miércoles, 7 de agosto de 2024

Se presentó el ballet La Grana en el VIII Festival Internacional del Membrillo


 El municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, en la ribera norte del lago de Chapala, celebró entre el 2 y el 4 de agosto pasados la octava edición del Festival Internacional del Membrillo, una celebración de su identidad y de uno de los principales motores de su economía. El festival tuvo como invitada a la localidad cordobesa de Carcabuey y se desarrolló bajo un nutrido programa cultural que incluyó música, danza, exposiciones, la presentación de un libro de historia de Ixtlahuacán y demostraciones de preparación de alimentos a base de membrillo, entre otras actividades.

El VIII Festival Internacional del Membrillo tuvo como eje la plaza principal de Ixtlahuacán, en cuyo centro ondeaba una Bandera Nacional monumental, que los fuereños podíamos tomar como referencia desde antes de entrar al pueblo. Ya desde las calles aledañas se notaba el ambiente festivo, especialmente en la avenida Santiago, por la que se entra a Ixtlahuacán, cuya última cuadra antes de llegar a la plaza estaba ocupada por completo por puestos de comida. En la calle de Madero, a un costado de la parroquia de Santiago Apóstol, se encontraba el pabellón gastronómico; en el costado oriente de la plaza y obstruyendo lamentablemente la vista de la parroquia había un escenario grande, en el que se llevaron a cabo los conciertos de bandas famosas, que cerraron cada jornada del Festival: la Trakalosa de Monterrey, la Cuisillos y Agua de la Llave. Frente al costado sur de la plaza estuvo el pabellón artesanal, conformado por puestos en los que se vendían artículos tan variados como mole, café, bisutería, prendas de vestir, sombreros, figuras de animales en cristal, entre otros.





Dentro de la plaza, alrededor del kiosco, se montó una exposición de cuadros de pintores locales, de estilos y temas muy diversos, así como de fotografías de Carcabuey. Los prados de la plaza lucían diversos adornos alusivos a la ciudad invitada y, en general, a España y México: abanicos gigantes con la silueta de un membrillo al centro, letras grandes de acrílico que forman los nombres de Carcabuey y de Ixtlahuacán, “ojos de Dios” colgados de las ramas de los árboles en colores rojo y amarillo, entre otros detalles.

El edificio de la Presidencia Municipal, al poniente de la plaza, cuenta con un espacioso portal, en el que se instalaron puestos de venta de toda clase de productos derivados del membrillo: cajetas, dulces, ponche, pan, conservas y, claro, fruta fresca lista para comer sola o con algún complemento, como sal, chile o limón. Aquí estuvo también un puesto con productos e información turística de Carcabuey, la ciudad invitada y, sobre el mediodía del domingo, se expuso dentro de una urna de cristal un misal romano de 1772, original, que había sido usado en la hacienda de Cedros, cerca del actual Ixtlahuacán. Entre la plaza y el portal de la Presidencia Municipal hay una callecita peatonal, en cuyo extremo norte se expusieron copias de documentos históricos de Ixtlahuacán y de su relación con el membrillo: ahí pudimos ver los documentos y leer sus transcripciones, de la primera huella documental de este fruto en Ixtlahuacán (1709), de compra venta de terrenos, litigios, herencias y otras incidencias históricas de este municipio en siglos pasados.

Mariachi tradicional Los Tecuexes.


En esta calle estuvo instalado el otro escenario, el de las actividades artísticas y culturales de mayor valía. Era más pequeño que el otro escenario, lo mismo que el equipo de sonido que lo servía, por lo que en ciertos momentos, mientras se hacían pruebas de sonido en el foro mayor, era difícil seguir lo que ocurría en este otro espacio. Eso sí, este escenario estuvo profusamente adornado con membrillos (naturales, dentro de canastas, o impresos en tamaño grande), piezas de barro y figuras en colores rojo y amarillo colgadas de la parte superior, una máscara gigante pintada con una panorámica de Ixtlahuacán… Aquí se presentó, el domingo 4 de mayo, poco después de las 15:00 horas, el ballet La Grana, que llevó a Ixtlahuacán una manifestación de la identidad autlense con estampas que expresan la vida cotidiana y las formas de festejar en Autlán, realizadas a partir de investigaciones de la fundadora del ballet, Beatriz Ramírez Gómez, y de su actual director, Orlando Israel Ramírez Ramírez.

Las fiestas de mi pueblo.


El programa que presentó el ballet La Grana comenzó con la estampa titulada Las fiestas de mi pueblo, una representación del Carnaval de Autlán y de su tradición taurina, en la que se expresan el dramatismo y la elegancia de una corrida de toros, con pasodobles. Esta estampa había sido estrenada en 2011, en el primer Encuentro Latinoamericano de Danza que se celebró en el Salón Mutualista. El grupo infantil del ballet vendría enseguida para bailar sones de la costa de Sinaloa y dar paso al grupo mayor, que presentaría estampas de Veracruz.

Autlán costumbrista.


El siguiente cuadro que presentó el ballet La Grana fue Autlán Costumbrista, realizado con base en las crónicas de Ernesto Medina Lima y en las investigaciones de Beatriz Ramírez y Orlando Ramírez y que consiste en una representación de la vida cotidiana de Autlán en el segundo tercio del siglo XX, en la que se ven lo mismo la rivalidad entre los distintos barrios de la ciudad que la devoción católica manifestada en cómo las personas se descubrían y se hincaban al sonar la bendición, a las 9 de la noche, en las campanas de la parroquia. Esta estampa fue presentada por el director del ballet como trabajo de ingreso a la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco.

El ballet cerró su intervención con un popurrí de sones jaliscienses y la canción El principio, de Juan Gabriel. Toda la actuación del ballet fue seguida con atención y aplaudida con profusión por unas 200 personas, instaladas frente al escenario y cubiertas del sol por unas velarias en colores, claro, rojo y amarillo.

El público frente al ballet La Grana.


En ese mismo escenario se presentaron, en esta última jornada, la Orquesta Típica de la Escuela de Artes del Instituto Cultural Cabañas, que interpretó música tradicional mexicana e incluyó el sonido inconfundible del salterio; el mariachi tradicional Los Tecuexes, de estilo alteño, que organizó un baile con los integrantes del ballet La Grana y el público asistente, con su respectiva tarima de madera para el zapateado; el grupo de rock Dinamo, al que hemos visto en el Festival RockAutlán; el ballet folclórico de Ixtlahuacán, entre otros artistas. Ahí mismo presentó su libro Ixtlahuacán de los Membrillos. Cuna de la charrería en Jalisco el cronista de ese municipio, Miguel Rangel Ramírez, en el que cuenta la historia de las haciendas ganaderas de esta región, a la que llama “la Extremadura novohispana”. El cronista estuvo acompañado en el escenario por el alcalde y la vicealcaldesa de Carcabuey, Juan Miguel Sánchez Cabezuelo y Lucía Sánchez Julián, respectivamente.

Durante la presentación del libro.

Tastoanes.


En la plaza, mientras iniciaba la presentación del libro del cronista de Ixtlahuacán, los tastoanes representaron las batallas de la Conquista, con la violencia y fuerza de expresión que caracterizan a esta danza de protesta.

Un festival muy bien organizado, que sirve muy bien al municipio de Ixtlahuacán para difundir y proyectar su identidad hacia afuera de nuestras fronteras y que, en esta octava edición, contó con una pincelada de la cultura popular autlense.



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