En una viejísima casa de la calle Santos Degollado está el taller de Francisco Tito Vargas, el único ceramista de la región especializado en reproducir figuras prehispánicas en barro.
Tito comenzó ya hace más de veinte años en el oficio de ceramista, específicamente diseñando y fabricando figuras de porcelana, el material más caro y difícil de trabajar dentro de la cerámica, aunque tuvo que dejarlo ante la poca demanda y la dificultad de integrarse de forma competitiva en un mercado tan elitista. El siguiente paso fue el trabajo en barro, que todavía desarrolla.
Aunque es capaz de hacer cualquier trabajo con este material, decidió especializarse en la reproducción de figuras prehispánicas de las culturas de Occidente, con la intención de difundir el arte de estas civilizaciones, que son de las menos conocidas entre todas las culturas mesoamericanas. Con su respectivo permiso del INAH para reproducir estas piezas (que no incluye el proceso llamado de oxidación, que hace que las piezas parezcan antiguas), siempre que tiene acceso a una figura prehispánica original la analiza en todos sus elementos para hacer su copia.
Figura de la tradición Ameca |
Tito es un artesano en todo el sentido de la palabra: él mismo prepara sus materias primas y herramientas de trabajo y conoce todo sobre ellas: lo mismo sabe la composición química de cada uno de los doce barros que utiliza que la manera de construir una herramienta para cada nuevo terminado. Las piezas que fabrica tienen su origen en los cerros del municipio, donde Tito recolecta el barro en lugares específicos que ya tiene reconocidos. Ahí recoge la "piedra" de barro y la lleva a su taller, donde la muele, la cuela y la depura, es decir, elimina todos los elementos extraños (piedras, arena, basura) y lo deja listo para modelarlo. Usando moldes o, en el caso de las figuras prehispánicas, el modelado directo, puede producir decenas de figuras cada día, pasándolas por el horno eléctrico o por los hornos de carbón o gas que tiene disponibles.
Aunque tiene herramienta de fábrica, la mayoría de sus implementos son hechos por él con materiales reciclados, como clavos, tubos de aluminio, palitos de madera, cepillos de dientes... según la necesidad que tenga al realizar una nueva pieza (hacerle un dibujo, bruñir una pieza con poco espacio) improvisa una nueva herramienta.
Su trabajo, a diferencia del que se puede encontrar en sitios populares como Teotihuacan, no incluye materiales como resinas o piedras, sino que es una reproducción fiel de las figuras originales.
Sus piezas, entre las que se encuentran los popularísimos silbatos, las vende casi todas en ferias artesanales de diferentes lugares del Estado y sus alrededores, preferentemente en las de Chapala, Guadalajara, Puerto Vallarta y la ciudad de Colima y Manzanillo. Ahí es donde tiene contacto con sus mejores clientes, que son los turistas extranjeros, sobre todo los europeos, que saben reconocer una copia fiel de las figuras prehispánicas originales, que muchas veces conocen mejor que los mismos mexicanos. Ya tiene clientes que se han convertido en coleccionistas de su trabajo y que cada año lo buscan para comprar sus novedades. En Autlán hay un solo negocio, ubicado en la calle Guadalupe Victoria, donde se puede conseguir su producción (aunque solamente se encuentran los collares y silbatos), además del puesto que instala en cada Carnaval.
Sobre esta forma de vender tiene una anécdota: en una exposición artesanal que hubo en Autlán en 2009, donde además se presentó el folclorista Pancho Madrigal con su grupo El Borlote, llegaron estos músicos a curiosear lo que él ofrecía, sin que Tito los reconociera. Cuando comprobaron el sonido de los silbatos les sorprendió lo bien que se oían, por lo que le dijeron que estaban "muy bien afinados". Sin saber Tito nada de música, les explicó que el sonido se debía a ser copias fieles de las piezas originales, lo que convenció a los borloteros de comprarle varios silbatos.
Silbato |
Además de las reproducciones de piezas prehispánicas, Tito Vargas también hace collares, ollas, lámparas y una infinidad de figuras en barro. Tiene también artesanías en concha y hueso y piensa experimentar con la madera. Estos son algunos de sus trabajos:
Collar de dientes |
Aretes de hueso |
En Autlán, donde no hay ningún antecedente de este tipo de artesanía, el interés de la gente hacia ella es muy pobre, por lo que tampoco hay gran demanda. Esto lo atribuye Tito al bajo nivel cultural del pueblo, que no le permite conocer ni apreciar su pasado indígena.
Para él, el principal beneficio que le da a la sociedad con si oficio es la difusión de la artesanía prehispánica. Aunque dice tener la capacidad instalada para producir hasta el equivalente de 1,500 pesos diarios, trabajando solo, él prefiere trabajar al ritmo que lo hace actualmente, satisfaciendo la demanda que tiene y difundiendo entre las personas que se interesan la cultura mexicana. Duda que este oficio se popularice y perfeccione a mediano plazo en México.
La próxima vez que veamos a un artesano en una feria hay que platicar con él para conocer su trabajo y, si nos gusta, pagarle el precio justo por lo que vende. Como podemos ver, no todos venden piezas chinas o reproducidas en serie.
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