Aparecida el 13 de mayo del año pasado, esta mancha de humedad en el tinaco de una casa cerca del cruce de las calles Manuel Doblado y Santos Degollado convocó a un número considerable de gente que creía que era una aparición de la virgen. Entre los visitantes, que se juntaban a rezar el rosario y comenzaron a construir un altar, hubo gente de todas las clases sociales y, por supuesto, vendedores ambulantes de todo tipo de mercancías, que estuvieron acudiendo durante varias semanas. Por fin, el obispo declaró que no se trataba de ninguna manifestación divina, lo que causó desde indignación entre algunos de los más creyentes hasta hilaridad en los menos. Esta declaración, sin embargo, hizo que paulatinamente fuera decayendo el "fervor" hacia la imagen. Hoy, a un año y tres meses de su aparición, ya luce bastante menos nítida y ya nadie la visita.
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