jueves, 9 de febrero de 2023

Conversatorio sobre las artes y la tauromaquia en el Palacio del Arte

De izquierda a derecha: Armida Maldonado, Jaime Gabino Gómez, Olivia Gálvez y Arturo Vaca.

En el Palacio del Arte se está celebrando esta semana una serie de actividades sobre temas taurinos, conducidas por el cronista Arturo Vaca y con diferentes invitados cada día. La correspondiente a este miércoles 8 de febrero fue una mesa redonda sobre las artes en la tauromaquia, con la intervención de la pintora Armida Briseida Maldonado Rubio, la fotógrafa Olivia Gálvez Saldaña y el músico Jaime Gabino Gómez Acosta. Comenzó a las 18:30 horas y se desarrolló con la presencia de unas 20 personas.

Cada uno de los invitados tuvo un turno para el uso de la palabra, moderados por Arturo Vaca, que emplearon en tratar temas como su propia afición taurina, cómo se relaciona su obra con la tauromaquia y algunos datos históricos de Autlán y su Carnaval.

La pintora Armida Maldonado inauguró la conversación, refiriendo que su afición a los toros viene desde la infancia, por influencia familiar, desde entonces disfruta las corridas de toros y el ambiente taurino del Carnaval. Dijo que la tauromaquia no se puede desligar de la identidad de Autlán y que el origen de su interés en la pintura viene de una educación artística de calidad, que obtuvo en las escuelas públicas en las que estudió la primaria y la secundaria. La maestra Armida también comentó algunas de sus nuevas obras: un par de cuadros inspirados en fotografías del fotógrafo taurino Pepe Pelayo, quien estuvo presente en el recinto.

Olivia Gálvez se definió como una comunicóloga que utiliza la fotografía para comunicar los sentimientos y emociones que le despierta una faena bien lograda y lo que se está jugando cuando el matador se enfrenta al toro. Por cierto, en ese juego entre la fuerza del toro y la inteligencia del torero y la interacción entre ambos elementos encuentra el goce estético al asistir a una corrida y no en la sangre o en el sufrimiento, que es lo único que alcanzan a distinguir los antitaurinos (esto último es un comentario mío). Sus primeros contactos con este ambiente ocurrieron también por influencia de su padre, quien la llevaba a las corridas en la desaparecida plaza del Progreso, en Guadalajara, y a un restaurante llamado La Venta, de tema taurino.

La conversación del maestro Gabino giró en torno a la historia de la Banda Autlán, que dirige desde el Carnaval de 1995, sucediendo a su padre, el profesor Jaime Gómez Vázquez. Narró su experiencia personal como integrante de la banda, desde su infancia, cuando don Jaime lo puso a tocar el triángulo y lo integró a la sección de percusiones hasta que tomó la alternativa a la muerte de su padre. Cuando tomó la dirección de la banda, Gabino se dio a la tarea de renovarla, integrando a jóvenes músicos, pero también de mantener su tradición taurina. En la actualidad, explicó, preparan con un mes de anticipación la música que interpretarán en las corridas formales del Carnaval, con pasodobles y otras piezas taurinas que en el resto del año prácticamente no se tocan.

En la plática del profesor Gabino también se habló de don Jaime Gómez, un personaje de valía, que lo mismo construía instrumentos musicales, de madera y de metal, que pintaba, tocaba varios instrumentos y es el autor de la transcripción más antigua que se conserva de la marcha Viva Autlán. Entre las anécdotas que se narraron está la ocasión en que rescató de la basura un piano que había desechado la secundaria Manuel López Cotilla, le construyó las piezas que le faltaban y lo puso a funcionar, para que poco después la escuela se lo recogiera porque todavía figuraba en su inventario.

Para el maestro Gabino, la tauromaquia ha influido a los músicos autlenses, quienes tocan los pasodobles con un sentimiento y una “verdad” distinta a la que le imprimen músicos de otros lugares. El carácter taurino de los músicos de Autlán se demostró en la reciente feria de El Grullo, en cuya corrida Gabino Gómez trabajó como asesor de la banda musical, para indicarles qué música tocar y en qué momentos del festejo debían hacerlo o guardar silencio.

En el Palacio del Arte también se exhibió un terno de torear casi completo y una chaquetilla, a manera de demostración del trabajo artesanal que lleva la confección de estas prendas.

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