domingo, 28 de noviembre de 2021

Centenario luctuoso de Clemente Amaya: una plática sobre su vida, su obra y su tiempo

Jaime Gabino Gómez y Guillermo Tovar.

 Dentro del programa de la conmemoración del centenario luctuoso de don Clemente Amaya, el pasado lunes 22 de noviembre, Día de los Músicos, el profesor Jaime Gabino Gómez Acosta, director de la Banda Autlán, y el cronista de Autlán, Guillermo Tovar, sostuvieron una plática acerca de la época en que vivió el compositor de la marcha Viva Autlán. La plática comenzó a las 19:00 horas y fue transmitida en vivo en la página de Facebook del Gobierno de Autlán, con una audiencia constante de alrededor de 30 personas.

El profesor Gabino es integrante de una dinastía musical que se remonta a los primeros años del siglo XX, en la persona de su abuelo, don Salvador, y que continuó con su padre, el profesor Jaime Gómez Vázquez, también director de la Banda Autlán y maestro de música. A través de ellos conoció la escena musical autlense de la época de Clemente Amaya, lo que le da la autoridad para hablar sobre el tema.

La plática abordó distintos temas, en cada uno de los cuales el maestro Gabino aportó datos que nos permiten conocer mejor la figura de don Clemente Amaya, quien a pesar de su importancia para la historia de Autlán, es muy poco conocido. Enseguida resumo cada uno de ellos:

Contexto social y musical en el Autlán de Clemente Amaya: a la caída del II Imperio, que coincide con un año de diferencia con el nacimiento de Clemente Amaya, Autlán y todo el país inician una etapa de desarrollo económico, con el consiguiente desarrollo cultural. En esa época llega a Autlán el músico académico Antonio Cuéllar, que organiza la banda municipal de Autlán, antecedente de la que dirige actualmente el profesor Gabino.

Clemente Amaya: al parecer fue un músico empírico, sin estudios formales pero con mucha inspiración e inteligencia musical. Sabía leer música y componer, sus obras son breves pero muy bien logradas. Es posible que tuviera “asesoría” de músicos académicos, como el mismo Antonio Cuéllar y otros.

La forma de vida y trabajo de los músicos en el tiempo de Clemente Amaya: muchos de los músicos de esa época tenían además otros oficios o trabajos, es posible que Clemente también. Él acostumbraba visitar los pueblos de los alrededores para ofrecer sus servicios como músico en sus fiestas religiosas o civiles, cuando era contratado llevaba músicos de Autlán y formaba orquestas o bandas con los de aquí y los de los pueblos a donde iba a trabajar. Uno de ellos fue Salvador Gómez, el abuelo de Gabino. Los viajes a esos otros pueblos los hacían a pie o a lomo de bestias, cargando sus instrumentos y armas, para defenderse de los peligros del camino pero también de los clientes abusivos que los contrataban y luego no querían pagarles lo acordado; esta defensa era necesaria porque los músicos no tenían el respaldo de un sindicato o una autoridad. A los viajes llevaban cocineras y lo necesario para acampar en los lugares que les eran asignados por las autoridades de los pueblos; de esos viajes nació la inspiración para algunas composiciones que luego cobrarían fama, como A orillas de un río, de Santos Arreola, quien la compuso precisamente al tomar un descanso junto a un río en un viaje. Estos músicos, según el profesor Gabino, eran “muy analistas” y contaban “con mucha inteligencia y mucha inspiración”.

En cuanto a la banda municipal, se conformaba con los músicos que solicitaban permisos municipales para trabajar por su cuenta, se les otorgaba el permiso con la condición de que se integraran a la banda. Quienes no asistían a los ensayos o a las audiciones eran multados o arrestados.

Anécdota de Atanasio Monroy y Viva Autlán: el maestro Gabino contó que, hacia 1982, él trabajaba como músico en el restaurante El Patio, de don Carlos Mardueño, a la hora de la comida. En una ocasión llegó, como invitado de honor, el pintor Atanasio Monroy, quien para entonces todavía vivía en Guadalajara. El creador del mural La mexicanidad invitó al profesor Gabino a su mesa y conversaron un buen rato sobre música, Atanasio le reveló que le tocó ser parte del estreno de la marcha Viva Autlán antes de partir a estudiar a la Ciudad de México. Atanasio fue integrante de la banda municipal, bajo la dirección del profesor Feliciano García, y tocaba el saxor.

Viva Autlán: se comentó la diversidad de versiones que existen de esta marcha y cómo se conservó en la memoria de los músicos a pesar de que la partitura se perdió tiempo después de la muerte de Clemente Amaya. Fue nuevamente transcrita “a rumbo” por don Jaime Gómez Vázquez y tiene una importancia capital en la cultura popular de Autlán; se habló también de cómo algunos matadores de toros abusan de la petición de que la banda toque Viva Autlán cuando ven desmerecer sus faenas.

Otras composiciones de Clemente Amaya: Clemente compuso música de rasgos europeos, como serenatas, mazurkas, valses y chotises, algunas de sus composiciones están inspiradas en personajes o momentos cotidianos de Autlán: En el campo, de los paseos del Coajinque; Viva el nuevo siglo, un pasodoble “que suena como marcha”, para el advenimiento del siglo XX.

Muerte de Clemente Amaya: murió en la pobreza, como había vivido, en su domicilio de Antonio Rosales no. 7, en el actual barrio 8 de Julio. La amistad con los músicos continuó vigente aún después de su muerte: fue el profesor Feliciano García quien dio parte de su muerte a la autoridad y, según versiones que se han mantenido en la tradición oral, un conjunto musical habría interpretado Lencha mientras su cuerpo bajaba a la fosa. Fue sepultado “en fosa de segunda clase” en el Panteón de los Dolores pero al día de hoy se ha perdido el sitio exacto en el que se encuentra.

El video completo de la plática se puede ver en este enlace.

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