Cómo se recrea el espíritu
cuando en el pecho gime
el soplo del viento.
Cómo la brisa entibia
y serena melíflua con grácil acento,
el alma aterida.
Cómo en los cielos trasciende
la luz palpitante y extraña
de un rayo sorrente.
Cómo despierta la lluvia
las ansias fecundas
de amar con locura.
Cómo quedan los cuerpos
cubiertos de blanca espesura:
simiente fecunda y tenaz como un llanto.
Cómo las plantas reviven...
Y gozan...y cantan...y sueñan
al tenue brisar que redime.
Cómo cobra de nuevo belleza,
fulgor, alegría y decoro
la cándida y fiel naturaleza.
Cómo a los pechos que tristes
añoran pasadas edades,
restaña con risas las marcas de sus cicatrices.
Cómo riman en las frondas
los palpitantes campos señeros
de risueñas aves canoras.
Cómo la vista se recrea...
Cómo el oído se despierta...
Cómo el olfato se pasea...
Cómo las ansias se desbordan...
Cómo las alas se desplazan...
Cómo los sueños se transforman...
¡Oh lluvia tenaz y fecunda!
¡Oh cielos que desfloran lozanías!
¡Oh arcanos que de dicha nos circundan!
Seguid por siempre vuestro destino;
arrancad del Dueño los tesoros
para que siga el hombre su camino.
Autor: Fausto Nava González. Publicado originalmente en "Los de Autlán" en marzo de 1999. Lo publicamos aquí como una celebración del actual temporal de lluvias en Autlán.
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