Este mediodía, impulsado por la curiosidad, me asomé al lugar que ocupará el esperado Museo Regional, en la esquina de las calles Escobedo y Morelos. Ahí pude ver que hay personal trabajando en los terminados y en los últimos detalles, como pintura, fabricación y colocación de urnas de vidrio y de los plafones del techo de lo que será el auditorio, además de trabajos de curaduría, restauración y limpieza de algunas piezas, esto último hecho por algunos de los miembros del patronato. Algunas de las salas, como la de Carlos Santana y la de arqueología, ya tienen acomodadas la mayoría de las piezas en su lugar.
Trabajando en el auditorio.
Las instalaciones eléctricas ya están terminadas, lo mismo que detalles como las placas que indican el contenido de cada sala y algunas viñetas con textos informativos dentro de las salas. En el museo ya se siente el ambiente y la emoción de encontrarse de frente con la historia y la cultura del pueblo; esperamos que pronto esté abierto al público y tenga tal nivel de actividad que se convierta realmente en un centro cultural de relevancia. Parece que ya no es mucho el trabajo que falta por hacer.
Colocando el traje de Carlos Santana.
Afuera de la sala de Costumbres y Tradiciones.
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