro hay diversidad de voces y de pericia para escribir; en su opinión, los petas de la grana le dan movimiento a la palabra. Uno a uno, fue llamando a los autores para que leyeran frente al público uno de sus textos que se incluyen en el libro:

Raúl Lizaola Corona leyó La caída.

Adriana Corona leyó Atardecer en Janitzio.

Esther Huezo, Cómo no quererte.

Alfredo Lizaola, Corazón y razón.

Flor Martínez, Refrigerador.

Carlos Llamas, A mi padre.

Eduardo Corona, Mi paraje.

David Herros, Con los pies cansados.

Rubén concluyó la presentación con un comentario sobre el valor de publicar para dejar un testimonio de la producción poética en cada tiempo y lugar.

Quinteto Comparsa.


Para cerrar el festival, como ocurrió con la primera jornada, hubo algo de música. Esta vez actuó el quinteto de violonchelos Comparsa, dirigido por el profesor Armando Emmanuel Pedraza Guerra e integrado por los alumnos del Núcleo ECOS Autlán Enrique Jaziel Zúñiga Vizcarra, Alexa Yorley Cisneros Avelar, Abigaíl Torres Quintero, Cristopher Cuauhtémoc Flores y Mariana Reynoso Gutiérrez, quienes interpretaron Tetris, Danza macabra y la cumbia Nunca es suficiente. La primera y la última pieza contaron con arreglos de su director.

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