domingo, 11 de julio de 2021

Bitácora de viaje 7: rastros de una niña triste en Tenamaxtlán

Santiago, primer patrón de Tenamaxtlán.

 Esa tierra impone su poder en el hombre; también el agua, el frío, la dureza de los montes, la brusquedad del suelo, los troncos de los árboles. Todo eso infunde en el alma de los que allí nacieron una obstinación, una firmeza, un orgullo natural que sólo puede ser interpretado como signo de independencia y señorío. En Tenamaxtlán, los labriegos se descubren ante un forastero o un amigo, deseándoles un cordial 'buenos días' sin familiaridad ni altanería.

Olivia Zúñiga. Retrato de una niña triste.

Luego de que la pandemia obligara a suspenderlo durante más de un año, en el mes de junio de 2021 reinició en el Museo Regional el taller de lectura de la novela Retrato de una niña triste, de la escritora jalisciense Olivia Zúñiga. El quinto taller de lectura de este tipo en ese recinto.

Los cinco martes de junio nos reunimos un grupo de alrededor de 15 personas en el Museo para leer, analizar, discutir y, hasta cierto punto, sentir la tristeza y desesperanza de la protagonista de esta novela autobiográfica de una de las escritoras más reconocidas en el siglo XX en Jalisco. Y, como en los cuatro talleres anteriores, culminamos las actividades con un viaje a los lugares que se describen en la novela o que la inspiraron. Una visita que nos ayudó a comprender mejor los ambientes de la obra y, desde luego, a enriquecer la experiencia de la lectura, por no hablar de la oportunidad de hacer turismo en nuestra región y conocer mejor la riqueza cultural, en este caso literaria, del Estado de Jalisco.

De modo que el domingo 4 de julio, pocos minutos después de las 7 de la mañana, nos reunimos afuera de la sucursal de BBVA de Autlán (ahí donde estuvo en otro tiempo la terminal de autobuses) las diez personas que realizamos el viaje. Salimos de ese punto sobre las 7:20, para tomar el camino de Tenamaxtlán, con el recuerdo de las vicisitudes de Joanna en la mente y con la satisfacción de que las nubes de lluvia, que no se habían retirado del cielo de la región en los últimos días, parecían dar una tregua.

Luego de poco menos de dos horas de camino y de sobrevivir al destruido tramo de la carretera federal 80 entre Manzanillito y Palo Blanco, travesía que tuvo como atenuantes la esplendidez de los paisajes y la estridente policromía del amanecer, arribamos a la Plaza Principal de Tenamaxtlán. Una vez repuestos de la desorientación propia de quien llega a un lugar desconocido procedimos a buscar un sitio para desayunar, que encontramos un par de cuadras hacia el sur, en la Plaza de Armas. Ahí, en uno de los portales que la limitan, encontramos una buena variedad de oferta de comida: birria, menudo, tacos de diversos guisados… después de desayunar cada uno eligió la forma de reposar la comida y esperar a los guías: hubo quien entró a oír misa a la parroquia, quien hizo un tour por su cuenta en los alrededores y no faltaron los que, aguijoneados por el síndrome de abstinencia, tomaron un café, de regreso en la Plaza Principal.

Algo para comer.


A las 11:20 horas fuimos recibidos en la plaza por Jeanette Pimienta y por José López, de la dirección de Cultura del Ayuntamiento de Tenamaxtlán, así como por el cronista del municipio, profesor Miguel Gómez Arreola, quien se integró al grupo minutos después. Bajo su paciente, amable y diligente guía hicimos un recorrido por el centro de Tenamaxtlán, donde vimos los lugares en los que transcurrieron las vicisitudes de la niña triste y algunos de los sitios de interés que ofrece Tena. El recorrido fue como sigue:

Frente a la Presidencia Municipal.


Presidencia Municipal: ubicada frente a la esquina noroeste de la plaza, ocupa un edificio de líneas modernistas, con ocho grandes ventanas cuadradas a los lados del infaltable balcón y de la puerta de ingreso. Sobre el balcón se encuentra una representación en cantera del escudo del municipio, que José López nos explicó a detalle: aparecen en él, repartidos en las tres secciones que lo componen, referencias a su riqueza económica, cultural y ambiental, además de los tres cerros que rodean al pueblo y que le dan nombre: el cerro del Huehuentón, el de los Morán y el Ayutepetl. Tenamaxtlán significa algo así como lugar en el tenamaxtle, que es una formación de tres piedras dispuestas alrededor de una fogata para colocar sobre ellas una olla. Los tres cerros serían las tres piedras.

Por aquí pudo haber estado la primera casa de Olivia Zúñiga en Tenamaxtlán.


Frente a la Plaza Principal, hacia el poniente cruzando la calle de Hidalgo, habría estado la primera casa que habitó Olivia Zúñiga/Joanna. Aquella ubicada “en la calle principal, frente a la plaza de toros”. La plaza de toros se instalaba en esta Plaza Principal, hecha con madera y petates como la de Autlán, por eso “En realidad no había la tal plaza; sólo un enladrillado redondel en el que levantaban graderías en las fiestas de la Purísima”. El jardín o plaza como se ve ahora fue comenzado a construir en la década de 1950.



Templo Nuevo: el templo del Sagrado Corazón es en el que Joanna recibió la Primera Comunión, donde el cura Mercado de Soyatlán le dijo aquellas palabras que nunca olvidaría: “¡Si algún día un hombre te pide el corazón, no se lo entregues!”. En el atrio del templo nuestros guías nos hablaron de su historia, que comenzó hacia 1895, cuando comenzó su construcción, así como de sus características: nos dijeron que es único en la región por su arquitectura y materiales, en su construcción se utilizó ladrillo fabricado en Tenamaxtlán. Este templo, junto con los de Atengo y Soyatlán, conforman un corredor mariano que incluye la romería de la virgen de Atengo y que, según se nos explicó, es una de las tradiciones religiosas más antiguas de América. La imagen de la virgen de Atengo, que visita durante dos meses Tenamaxtlán y que se encontraba aquí durante nuestro viaje, está hecha en pasta de quiote y data del siglo XVI.

La virgen de Atengo.


En el templo nuevo también hay elementos que nos recuerdan a la novela: pudimos visitar la capilla de la Purísima, lugar donde están sepultados don Salvador Gómez y su esposa doña Romualdita, el prototipo de madre abnegada; también vimos el baptisterio, donde se encuentran los restos de don Rafael, el padrino de Olivia/Joanna, cuya muerte tanto sintió la protagonista de la novela. Luego de ver y fotografiar la imagen de la virgen de Atengo pasamos a la sacristía, lugar construido donde antes estuvo el altar mayor del templo viejo, cuya construcción se alza hacia el norte del nuevo. Aquí en la sacristía vimos una imagen de Santiago, original, también datada en el siglo XVI.

Lápida de don Rafael Correa.


Portada del templo antiguo de Tena.

Templo antiguo: sin salir a la calle llegamos al magnífico templo antiguo de Tenamaxtlán, cuya construcción comenzó hacia 1613, pasando directamente de la sacristía del templo nuevo a la nave principal del antiguo. De estilo franciscano, este templo ha sufrido modificaciones y mutilaciones graves, sin que hubieran afectado su señorío y magnificencia: ha perdido retablos de piedra, su altar mayor, su piso de madera, el techo colapsó… pero conserva el aire de gravedad y solemnidad con que fue construido. También permanecen restos de pintura mural en algunos rincones, una lápida de hacia 1814, época en que todavía se sepultaban cadáveres en el panteón del atrio o dentro del mismo templo, y lo mejor de todo: una espléndida portada también franciscana, muy parecida a la de la parroquia del Divino Salvador de Autlán pero mucho más rica: presenta grabados a lo largo de las jambas y en la parte superior en los que podemos identificar una representación de san Francisco, el escudo de los Habsburgo y otros elementos. Una de las joyas arquitectónicas de la región.

La segunda casa de Olivia/Joanna.


5 de Mayo #6: otro momento importante del recorrido fue la visita a la segunda casa que habitó Olivia Zúñiga en Tenamaxtlán. Es la que se encuentra frente a la entrada lateral del templo nuevo, donde vivía cuando cometió el “sacrilegio” de comulgar dos veces y donde le fue revelada a Joanna la muerte de su padre.

Uno de los portales de la Plaza de Armas. La finca azul es la de Luis Gómez Preciado.


Plaza de Armas: es también conocida como Plaza Chica y fue construida a partir de 1920, por lo que es posible que Olivia Zúñiga la llegara a conocer. Al no haber mercado municipal en Tenamaxtlán, aquí se instala un tianguis que hace las veces de mercado. Está flanqueada, en sus lados norte y sur, por dos portales, el del norte lleva el nombre de Héroes. En éste se encuentra, al extremo poniente, la antigua propiedad de don Luis Gómez Preciado, quien fuera médico de cabecera del presidente Lázaro Cárdenas y sobrino de Dolores Preciado, una de las vecinas de Olivia Zúñiga en la segunda casa. Aquí se nos explicó una innovación tenamaxtlense a la costumbre de las vueltas alrededor del kiosco de la plaza de muchos pueblos mexicanos: como hay un kiosco en la Plaza de Armas y otro en la cercana Plaza Principal, los jóvenes de aquí comenzaron a hacer estas vueltas entre una plaza y la otra, con una cuadra de por medio.

La tercera casa de Olivia Zúñiga.


Revolución esquina con Ramón Corona: a una cuadra larga de la Plaza de Armas se encuentra este cruce de calles, cuya esquina suroeste está ocupada por la tercera y última casa que habitó en Tenamaxtlán Olivia Zúñiga, donde vivió con su abuelo Miguel, el abogado filatelista. La casa se conserva en muy buenas condiciones, lo mismo que la de contraesquina, que perteneció a don Salvador Gómez y su familia, aquel que le decía a Joanna que para ser su nuera tenía que ganarse su afecto: “para que te acepte como mujer de Salvador es menester que a diario vengas a cantarme”. En este cruce es donde Joanna fue atacada por Vicente, el aprendiz de talabartero.

En la Casa de la Cultura.


Casa de la Cultura Engracia de Jesús Santa Ana Sánchez: el último punto del recorrido oficial fue la Casa de la Cultura, en Guadalupe Victoria #14. Aquí contemplamos el mural que están pintando en la pared exterior artistas integrantes del colectivo Rutas Plásticas de Jalisco y que muestra a algunos de los personajes tenamaxtlenses más destacados de las últimas décadas: charros, profesores, profesionales de la salud, artistas, artesanos, danzantes… dentro de la Casa vimos una pintura ejecutada sobre unas mamparas por Felipe Rodríguez y Carlos Chávez en la que se plasman elementos de identidad de Tenamaxtlán: la charrería, el mito de la brujería, la Piedra Respondedora, la producción agrícola, el Arroyo Seco y su leyenda. Además de explicarnos los elementos de esta pintura, José López y Jeannette Pimienta nos hablaron de las actividades culturales recientes en Tenamaxtlán: festivales internacionales de danza que han traído artistas de diversos países al pueblo, el turismo religioso, las exposiciones del colectivo Rutas Plásticas, entre otros.



Aquí terminamos nuestro recorrido por Tenamaxtlán, tomándonos fotos grupales con el retrato de Olivia Zúñiga que se conserva en la Casa de la Cultura.

Además del recorrido oficial, que ha quedado narrado sin chiste aquí arriba, visitamos gracias a la generosidad del profesor Miguel Gómez un par de casas habitación que bien podrían pasar por museos: la de la profesora Marichuy Arreola y la casa paterna de los Gómez Arreola. Estas casas conservan, además de su construcción y distribución original, aunque con remodelaciones recientes, una buena cantidad de objetos de uso común en otras épocas, como aperos de labranza, herramientas, velices, utensilios de cocina… en la primera de ellas se conservan, incluso, un par de enormes gallineros convertidos ahora en salas de estar y bodegas, testigos de la proverbial producción avícola del pueblo, cuyos productos llegaron a exportarse al centro del país.

Con Olivia Zúñiga.


Luego de tomar los alimentos del mediodía en casa del profesor Miguel Gómez salimos con rumbo a Atengo, con ganas de conocer este antiguo y hermoso pueblo y de tomar la desviación a Ayutla pasando por Juanacatlán, para evitar por lo menos una parte del tramo más destruido de la carretera federal 80 y regresar al calor de Autlán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un paseo bien documentado y valioso para quienes somos lectores de Olivia Zúñiga, muchas gracias. Silvia Quezada.