Esta tarde, poco después de las 6, tuvo lugar alrededor del Paralibros del jardín Hidalgo un concurso infantil de trabalenguas, en el que participaron seis niñas. El concurso fue abierto a toda la comunidad, sin más límite para participar que la edad.
Las participantes tuvieron a su disposición el equipo de sonido de la Casa de la Cultura, para recitar su trabalenguas con la suficiente amplificación, así como una buena cantidad de sillas para que esperaran su turno. Cada una podía decir un trabalenguas de memoria o leerlo del libro Trabalengüero, de editorial Nostra, prestado por el mismo Paralibros.
Al terminar de decir su trabalenguas todas las participantes, se dirimió a la ganadora mediante el recurso del aplausómetro entre los espectadores que nos reunimos a ver el concurso. La ganadora adquirió el derecho de elegir primero de entre los juguetes que se repartieron como premios.
Un rato después, a las 7 de la tarde, el grupo de guitarra de la Escuela de Artes, dirigido por la maestra Virginia Corona, ofrecería un concierto en este mismo lugar.
Quizás muchos de los lectores no encontrarán relevante este concurso de trabalenguas. A mí, sin embargo, me da gusto que el Paralibros, un proyecto de promoción de la lectura fresco y accesible, ya esté trabajando regularmente y organizando actividades enfocadas a los niños, después de un año de estar abandonado.
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