Antonio Díaz Landeros. |
El jueves 20 de mayo pasado, en
el salón de usos múltiples del Museo y Centro Regional de las Artes, se celebró
la segunda jornada de la IV Semana Cultural Ernesto Medina Lima, organizada por
el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del
Estado de Jalisco para conmemorar el aniversario luctuoso de este personaje,
fundador del capítulo.
A las 19:00 horas comenzaron las actividades
de la jornada, con la asistencia física de unas 40 personas más los que siguieron
la transmisión en vivo en la página de Facebook del capítulo. La primera intervención
estuvo a cargo de José Antonio Díaz Landeros, del Capítulo Juvenil Costa Sur de
la Sociedad, quien expuso el trabajo Surgimiento y triunfo de la música
instrumental.
Al inicio de su presentación, que
fue un recorrido por la historia de la música desde las civilizaciones
clásicas, Antonio aclaró que su intención es animar la curiosidad por conocer
la música. Dijo que ya desde la Perhistoria existieron instrumentos para hacer
música, aunque se desconoce por completo cómo sonaban.
En realidad, la exposición parte
desde la Grecia clásica, civilización que tenía en gran estima a la música, que
formaba parte incluso de su mitología. De esta época datan algunos
instrumentos, como el laúd, y en ella se perfeccionaron elementos de acústica
para mejorar la apreciación musical, como podemos ver en las ruinas de algunos
teatros. Para terminar esta etapa, el ponente mostró un video en el que se
ejecuta el instrumento conocido como aulos, aunque aclaró que solo se conocen
aproximaciones al sonido de los instrumentos de entonces, al no haber notación
musical.
En el mismo tenor, Antonio Díaz
revisó las siguientes épocas históricas, compartiendo menciones a la música de diversos
autores y explicando la evolución de esta arte. Del siglo I mencionó pasajes bíblicos,
de Mateo, Pablo y otros, que mencionan instrumentos y a la música en general; de
la Edad Media trajo el libro X de san Agustín, en el que menciona la facultad
de la música para seducir por el placer. Fue en esta última etapa en la que
dejó de desarrollarse la música instrumental, que fue perdiendo importancia
ante el canto, que era utilizado en ceremonias religiosas. Sin embargo, fue
ganando relevancia social, como acompañamiento de la danza.
Pasando al Renacimiento, dijo que
hubo ya una atención a letras bien articuladas, mientras que la música escrita
se hizo más accesible, gracias a la imprenta, que también permitió la
publicación y difusión de tratados y otros textos en los que se explicaban
aspectos de la música. Hubo más composiciones musicales, surgieron géneros como
el madrigal y la viola da gamba y el clavicordio se posicionaron como los instrumentos
más importantes. Sin embargo, la música que se componía no indicaba para qué
clase de instrumento estaba hecha, por lo que era interpretada con cualquiera,
a diferencia de la actualidad en que la composición se piensa para un instrumento
en particular.
En la época del barroco, a partir
del siglo XVII, la música sirve como un vehículo para el dramatismo o la
expresión de sentimientos y pasiones. Aquí surge la figura de Arcangelo
Corelli, primer compositor de música instrumental exclusivamente, y las
primeras composiciones para un solo instrumento.
Fue la última etapa que Antonio
Díaz revisó, terminando su exposición con una reflexión: dijo que, aunque
potencialmente podría creerse que en el barroco se habría dado el triunfo de la
música instrumental, ésta era todavía menospreciada y la gente no pagaba por
escucharla, mientras que el triunfo definitivo ocurriría después, con el
surgimiento de la sinfonía.
Esta exposición resultó muy
interesante, bien planteada y accesible a todo el público, aun sin conocimiento
previo de teoría musical. El ponente recurrió a recursos como los videos y
grabaciones para mostrar el sonido de diversos instrumentos y la forma de
ciertas composiciones. Desafortunadamente, algunas fallas técnicas dificultaron
la apreciación correcta de la ponencia.
El video de la exposición de Antonio Díaz puede verse en este enlace.
Orlando Ramírez, Daniel Michel y los integrantes del ballet La Grana. |
En la segunda parte de la jornada
el ballet La Grana, dirigido por Orlando Israel Ramírez Ramírez, socio del Capítulo
Costa Sur, representó dos valses compuestos por don Ernesto Medina Lima. Antes,
el director del ballet expuso una historia breve del vals en México: es un
género musical llegado del centro de Europa que, por las novedades en el ritmo
y la forma de bailarlo (en parejas, con contacto físico) causó escándalo en la
sociedad mexicana de mediados del siglo XIX. Sin embargo, comenzó a volverse
popular a partir del II Imperio, siendo el Porfiriato su época de oro. Mencionó
a compositores mexicanos destacados, como Juventino Rosas, Abundio Martínez o Lorenzo
Barcelata, la forma en que el vals evolucionó en México (compás más lento,
letras con temas amorosos) y la importancia que cobró en los rituales de 15
años de las mujeres.
Enseguida la pareja formada por
Jimena Ramírez y Alexis Rincón, del ballet La Grana, bailaron el vals 15
Primaveras, compuesto por don Ernesto para sus hijas en 1948 y reproducido
desde una pista.
En el siguiente número la pareja
formada por Laura Sofía Gutiérrez Guerrero y Manuel Quintero Solorio bailaron
el vals Lena, compuesto en 1941 por don Ernesto para su futura esposa,
Magdalena Pelayo, con un ritmo clásico, pausado, elegante y melódico, según la
explicación de Orlando Ramírez. Fue, además, la tercera vez que este vals se
ejecutó en público: primero lo hizo su autor, años después el profesor Jaime
Gabino Gómez y esta noche el joven pianista Daniel Michel.
El video de esta presentación puede verse en este enlace.
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