lunes, 6 de noviembre de 2023

Un panorama de la cultura de Chiquihuitlán en la sesión mensual del Capítulo Costa Sur BSGEEJ

Foto de Maricela Páez.

 Este sábado 4 de noviembre el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró su sesión ordinaria mensual en el salón de usos múltiples del Museo y Centro Regional de las Artes, en la que el cronista de Autlán, Guillermo Tovar Vázquez, presentó el trabajo Un panorama de la cultura de Chiquihuitlán. La parte pública de la sesión comenzó hacia las 11:10 horas, con la asistencia de unas 30 personas.

En su exposición, el cronista comenzó explicando la etimología del nombre de Chiquihuitlán, compuesto de las raíces nahuas chiqihuitl, que significa cesta o canasta, y -tlan, una partícula que denota lugar en o entre. Para continuar con las definiciones, mencionó datos duros de la ubicación y las figuras jurídicas de agencia municipal, comunidad indígena y ejido que confluyen en este lugar, ubicado en el extremo poniente del valle de Autlán y que cuenta con casi 14,000 hectáreas de territorio, casi todo montañoso.

El ponente mostró enseguida algunos ejemplos de vestigios arqueológicos que se encuentran en Chiquihuitlán: figuras de barro complejas, que presentan técnicas como ojo inciso y aplicaciones en pastillaje, que los comuneros han encontrado en sus tierras de cultivo, pero también piedras con petrograbados que ya han sido estudiadas por arqueólogos y, en el caso de una de ellas, ha sido tema de un artículo publicado en la revista especializada Cuadernos de arte prehistórico. Las menciones de Chiquihuitlán en documentos históricos también fueron abordados en este trabajo: la venta de tierras en el sitio denominado Pectidam, “hasta las faldas y lomas que llaman Chyquihuitlán, cuyas cumbres miran puestas en lo alto al valle de Puchimilco”, del indígena Francisco Melchor al español Antonio de Aguayo; una descripción de la parroquia de Autlán en 1777 y las primeras estadísticas levantadas en el naciente Estado de Jalisco en 1825, donde se menciona a Chiquihuitlán como un rancho perteneciente al departamento de Autlán, donde se produce maíz y frijol.

En el ámbito de la economía se mencionan la recolección y venta de pitayas, que constituye el principal ingreso para las familias chiquihuitlecas, y otros negocios que ya van en vías de desaparecer, como la elaboración de productos de palma y de carbón. También se explicaron sus fiestas religiosas, la más importante de las cuales es la visita de la virgen de Ixtlahuacán de Santiago, en agosto de cada año, una tradición que podría tener más de 150 años y que implica una organización comunal, fiesta y peregrinaciones. En este punto, se explicó la existencia de danzas de conquista para estas peregrinaciones, que reproducían los comuneros de Chiquihuitlán pero que habrían desaparecido a mediados del siglo XX.

Un punto importante en la descripción de Chiquihuitlán es el que tiene que ver con la conservación ambiental: esta comunidad participa con mil hectáreas en el programa Fondo Patrimonial de Biodiversidad, en el que se comprometen a conservar sus recursos naturales. Esto es importante dados los servicios ambientales que Chiquihuitlán presta a la ciudad de Autlán, el más importante de los cuales es el abasto de agua: en sus terrenos se filtra el agua de lluvia a los mantos freáticos, de donde los autlenses nos surtimos de agua potable.

La exposición concluyó con una relación de las manifestaciones culturales modernas: la Real Feria de la Pitaya, con festejos taurinos y bailes, y la importancia de las pitayas en la identidad de este lugar. Este fruto y el arroyo El Coajinque son, además, elementos importantes en la identidad autlense.

El trabajo fue muy comentado por los asistentes, quienes compartieron experiencias, opiniones y datos que complementaron muy bien lo que expuso el cronista, quien llamó a investigadores y a habitantes de Autlán a voltear a ese rincón del valle y valorar lo que existe en él.

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