sábado, 22 de enero de 2022

Inventario de monumentos 39: un busto de José María Morelos en Ahuacapán

En la pequeña placita que se abre entre la calle que lleva a lo alto de la sierra de Manantlán y la que lleva al famoso pasamán, en Ahuacapán, existe un monumento dedicado al prócer José María Morelos, de singulares características.

El monumento está colocado al centro del jardín, dentro de una glorieta que hace juego con las cuatro jardineras cuadradas que, junto con unas bancas metálicas, completan la infraestructura del jardín. Tanto la glorieta como las jardineras lucen en muy buen estado, están construidas con piedras unidas con argamasa, sin enjarre o aplanado.

También de piedra es la columna que sirve de pedestal al busto de Morelos para conformar el monumento. La columna aparenta ser solamente un conjunto de piedras apiladas, incluso acusa una posible inclinación hacia uno de los costados, aunque parece ser un efecto logrado por decisión del arquitecto. Es decir, el conjunto es armónico, no parece haber sido realizado con negligencia o falta de pericia sino con la intención de aparecer rústico. La columna, que se adelgaza levemente a partir del centro de su altura, debe medir un poco menos de dos metros.



Como un fenómeno de equilibrio, auxiliado por una buena cantidad de cemento, sobre el remate de la columna reposa el busto de José María Morelos, tallado en cantera. Está conformado por una base cuadrada que presenta al frente la palabra MORELOS, sobre la representación de un pergamino, y flanqueada en el costado izquierdo por la cabeza de un águila en actitud de ataque. Encima de la base está la cabeza del líder insurgente, con su proverbial gesto adusto y la mirada fija hacia el horizonte, viendo al poniente. Está tocado con su infaltable paliacate, que enmarca los rasgos negroides de su rostro, no tan suavizados como en los billetes de 50 pesos.

El busto, acaso con la misma intención del acabado de la columna, parece haber sido logrado casi exclusivamente a base de cinceladas gruesas, por lo que el resultado no fue lo detallado que esperaría cualquier profesor de escultura. De hecho, algunas secciones muestran golpes que hacen parecer al busto como una pieza sin terminar. Creemos, fundados en lo que parece ser un pegote de cemento en el cuello, que podría ser la consecuencia de alguna caída posterior a su colocación.



Con todo, el monumento y el jardín en su conjunto constituyen un espacio muy agradable, con arbolado en buenas condiciones y razonablemente limpio. El viento que baja de la sierra y la tranquilidad del pueblo deben ser buenos ingredientes para pasar una placentera tarde en este sitio.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo una observación, tanto las jardineras como la parte central donde se ubica el busto no son de piedra, únicamente están revestidas con piedra laja colocada no hace muchos años, de hecho se trata de una fuente que fue convertida en jardinera, y ya posteriormente se colocó la piedra laja a la fuente en desuso, y ahí colocaron el busto, espero la información pueda enriquecer un poco la excelente reseña

Guillermo Tovar Vázquez dijo...

Muchas gracias por su aclaración, eso explica la forma del pedestal. Saludos desde Autlán.