sábado, 3 de octubre de 2020

El Autlán del siglo XIX en la sesión mensual de la BSGEEJ


 

La mañana de este sábado 3 de octubre el capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró su sesión ordinaria, mediante la aplicación Zoom. El anfitrión de la sesión fue el cronista Carlos Martín Boyzo Nolasco, quien presentó el trabajo titulado Un viaje a Autlán… enero de 1887, ante unas 15 personas.

La presentación de Boyzo comenzó a las 11:00 horas en punto e inició con la explicación de que su trabajo está basado en la publicación en el diario El Nacional, en febrero de 1887, de la crónica de un viaje realizado en enero del mismo año desde Guadalajara hasta Chamela, vía Sayula. Extraídas de esta crónica, el expositor nos compartió las detalladas e interesantes descripciones de toda la ruta, que son tan vívidas que nos transportan a esos tiempos.

De las críticas que hacen los autores de la crónica al fanatismo que observaron en el pueblo de Sayula pasan a San Gabriel, al que encuentran más animado pero con fincas de menor elegancia. Los viajeros siguen describiendo los lugares entre San Gabriel y Autlán, que 30 años después verían nacer a Juan Rulfo.

Ya en el valle de Autlán mencionan poblados desaparecidos, como Zacapala y la Cruz de Piedra (este último desconocido por Boyzo y quienes lo escuchábamos), y otros que aún existen y gozan de cabal salud, como El Mentidero. Mención aparte merecen El Limón y El Grullo, a los que ya describen como pueblos y con construcciones de importancia, como sus templos.

A Autlán lo describen de forma más extensa puesto que aquí permanecieron un par de días. Califican de hermosos los alrededores del pueblo, por su vegetación y la exuberancia de sus huertas, entre las que mencionan una de nombre La Paloma, que podría haber estado ubicada en las inmediaciones del actual barrio de ese nombre. Resaltan de Autlán su población, que ronda los 8 mil habitantes, sus calles torcidas y aseadas, su iglesia sencilla y bien atendida.

A los viajantes les tocó presenciar aquí unas fiestas, al parecer previas al Carnaval, en las que había funciones de gallos. Como asistieron a una, describieron minuciosamente la plaza o palenque, el ambiente y hasta la mala música de un conjunto proveniente de Tenamaxtlán. También incluyen el gracioso episodio del enamoramiento de uno de ellos hacia una joven autlense, cuyo idilio termina abruptamente cuando la chica interrumpió los febriles devaneos del galán para gritarle a unas vacas que se negaban a entrar al corral de la casa.

De Autlán los autores de la crónica partieron a la Costa, vía Chiquihuitlán y Purificación, para llegar a Chamela. Al pasar por el Puerto del Obispo encontraron “magníficos y espléndidos paisajes”, aunque el camino a la Villa apenas puede considerarse de herradura, por lo mal conservado que lo observaron. Mencionan el rancho de San Miguel, propiedad de una familia Niz, y otros aledaños en los que se producía añil, frutas, maíz, derivados de la caña y otros.

Siguiendo un “variado, poético y sinuoso” camino por la Costa de Jalisco llegaron a Chamela, donde encontraron una espléndida casa de dos pisos propiedad de la familia Castaños y una aduana. Pero en el paso por la Tierra Pródiga encontraron tal variedad y riqueza de formas de vida, de fertilidad y de belleza que asentaron en su crónica que “el pintor y el poeta hallan en estas tierras fuentes inagotables de estudio e inspiración”.

La exposición propició una buena cantidad de comentarios de los asistentes, la mayoría de los cuales lamentaron la pérdida de recursos naturales en la Costa en los últimos años. La descripción que nos compartió Carlos Boyzo nos permitió conocer mejor la fisonomía y la historia de nuestra región.

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