viernes, 31 de diciembre de 2021

Un resumen de la cultura en Autlán en 2021: de centenarios, libros y ausencias a medias

El Museo y Centro Regional de las Artes.

 Ya hoy termina el año 2021 y todavía es indispensable referir todas las actividades cotidianas a los indicadores de contagios de COVID-19. De su comportamiento dependerán el éxito y la existencia misma de los acontecimientos del futuro cercano y a ellos estuvieron sujetos los de los últimos 12 meses.

2021 comenzó, al parecer, con menos incertidumbre que con la que termina. Ya desde diciembre de 2020 el Ayuntamiento de Autlán había decidido no celebrar el Carnaval de este año debido a que no existían las condiciones sanitarias para permitir las aglomeraciones que necesariamente se registrarían en los diez días antes de la Cuaresma. Así, no hubo Carnaval con asistencia regular de público por primera vez desde 1927, aunque el Gobierno municipal sí organizó algunas actividades artísticas para transmitirlas en vivo por sus redes sociales, sin asistencia de público. En ellas participaron el grupo Sacromonte, el mariachi Rosales y la banda El Aguaje, pero también se recibieron colaboraciones del ballet folclórico Tlaxomulli, de Tlajomulco, y de la Agrupación Artística Ardanza, de Pasto, Colombia. Hubo, además, un par de conferencias: una didáctica, sobre las corridas de toros, sus momentos y lo que hay que ver en ellas, a cargo del señor Rodolfo Pérez, y sobre las mujeres en la fiesta brava, por la señora Liliana García López.

De forma paralela, un comité integrado por representantes de instituciones oficiales, como la coordinación de Extensión del CUCSur, el Museo y Centro Regional de las Artes y la dirección de Arte y Cultura del Ayuntamiento, que independientes, como Komoni, el Palacio del Arte, Letras Enjauladas, la revista Carnaval Autlán y CulturAutlán organizaron un Carnaval Cultural, también con actividades a distancia. Todos los días, desde el 7 y hasta el 16 de febrero, se transmitieron cápsulas informativas breves sobre algunos elementos del Carnaval y sobre los distintos gremios que han participado en su organización a través de la historia y se tuvieron conferencias y entrevistas sobre temas tan diversos como los toros de reparo, la música en la historia del Carnaval, el callejón del vicio, la moda o las vivencias dentro del callejón de la plaza de toros.

Otras actividades que ya existían antes de 2020 también se tuvieron que mudar al ambiente virtual o, al menos, a integrarlo a su organización. Fue el caso de la IV Semana Cultural Ernesto Medina Lima, del Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, que se celebró en mayo en el Museo Regional, con público y transmisión simultánea por redes sociales. Algo similar ocurrió con la XXVII Semana Cultural Universitaria. Pero también vimos actitudes completamente opuestas: festivales realizados completamente por medios virtuales, como el V Festival Áurea Corona y el III Festival CAD Autlán, y otros celebrados por completo de forma presencial, como el IV Festival Músico Cultural Carlos Santana, en noviembre. Incluso, vimos el nacimiento de un nuevo festival: el de poesía Antonio Alatorre, que se celebró a distancia en el mes de marzo y que ya anunció su segunda edición.

Una actividad que no solo se mantuvo, aunque fuera a distancia, sino que se enriqueció gracias a esta modalidad, fue la de las cátedras inaugurales para las distintas carreras del Centro Universitario de la Costa Sur. En 2021, en lugar de que se presentara un ponente ante un grupo de alumnos en el Aula Magna, lo hizo a través de las herramientas de comunicación que se han vuelto tan comunes, específicamente a través de Zoom, con transmisión simultánea por Facebook. Entre las cátedras destacadas estuvieron la que impartió, desde Los Ángeles, el artista Sergio Arau para la licenciatura en Artes; Sung Hun Park, ex cónsul de Corea en México, para la ingeniería en Procesos y Comercio Internacional; o la de Numeriano Bouffard, presidente de la Cámara de Comercio Filipino-Americana, para Turismo. Ellos son ponentes que, sin el acicate de la pandemia y la necesidad de comunicarnos a distancia, quizás no hubieran interactuado con los estudiantes del CUCSur.

Y, ya que hablamos de asuntos universitarios, 2021 fue el año en que la licenciatura en Artes, que comenzó a trabajar en marzo del año pasado, dio las primeras muestras de lo que puede ser su aporte a la región. Además de ofrecer varios avances de lo que pueden hacer sobre un escenario sus profesores y alumnos, con intervenciones en distintos momentos de la Agenda Cultural del CUCSur, también realizaron otras actividades, acaso de mayor trascendencia: durante algunas de las jornadas de vacunación contra COVID que se realizaron en las instalaciones del centro universitario un grupo de integrantes de esta licenciatura estuvieron amenizando los trabajos con música en vivo, solo por el gusto de mejorar el ambiente. En los primeros días de octubre, además, la licenciatura celebró su primer coloquio, en el que alumnos y profesores y un invitado externo presentaron ponencias sobre diversidad de asuntos: el jazz en la región, el archivo musical de la parroquia de Unión de Tula, el impacto del Museo y Centro Regional de las Artes en la escena cultural autlense, la chirimía… claro, también el coloquio fue celebrado a distancia.

Aunque es normal que cada año se presentan libros de reciente publicación en Autlán, la mayoría son publicados por instituciones como el Centro Universitario de la Costa Sur. En 2021 tuvimos, sin embargo, la publicación de varios títulos hechos a partir del esfuerzo de sus autores: en febrero el profesor Raúl Lizaola Corona publicó su tercer poemario, Latidos, que complementa a Resonancias, de 2006, y Cavilaciones de Ausencia, de 2010.

En mayo Guillermo Tovar presentó su segundo libro, Un pueblo que canta. Historia del Orfeón Proa, producto de cuatro años de investigación en fuentes orales, documentales y hemerográficas sobre el Orfeón Proa, una de las cumbres de la vida musical autlense. En septiembre hizo lo propio el profesor Mario Santana con su libro 7 mitos y verdades de nuestra gente, una recopilación de siete leyendas de las regiones Costa Sur y Sierra de Amula.

Durante la XXVII Semana Cultural Universitaria, en octubre, don Gabriel Lima Velásquez presentó, en una sesión que se convirtió en un homenaje a la trayectoria de este personaje, su libro El mar y otros relatos, una colección de anécdotas e historias que escribió pensando en dejarlas para sus descendientes pero que decidió publicar, en un tiraje muy corto, para que llegaran a otras personas fuera de su familia. En noviembre fue publicado el primer libro de José Feliciano Medina, de Mezquitán, una serie de cuentos sobre la vida rural de nuestra región, que fue presentado el 13 de diciembre en el Palacio del Arte.

El 5 de junio, durante una de las treguas que ha dado la pandemia, el Capítulo Costa Sur de la Benemérita celebró en el Museo una sesión académica solemne para recibir los trabajos de ingreso de dos nuevas socias: de la nutrióloga Cristina Jiménez Camberos, sobre un trabajo de mejora del manejo de alimentos en el mercado Juárez, y de la arquitecta Sylvia Corona Cortés, sobre la genealogía de las familias Michel y Corona en la región. En octubre, entre el 15 y el 16, el Archivo Histórico de Lagos de Moreno celebró el XVII Coloquio Internacional de Temas Jaliscienses Mario Gómez Mata, que contó con dos ponencias autlenses: Lejanas provincias. Los cantos religiosos en Autlán, una tradición olvidada, de Guillermo Tovar Vázquez, y Los Dolores. La historia que no muere, de Martha Florentina Corona Santana. Estas ponencias integraron el programa de 20 exposiciones, en las que participaron investigadores como Silvia Quezada o Thomas Hillerkuss.

La segunda mitad del año los autlenses notamos con extrañeza, que el Museo Regional permanecía cerrado al público a pesar del semáforo verde que ya se tenía en Jalisco con respecto a la pandemia. El Museo termina el año en esa situación, sin que conozcamos algún posicionamiento al respecto por autoridad alguna. Pero cerramos el año con una muy buena noticia: el debut, el 17 de diciembre en el auditorio Hermilio Hernández, de la orquesta sinfónica ECOS Autlán, integrada con los alumnos del núcleo ECOS Autlán, dependiente de la Secretaría de Cultura de Jalisco y que tiene trabajando en la Casa de la Cultura desde marzo de 2020. Sus alumnos son chicos de 6 a 16 años, que están recibiendo una formación musical que los hará mejores personas, sin duda.

El año 2021 también fue el de aniversarios significativos, algunos de ellos ignorados por las autoridades pero otros celebrados en grande: el centenario de la muerte del bandolero Pedro Zamora en febrero y del compositor Clemente Amaya en noviembre (celebrado con cuatro días de actividades artísticas y académicas); el bicentenario, en junio, de la jura de la Independencia en Autlán, que fue conmemorado con una ceremonia en el jardín Hidalgo; y el centenario de la constitución del Sindicato de Agricultores Pobres de Autlán, con el que el agrarismo autlense tomaba forma legal. También cumplió 60 años la diócesis de Autlán en mayo, 20 la emisora Autlán de Radio Universidad de Guadalajara en abril, en febrero fue el vigésimo aniversario luctuoso del pintor Atanasio Monroy, en septiembre se cumplieron 50 años del impacto del huracán Lily y en octubre diez del huracán Jova, acaso los dos más destructores que hemos conocido en Autlán.

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